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Pareja: ¿existe el amor eterno?

En su nueva columna, Jose de Cabo deja la maternidad de lado por un ratito y plantea una pregunta clave: qué es y quién pone las pautas para el amor.


¿Existe el amor para toda la vida?

¿Existe el amor para toda la vida? - Créditos: Getty.



Cumplían cincuenta años de casados. Lo celebraron con un almuerzo con todos sus hijos y nietos. Le preguntaron:

- Juan Carlos, díganos la verdad: ¿Cuál es la fórmula para que el amor dure tantos años?

- Tolleranza, cara. Tolleranza.

¿Es la tolerancia la fórmula del amor? ¿Existe la fórmula única para que un amor perdure en el tiempo? Si es así, ¿dónde está? ¿quién la tiene? Bueno, vamo' a calmarno'. No entremos en crisis ni en preguntas tan profundas. La realidad es que nadie sabe si existe la fórmula o si hay una fórmula única. Pero podemos intentar pensar cómo acercarnos a algo parecido al éxito (definamos éxito, ¿no?).

Primero y principal, tenemos que pensar en el amor romántico. Ese que nos vendieron Blancanieves, Bridget Jones y Tom Hanks, en Tienes un e-mail (si sos muy joven y no la viste, no te la pierdas, es hermosa). Un amor que nace de un flechazo y que mantiene su intensidad, aún en sus altibajos, por los siglos de los siglos amén. Un amor que no cambia, que permanece y que es monógamo y hasta que la muerte nos separe a pesar de todas las dificultades de la vida diaria y ordinaria. Para el amor romántico (que hoy entendemos como un enamoramiento permanente), la fórmula es simplemente amar. Con el amor, estar enamorados, alcanza. Contigo pan y cebolla. Qué chasco nos comimos, ¿no? Eso estaba muy bien cuando la gente se enamoraba a los 15 y se moría a los 40 (si no antes), pero hoy con nuestra expectativa de vida tal vez sea demasiado.

Todos somos diferentes

Segundo, cabe enumerar que hay distintas formas de amar y de necesitar amor. Hay algunos que precisan que les estén encima, les pregunten y los mimen. Otros que si no tienen espacio, silencio y paz se ahogan. Hay algunos a los que les -nos- gusta hablar de todo y otros que prefieren el silencio. Para algunos la comida es amor, para otros cariño es tener su ropa doblada en el placard. Hay quienes desean sencillez, y quienes sueñan con vidas complejas y cargadas de cosas. Tantas posibilidades como gente en el planeta. Entonces, ¿Cuál sería la fórmula en cada caso? Algunos dirán que la libertad, que no les rompan la paciencia y otros pueden argumentar que la fórmula es preocuparse por el otro, preguntar, estar. ¿Ven? Hay tantas fórmulas como parejas o modos de amar.

La mía, la tuya, la nuestra

No busquemos la fórmula, busquemos nuestra fórmula. La que nos haga felices y sentirnos satisfechos al final del día. No copiemos a otras parejas. Pongamos nuestras reglas, firmemos el contrato que a nosotros nos sirva. Escapemos de la mirada ajena y pongamos blanco sobre negro: ¿Cuál es nuestro contrato? ¿Es la monogamia? ¿Queremos una pareja abierta? ¿Necesitamos libertad o un poco más de control? ¿Nos gusta hablar de todo o un poco más de silencio? Y acá el intríngulis: Para saber cuál es nuestra fórmula en el amor de a dos (o más), tenemos que saber cuál es nuestra fórmula en el amor de a uno, con nosotros mismos. Pero esa es otra columna.

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