Mujeres en Irán: una verdad sin velos
En esta nueva columna, Soledad Simond reflexiona sobre la situación de las mujeres en Irán, en cómo nos toca ese dolor y qué podemos hacer para solidarizarnos.
26 de septiembre de 2022 • 11:48
El hiyab, el velo islámico, es obligatorio desde que se instauró el Estado teocrático en Irán con la Revolución de 1979. - Créditos: Getty Images
Hadis Najafi, la chica de 20 años que se convirtió en las últimas semanas en la abanderada de la defensa de los derechos de la libre expresión de las mujeres en Irán, fue asesinada. Una más. Todavía nos estábamos reponiendo de la muerte de Mahsa Amini, la joven iraní que fue detenida por la policía de la moral del régimen teocrático por no llevar el velo como lo exigían. Y parece ciencia ficción: tan alejado de nuestras realidades y cultura, en otro hemisferio del planeta, también se hace carne la violencia, pero que tiene otros nombres, otras formas, otras reglas. Y nos invita a ponernos en esos zapatos ensangrentados.
Cuando el horror sucede, luego del primer impacto, tiendo a preguntarme: ¿para qué? ¿qué nos viene a enseñar el dolor? Y es una pregunta que no tiene respuesta, que se vuelve silencio, muchas veces, y que no termina de encontrar la justicia que aquiete el corazón.
Sin embargo, eso que viene sucediendo hace milenios a espaldas nuestras, hoy se vuelve visible, se convierte en noticia, en reel, en hashtag, se convierte incluso en una causa humanitaria. Hoy tiene caras, nombres, familias, incluso responsables. Y ver lo que no queremos suele ser abrumador. Pero es lo que es. Es lo que pasa. Entonces, ¿qué hacemos? Vos, yo, desde nuestros lugares tan alejados de los hechos, ¿qué hacemos? Más allá de solidarizarte, firmar peticiones, difundir, ¿qué hacemos?
Todo eso y, además, VER. Siento que hay tanta madurez en poder mirar al dolor a los ojos, sin esquivarle la mirada. No pasar de largo frente a la tristeza, no para hacerte mala sangre, no para sumarte un dolor más de cabeza, sino para abrazar esta realidad con su luz y, también, con su sombra. Para descubrir una verdad sin velos.