Sequedad vaginal: por qué se produce
En su nueva columna, la ginecóloga Flor Salort nos habla de la sequedad vaginal, algo más frecuente de lo que creemos. Por qué se produce y algunos buenos hábitos para que no sea un problema en tus relaciones sexuales.
30 de septiembre de 2022 • 09:33
La sequedad vaginal nos condiciona en el sexo. - Créditos: Getty
Estás a punto de comenzar a juguetear íntimamente, de frotarte furiosamente o más precisamente de que te penetre tu pareja sexual, y sentís que la vagina parece una lija. Te sentís súper seca y, lejos de darte placer, te duele muchísimo. Hasta el padecimiento de pensar y decir, “que termine ya, ¡no lo soporto!”. Ni hablar de gozar ni de tener así un orgasmo. Todo el acto se volvió un suplicio. ¡De gozar, ni hablar!
Algo que nos atormenta muchísimo a las mujeres en cualquier etapa de nuestra vida y nos hace sentir, por momentos, muy mal. A veces, no permiten que las relaciones sexuales sean placenteras ya que pueden provocar dolor durante las relaciones, ardor o picazón, quemazón e irritación. Otras veces, se puede correlacionar erróneamente a la falta de lubricación con falta de ganas o excitación.
La realidad es que puede haber varias razones por las cuales se puede producir sequedad vaginal. La lubricación tiene que ver con múltiples factores. El principal factor que interviene en este mecanismo es el cerebro (o sea, la calentura, dicho directamente, y lo excitadas que estemos), y el segundo más importante tiene que ver con los estrógenos, que son por excelencia la hormona que nos posibilita y produce ese flujo tipo clara de huevo y patinoso que hace que nos empapemos, literalmente, los genitales y son un lubricante natural perfecto.
Pero, como los seres humanos somos mente, cuerpo y espíritu todo está conectado y si algo no funciona entonces las otras cosas tampoco. Siempre pienso y digo que nuestras vaginas y vulvas también nos pueden trasmitir lo que nos sucede por dentro. Por eso, no estar conectadas es una de las causas principales de que aparezca la sequedad vaginal. Como cualquier persona tenemos problemas laborales, familiares, de amistades, tenemos preocupaciones que nos atormentan, también podemos estar cansadas y tener la necesidad de descansar, entre tantas otras cosas. Quizá no estamos conectadas con nuestra pareja o no deseamos tanto estar teniendo relaciones en ese momento, o lo hacemos sin ganas o porque “hay que hacerlo”. Con esa energía, no nos vamos a lubricar como deseamos.
Otra de las causas frecuentes son las alteraciones hormonales. Hay varias situaciones que disminuyen los estrógenos en nosotras. Vamos variando en nuestro ciclo, etapa de estrógenos y etapa de progesterona, todo cambia en la pre y post ovulación. Lo mismo cuando estamos por menstruar, que precisamente descienden las hormonas en picada. Cuando no hay menstruación y estamos en amenorrea (obvio, no por embarazo) y tenemos bajos los estrógenos por tiempo prolongado. Esto puede ser por razones emocionales, fluctuaciones de peso, actividad física intensa, problemas con la tiroides, insuficiencia ovárica transitoria o definitiva, por algún tratamiento, etcétera. Si estás en amenorrea (falta de menstruación por 3 meses, sabé que siempre será un motivo de consulta con tu gineco).
Normalmente, cuando estamos en la etapa de la perimenopausia (alrededor de la menopausia) o en la postmenopausia, cuando el ovario comienza a fallar o luego de menstruar por última vez, tampoco tendemos a lubricar tanto.
Por otro lado, en el caso que se esté utilizando anticonceptivos hormonales, en algunas personas pueden generar un poco de sequedad vaginal. Sin embargo, los mismos anticonceptivos no generan iguales efectos en una mujer que en la otra. Hay algunos que de por sí, por el fármaco que llevan tienen mayor efecto y terminan disminuyendo mucho los andrógenos y estrógenos naturales, provocando así mucha sequedad vaginal. En estos casos, lo ideal sería charlar con la gineco para poder rotar el principio activo del anticonceptivo o el método.
Otra causa: ¡el puerperio! Es súper común tener poca lubricación en esta etapa porque estamos llenas de prolactina que inhibe el ciclo y los estrógenos bajan. Además, a veces en las personas que lactan, el tomar anticonceptivos sólo con progesterona tampoco ayudaría demasiado.
También puede ocurrir la sequedad por enfermedades crónicas como el liquen vulvar, síndromes reumatológicos, diabetes, hipotiroidismo, entre otras como posterior a tratamientos químicos o rayos que hayan afectado a la mucosa vulvovaginal.
Para todas estas circunstancias, podemos acompañar y combatir este inconveniente con diferentes estrategias:
Beber suficiente agua
Evitar o reducir el consumo de cafeína
No fumar
Tener una dieta variada con frutas, verduras y baja en HDC
Evaluar la fórmula del anticonceptivo
Utilizar estrógenos locales si hace falta (siempre consulta a tu médico)
Hidratar la vulvovagina diariamente
Consultar por patologías crónicas que pueden afectar la lubricación
Recordá que siempre debés utilizar geles lubricantes en base acuosa. Los geles humectantes e hidratantes generan esta lubricación e hidratación llevando agua directamente a las células, lo que hace que logremos lubricar muchísimo mejor y más.
Por favor, jamás usar lubricantes aceitosos como los aceites de coco, aceites de cocina, vaselina, mayonesa, entre tantos otros que se te puedan ocurrir porque pueden hacerte daño: modifican el PH ácido de la vagina y aumentan la opción de irritación, alergia, y la posibilidad de infecciones y, además, puede corroer el látex del preservativo.
No hay que sentirse mal por no lubricarnos, no tiene que ser algo que nos genere vergüenza. Tampoco, el hecho de utilizar un lubricante. Siempre es más placentero utilizarlo en nuestras relaciones sexuales porque nos evita el dolor, la fricción y nos genera muchísimo más placer.
Mujeres queridas, ya les dejé algunos consejitos para que nuestra vulva y vagina estén más felices y lubricadas. Pero, como les dije, lo que más feliz la pone a ella, a la vulva y a su alma, es el estar plácidas, confortables y deseosas de gozar e inundarse en el placer de lo que están viviendo. Es fundamental hablar, entendernos, entender al otro, conectarnos con nosotras mismas, concientizar sensaciones, resolver tensiones y jamás realizar algo en la cama o fuera de ella que no tengamos ganas de hacer.
No debe darnos vergüenza la sequedad vaginal. Sentite siempre libre de consultar con tu gineco. Cuidá y valorá siempre tu salud física, mental y sexual.