Autocuidado: ¿por qué los rituales de selfcare no se negocian?
Un autocuidado real, simple y sincero, no necesita nada más que de tu disponibilidad para sentirte merecedora del esos rituales y mimos que vos misma podés darte. Y eso, amiga... ¡no se negocia!
23 de octubre de 2022
selfcare-principal.png - Créditos: Getty
“Lo que es adentro, es afuera”. Si te resuena esta frase, te proponemos enlazarla con un concepto que trepa en las listas de popularidad de los últimos años: el autocuidado -también llamado selfcare-. Una palabra que se imprimió en nuestro imaginario, quizás con máscaras faciales y baños de espuma rodeados de velas, pero el autocuidado de esta nueva era nos interpela profundamente con una sola pregunta: ¿estás al día con lo que necesitás?
¿Y por qué le sumamos el "radical"? Porque eso hace que ese autocuidado se convierta en nuestra responsabilidad y logre desplegarse en todas sus facetas, cuidando nuestra mente, cuerpo y espíritu de una manera profunda y significativa. Un cuidado real, simple y sincero que no necesita nada más que de tu disponibilidad para sentirte merecedora - dejando la culpa de lado - de esos rituales y mimos que vos misma podés darte.
Venimos de épocas de cambios de paradigma transformadores, y el autocuidado también maduró; luego de haber sobrevivido a una pandemia que incrementó la angustia y el estrés, esos hábitos que eran “un capricho ocasional” evolucionaron hasta convertirse en un pilar esencial para nuestro bienestar.
3 claves de un autocuidado radical
1
Tiene que ver con una nutrición interior sostenible: no es una solución rápida y eventual, sino una decisión -no siempre divertida ni instagrameable- a largo plazo en pos de tu bienestar.
2
Es inclusivo: eso significa que debe estar al alcance de todos y no depende, para lograrlo, de un objeto de lujo que conseguís en una tienda o en las redes sociales.
3
No siempre funciona de la misma manera para cada persona: aunque sí es una necesidad esencial para todos los seres humanos.
Yoga, meditación o gym: ¿cuál es ese ritual que no negociás por nada del mundo? - Créditos: Getty Images
La pregunta clave: "¿qué necesito hoy, ahora?"
El autocuidado radical te vuelve la protagonista en la evolución de tu propia sanación desde un enfoque integral y holístico, y viene de la mano con un cambio de mindset: primero cuidar de vos para luego poder cuidar de los demás a tu alrededor - con el mantra “llenar nuestros propios vasos para evitar servir a otro/s desde un lugar vacío” como bandera.-
Es tan sencillo como preguntarte cada día: "¿Qué necesito ahora? ¿Qué me hace bien hoy?" Y a la vez requiere que actives una verdadera compasión por vos misma, desarrollando tu compromiso y disciplina en volverte consciente de lo que juega a favor en tu bienestar para sostenerlo como un modo de vida.
Es un cuidado amoroso y presente en el sentido más profundo, un trabajo de autoconocimiento personal detallado de tus prioridades que implica tomar decisiones por tu paz interior y tu bienestar. El autocuidado radical es, en definitiva, la decisión activa de anteponer tu bienestar ante cualquier otra cosa. Es decir: "esto no lo negocio por nada del mundo".
Armá tu programa de bienestar radical
Esos momentos en los que nuestras agendas están llenas y tenemos la tentación de correr el autocuidado al final de la lista, es en realidad cuando debería ser lo primero de lo que debemos ocuparnos, porque para que puedas ayudar a orquestar la energía de los que te rodean, primero tenés que hacerte cargo de tu propia energía. No se trata que sumes tareas a tu lista de pendientes, sino en que todos los días puedas preguntarte qué necesitás para sentirte restaurada, nutrida y amada… por vos misma. Acá te damos algunas claves para que puedas ponerla en práctica:
¿Cómo armás tu rutina de selfcare? - Créditos: Getty Images
Aprendé a decir "no": estamos muy acostumbradas a los “hay que hacer”, pero el plan de autocuidado incluye el aprender a identificar las cosas que hay que dejar de hacer. Activá la compasión por vos misma y comprometete a satisfacer tus necesidades, sin por eso sentirte egoísta. ¿A qué cosas podrías decirle que "no" hoy? Todas tenemos cosas que ya sentimos que no nos suman más.
Aventurate al cambio: abandonar ese segundo trago del after office, ponerte el despertador más temprano para llegar caminando a tu trabajo, organizarte y cocinar casero para bajar la cantidad de procesados. Todos esos pequeños cambios de hábito requieren de una mentalidad convencida de que, a largo plazo, vas a notar la diferencia. Y es que se necesita disciplina para asumir la responsabilidad total de tu propio bienestar.
Cuidá tu espacio interior: Un momento de reflexión en la naturaleza, técnicas de relajación, una buena noche de sueño y la meditación son excelentes maneras de iniciar este proceso de autocuidado. Descansar significa detenerse en el momento. Dejá espacio para momentos de atención plena anclada en el momento presente.
Ponete en movimiento: para el autocuidado radical, el movimiento es clave para recargarte. Ya conocemos los beneficios físicos del movimiento, pero también te va a ayudar a aliviar el estrés, fortalecer tu concentración y mejorar tu calidad de sueño.
Conectate con estímulos que sumen: Dejá de consumir calorías vacías. Un estudio de la Universidad de Wisconsin-Madison que lleva 30 años estudiando el cerebro de las personas demostraron que, con la llegada de las nuevas tecnologías, nuestras respuestas al estrés aumentan en frecuencia e intensidad, y están remodelando nuestro cerebro. Nuestros cerebros y cuerpos están diseñados para responder a los estímulos del estrés unas pocas veces al día, no somos capaces de recibir información todo el tiempo.
Hacé pausas potentes: solo seis segundos de pausa son un poderoso recurso para llevar la atención al momento presente. Antes de una reunión, una charla importante, tomate el tiempo que requiere llevar atención a tu respiración. Podemos utilizar estas breves pausas para respirar conscientemente o simplemente observar nuestro entorno; siempre es un plus para restablecerte física y mentalmente.
Mantenete agradecida: Hay estudios clínicos que apoyan los beneficios de mantener una práctica diaria de gratitud a través de un diario. Centrarte en agradecer, apaga el sesgo de negatividad con el que venimos formateados de fábrica. Cambiá la perspectiva para ver lo positivo en tu vida y honrar todo lo que lograste hasta acá.
Hacé un checklist cotidiano de vos misma: prestá especial atención a tus pensamientos y emociones para poder entender, reflexionar y gestionar mejor lo que te está visitando. Ese chequeo sobre vos misma hace que vuelvas automáticamente al momento presente.
Conectá con tu inspiración: Buscando activamente libros de inspiración para ampliar tu conocimiento. Impregnate de sabiduría, para abogar por tu claridad y calma. Conectá con vos misma y con los demás: quedate cerca de amigos y mentores que estén ahí para darte su apoyo y contención.
Comé más plantas: La nutrición es todo lo que permitimos dentro de nosotros -desde los pensamientos hasta la comida-. La clave de una alimentación consciente pasa por sumar más plantas: basá tu dieta en verduras y frutas de calidad, frutos secos, semillas y legumbres.
Reseteate: Programate para no hacer nada. Permitite bajar el ritmo sin culpa, ni justificaciones. Según estudios científicos, una siesta reparadora de 20 a 30 minutos por día, reducen la tensión y el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas.
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