Parece inofensivo, pero no lo es: un hermoso enemigo que puede matar tus árboles

Su sistema radical es mínimo, solo le sirve para sujetarse, mientras que el agua y los nutrientes los absorbe a través de unas diminutas estructuras en sus hojas. Si bien no es un parásito en el sentido estricto, su presencia masiva genera serios problemas a sus hospedantes.

 

En la naturaleza, suele encontrarse sobre especies como cedros, pinos, cipreses, ginkgos, robles y diversos tipos de prunus. Aunque, también, su versatilidad lo llevó a colonizar árboles urbanos del centro y norte del país, ampliando su rango de "huéspedes" en los últimos años.

Nadie puede negar su atractivo. El clavel del aire posee una floración primaveral encantadora, con tres sépalos rosados que contrastan con sus pétalos azules. Esta belleza, sumada a su bajo mantenimiento, la convierte en una opción popular para adornar espacios interiores y exteriores. Se la puede ver prendida a trozos de madera, cuadros vivos o jardines verticales, realzando la decoración con su presencia singular.Sin embargo, cuando pasa del jarrón al jardín, la historia cambia.

Aunque el clavel del aire no se alimenta directamente del árbol que habita, su proliferación desmedida provoca lo que los especialistas llaman una parásitosis mecánica.

¿Qué significa esto? Cuando cubre grandes superficies de la copa, bloquea la luz y la circulación de aire, dificultando procesos vitales como la fotosíntesis, la respiración y la transpiración. Esta competencia por la luz puede debilitar tanto al árbol que, si no se controla a tiempo, puede llevarlo a la muerte.

Como si esto fuera poco, se ha observado que esta planta actúa como refugio para insectos y ácaros que, si bien no la dañan a ella, sí afectan a su hospedante.

El control del clavel del aire requiere constancia y métodos adecuados según la situación. Aquí te compartimos algunas opciones:

. Poda preventiva

La primera línea de defensa es realizar una poda de limpieza al final del invierno. Quitar las ramas secas, que son las primeras en ser colonizadas, ayuda a reducir la propagación. Sin embargo, este método no garantiza una erradicación total.

. Extracción manual

Para arbustos o árboles pequeños, remover las plantas a mano es efectivo y relativamente sencillo. El desafío aparece con ejemplares de gran porte, donde el acceso se vuelve más complejo.

. Control hidráulico

Usar agua a presión, como la de un equipo para lavar autos, puede ser una solución práctica. Se debe regular la intensidad para no dañar la corteza del árbol. Esta técnica funciona mejor en especies de hoja caduca y durante su período de reposo.

. Métodos químicos

Si se opta por esta vía, es clave no utilizar productos sistémicos, ya que la planta no absorbe nutrientes del árbol. Los fungicidas cúpricos, elaborados a base de sulfato de cobre pentahidratado, resultan eficaces. La preparación ideal combina un tercio del producto con dos tercios de agua. Otra alternativa es la simazina, un herbicida que se aplica en árboles caducos durante otoño e invierno.

. Soluciones no tóxicas

Si preferís métodos más amigables con el ambiente, podés preparar dos soluciones: una con 2,5 gramos de bicarbonato de sodio por litro de agua y otra con 2 gramos de sulfato de cobre por litro. Guardalas separadas en un lugar fresco y oscuro. Al momento de usarlas, mezclá volúmenes iguales en un pulverizador y aplicá directamente sobre la planta. Repetí el procedimiento a los 10 días para mejores resultados.

El clavel del aire, sin dudas, aporta un toque estético interesante, pero cuando se descontrola, puede convertirse en un verdadero dolor de cabeza para quienes valoran la salud de sus árboles.

La clave está en encontrar un equilibrio: disfrutar de su belleza cuando se la utiliza como adorno, pero estar atentos a su proliferación en el jardín. Con las medidas adecuadas y un poco de dedicación, es posible proteger nuestros espacios verdes y mantenerlos vibrantes y llenos de vida.