Villa Crespo: los mejores bares y restaurantes para conocer
El barrio porteño de Villa Crespo conserva cierta tranquilidad con opciones gastronómicos y de paseos imperdibles; entre sus callecitas hay propuestas que no te vas a querer perder
No está cerca de esquinas icónicas como Scalabrini Ortiz y Corrientes y hasta muchos pueden pensar, por su fisonomía, que se trata de Paternal. Otros, si hacen caso a sus calles lindantes, pueden, en cambio, considerar que se trata de Caballito norte. Sin embargo, este rincón de la ciudad pertenece con todas las de la ley al barrio de Villa Crespo.
Desde hace un tiempo, en estas calles porteñas emergen cada vez más espacios imperdibles. Y es que,hasta no hace tanto, no se conseguía en estas cuadras un café de especialidad, un pan de masa madre o una mesa para disfrutar de sus soleadas esquinas o de sus noches tranquilas. De la mano de Bilbo, pionero en lo que hace a lugares con onda en el barrio, siguiendo por Planta y Casa Tinta, las viejas peluquerías de barrio, casonas antiguas y hasta viejos depósitos se fueron transmutando para dar lugar a lo que hoy conocemos:una zona que preserva todo lo lindo de un barrio, pero a la que también se trasladan desde sus vecinos Chacarita y Palermo para huir de la vorágine sin resignar calidad en una propuesta que no para de crecer.
Sicilia, en el barrio porteño de Villa Crespo - Créditos: Sol Schiller
1. Sicilia
La historia es así: Lucía, su dueña, estaba en un taller de alfarería junto con Gaby, el dueño de Planta, el local greenery muy cerquita de ahí, y se enteró de que había una esquina soñada a una cuadra de ese local. Sin ninguna idea previa, al visitarlo sintió una corazonada y lo señó. Luego de tener el local, pensó qué quería hacer con él. Sus más de 20 años en el rubro de la hotelería vinculada con la gastronomía le dieron la respuesta. Así nació Sicilia, pensado como un espacio deco en donde exhibir sus piezas y donde, además, disfrutar de un café de especialidad con una tavola de dulces y salados con inspiración mediterránea.
Lo mejor: la esquina es de lo más bello, verde y tranquilo del barrio. Aprovechá los días soleados para comer en las mesitas de la vereda.
El favorito: el roll de pistacho, encima ¡te lo sirven calentito! ($250).
El dato: el grano de café que utilizan fue elegido junto con el equipo de Cuervo. Proviene de la región de Cundinamarca (Colombia) y es tostado artesanalmente (desde $200).
Cuándo: martes, de 14 a 20. Miércoles a domingo, de 10 a 22.
Este bodegón cool con mesas en la vereda le dio una impronta propia a esta zona del barrio desolada. De los pocos que figuran entre las opciones nocturnas (aunque los domingos también abren al mediodía), en Isla Flotante vas a comer rico en una mesa tranquila, sin olvidarte de que estás en un barrio de casas bajas. La propuesta es relajada, un tanto despojada, original y a la altura. No dejes de pedir los buñuelos ni el sándwich de tortilla y de pastrón. ¿De postre? Obvio, isla flotante.
Casa Tinta, una librería y restaurante en Villa Crespo - Créditos: Sol Schiller
3. Casa Tinta
Casa Tinta es librería, almacén, restó y café, epicentro de músicos, artistas plásticos, escritores y talleristas. Una casa a puertas abiertas con la impronta de un hogar a puertas cerradas: te reciben Anahí, Verónica y Javi, verdaderos anfitriones, que le imprimen amor a cada detalle: el patio, los sillones hamaca, la enredadera verde que hace que nunca quieras irte.
El dato: chequeá sus redes para estar al tanto de los talleres de cada mes, uno mejor que el otro. Hay de escritura poética, pintura y mucho más.
El favorito: la curaduría de los libros que ofrecen es excelente, al igual que la comida (entradas desde $550, principales desde $950).
Cuándo: jueves y viernes, de 19 a 24. Sábados, de 13 a 01. Domingos, de 13 a 19.
Villa Crespo: recorrido por bares y restaurantes de este barrio porteño - Créditos: Sol Schiller
4. Barragán
Un “fuera de ruta” que no podía faltar en este recorrido. Si andás por la zona, caminá un par de cuadras y hacé check-in en Barragán: una esquina pequeña con todo lo que necesitás para pasar un rato agradable y, sobre todo, comer rico. Construido en lo que era una vieja peluquería de barrio, de la que conserva sus pisos, tanto la deco como los colores y la nobleza de los materiales están pensados como un homenaje al arquitecto mexicano que le da nombre al espacio y cuya nacionalidad les da identidad a los platos: Luis Barragán, creador de la “arquitectura emocional”.
¿Nuestros favoritos? Las Mole French Toast ($880) y el Dúo de Aguacate y Maíz ($720) la rompen.
Villa Crespo: recorrido por bares y restaurantes de este barrio porteño - Créditos: Sol Schiller
5. Madre Rojas
La gran novedad del barrio, sobre todo en lo que son las propuestas nocturnas. De la mano de los dueños de Sifón y SEDE Whisky, ambos en Chacarita, Madre Rojas lleva el sello de sus creadores, que parecen contar con clientela propia. Y es que, si bien suelen frecuentarla vecinos, es evidente que a Madre Rojas se trasladan desde barrios aledaños para palpitar su ambiente y probar la calidad de sus platos, una mezcla de cantina porteña con orientación contemporánea, atada a la estacionalidad de los productos.
El dato: desde hace poco comenzaron a aceptar reservas, ¡ideal porque siempre está lleno!
El favorito: las guarniciones (desde $600) son una excelente manera de conocer su impronta, como los puerros asados con puré de papa, avellanas y romesco, que son un must. ¿De postre? Membrillo con helado de vainilla y garrapiñada ($730).
Ferreiro, en Villa Crespo, un lugar ideal para una pizza clásica - Créditos: Sol Schiller
6. Una pizza clásica
Todo barrio tiene un clásico del que enorgullecerse. Y Ferreiro es más que eso. Con la estética de los bodegones anclados en el tiempo, nunca dejó de ofrecer lo que tiene para dar: la mejor pizza de provolone de toda la ciudad. Si lo que buscás es un plan relajado con amigos, este reducto te invita con sus luces de neón a palpitar la porteñidad que solo se encuentra en los lugares con historia que no decepcionan.
Dónde: Ángel Gallardo 1001.
Cuándo: Abre todos los días de 19.30 a 00.30.
7. Bilbo cafetería
Pioneros en lo que son los locales con onda en el barrio, hace 5 años que impulsan la movida gastro en este extremo de la ciudad. La fidelidad de los clientes parece retribuirlos, porque ¡siempre hay gente! Emplazado en una esquina soleada, Bilbo es ideal para brunchear, merendar y almorzar, aunque también ofrecen cena y postres espectaculares. Tanto si te sentás afuera un día de sol como si elegís una mesa cerca de la ventana, su ambiente relajado va a hacer que quieras convertirlo en tu punto de encuentro.
Lo mejor: sin duda, la onda; una atmósfera familiar, pero también fresca y moderna.
El favorito: hace poco estrenaron carta. El budín de banana ($350) y el hummus y chips ($900) la rompen. Pero, sin duda, la ChocoBilbo es de lo mejor ($700 la porción).
El dato: si necesitás trabajar en la zona, tienen un espacio para coworking.
Severina, en Villa Crespo - Créditos: Sol Schiller
8. Severina
Otro de los espacios que tan bien le hacen al barrio. Tal vez porque proviene, precisamente, de dos de sus vecinas que vienen de otro palo, pero que no querían tener que caminar diez cuadras para conseguir una medialuna. Esa era la idea inicial de Noe y Nathy, que, claro, se fue transformando hasta llegar a lo que es hoy: un almacén deli que cuenta con un deck soleado donde pasar un rato y unas mesas adentro de un pequeño y warmy espacio donde huir del frío. Podés comprar facturas, pedirte un café de especialidad, llevarte una tarta o un sándwich gourmet o probar ahí mismo las exquisiteces de la comida judía.
El dato: la relación precio-calidad es de lo mejor del barrio. Tienen menú kids (desde $430) y una vez por mes suelen armar alguna movida cultural en la vereda, que es un planazo siempre.
El favorito: pedir un brunch (como el Colibrí 2, $2180) te va a dar la posibilidad de degustar mucho de su propuesta.