Halloween, una tarea más en la lista de las mamás
En esta nueva columna, Josefina de Cabo nos habla de la fiesta supermarketinera de Halloween y cómo impacta en la dinámica familiar.
27 de octubre de 2022
Halloween: una tarea que se suma a la lista de las mamás - Créditos: Getty
Mamá me quiero disfrazar de calabaza gigante vestida de novia mordida por cinco zombies con una capa de superheroína y varita mágica. Cosas de ese estilo y tantas otras que se escuchan estos días en muchas casas con niños. Halloween: la fiesta supermarketinera yanqui nos ha pegado con toda su fuerza y ya es una más de todas las que hay en el año.
Se trata de un día en que los niños comen millones de porquerías (la que no entregue a los “dulce o trato” los caramelos encanutados de las bolsitas de cumpleaños que tire la primera piedra) y se disfrazan de cosas rarísimas. El vestuario, los caramelos (porque si mi hijo participa, van a venir también a tocar el timbre a mi casa), estar disponible para abrir la puerta (y, si le ponés un poco de onda, mucho mejor). Un día más en la lista eterna de las cosas de las que nos tenemos que ocupar las mamás.
Estos días, los previos a la celebración, los buscadores de internet se llenan de mamás escribiendo cosas como “disfraz de príncipe” o “mayorista de golosinas”. Algunas tienen más suerte y pueden delegar el tema del vestuario en una compra o un alquiler, otras tienen que rebuscárselas con lo que hay en casa o con la habilidad de sus manos (no es mi caso, permítanme decirles, porque no sé coser ni los botones).
Este fin de semana veremos novias ensangrentadas, princesas, seguramente muchas Annas y Elsas, zombies, superhéroes, presos y momias caminando por las calles y en las plazas de la ciudad. En casa ya compramos los caramelos, pusimos la calabaza en la puerta y estamos pensando qué ponernos para salir a recorrer y juntar todas las porquerías que nos entren en las manos (consejo: lleven bolsitas reutilizables y vayan metiendo ahí).
La mayor será un esqueleto con tutú al mejor estilo Coco y el menor será Spiderman, su superhéroe favorito estos días. Saldremos en bicicleta los cuatro juntos a pasar una linda tarde en familia y, después, a casa, a devorar como si nunca hubieran comido caramelos en su vida. Y el domingo mucha fruta y verdura para compensar.
Porque si hilamos un poquito más finito, queridas amigas (ya vamos por la columna número 15, podemos decir que somos amigas, ¿no?), esta fiesta yanqui súper pochoclera nos trae oportunidades. ¿Oportunidades, dice? Sí, oportunidades, digo. La primera, para pasar un lindo momento con nuestros hijos: buscar el atuendo, preparar el bowl de caramelos para los visitantes, decorar la casa, todo para ellos es excusa para compartir con nosotros.
Y si encima salimos a “dulcetruquear” (sí, me inventé una palabra) con ellos, muchísimo mejor. Por otro lado, Halloween nos trae la posibilidad de aprender que en la vida hay que tener equilibrio: nos atiborramos de porquerías (cosa que por lo menos en casa no sucede a diario), pero al día siguiente compensamos con comida de verdad, para entender que no todo es ni muy muy ni tan tan. Se pueden comer alimentos sanos todos los días de nuestra vida, pero también (y se los recomiendo) se pueden hacer excepciones en pos de pasar un lindo momento.
Y suerte con esos disfraces, amigas. Que el instante de la foto con el vestuario perfecto no sea más importante que el momento compartido. Se los dejo para que lo piensen.
(Inserte aquí risa macabra Halloweenesca)
En esta nota: