Uno de los restaurantes nikkei más famosos de Buenos Aires, inauguró un increíble local en Colegiales

"La nueva esquina de Concepción Arenal y Conesa está emplazada en un nuevo y emblemártico edificio. Una obra de las más importantes de los últimos años en la ciudad, en un entorno con un potencial importante en etapa de pleno desarrollo y próximo a polos gastronómicos de Palermo y Chacarita", nos contaron los referentes del restaurante.

"El primer desafío fue darle escala a un espacio de proporción alargada con un frente de más de 45 metros sobre la calle Conesa, más de 20 sobre Concepción Arenal y casi 8 metros de alto. El segundo fue tener en claro que el local no contaba con espacios técnicos en el edificio, con lo cual fue necesario contar con un entrepiso propio dentro del mismo, para ubicar todo el equipamiento de instalaciones termomecánicas y de tratamiento de aire. Pero por sobre todas las dificultades, en este local damos un paso más en relación al concepto de proyecto que generamos como arquitectos de la marca en otras ciudades previamente, con la premisa de generar un local más flexible a nivel operativo e incorporando nuevos materiales, texturas y colores", explicó Ariel Chemi, el arquitecto responsable del proyecto.

El nuevo espacio tiene un concepto cinético; se va descubriendo en etapas por medio del recorrido, busca una
constante interacción entre sus actores (bartenders, cocineros y equipo) y los clientes: "Se inicia en su acceso, con una caja de recepción vidriada contenida dentro de una imponente estructura de chapa calada que diseñamos con figuras que refieren gráficamente al cóndor incaico, el animal sagrado de los Andes. A partir de allí y luego de pasar un portón de hierro con tablas de madera se accede al espacio interior, donde nos recibe el bar", nos explica Ariel y agrega: "El nuevo kero bar es un concepto de barra de coctelería que puede ser independiente al uso del salón general a partir de cierta hora. De allí su ubicación en la esquina, recibiendo a los comensales bajo esa gran estructura metálica visible desde el exterior y directamente vinculada a la terraza. El muro de fondo del bar busca reflejar el concepto de arte japonés Kintsugi aplicado a un muro de adobe avejentado oscuro. Bajo la mesada de madera de lenga del bar aplicamos un revestimiento tramado con una textura geométrica que alude a los keros (vaso ceremonial inca)".

En este punto es que Ariel nos detalla el resto de los espacios: "Un pórtico revestido en madera hace las veces de elemento divisorio y vinculante del bar con el salón principal; mediante un sistema de cuatro puertas-celosías que nos permiten jugar con la permeabilidad de los espacios. Aplicamos un trabajo ornamental de sogas que aportan una nueva textura y decoran el espacio. La larga barra de sushi detrás de un muro pétreo de hormigón martelinado acompaña el recorrido en el salón principal. Detrás, un plano vertical en un tono verde-azulado con una trama mallada refiere a la oxidación del cobre en el mar y hace de fondo a la barra. Una caja cobriza de chapa perforada da escala al espacio y hace las veces de caja de luz"

"Enfrente, tres sectores de “tatamis” emergen espacialmente entre las columnas de hormigón martelinadas y bajo unas
esculturas tejidas manualmente con material biodegradable a modo de “nubes” que aportan formas orgánicas al
espacio. El recorrido termina en un sector de robata que da cierre al espacio del salón y se distingue como punto focal desde el mismo acceso. Una campana revestida en chapa pintada en color cobre dentro de una caja de color negro, tiene por protagonista a una parrilla especialmente diseñada junto al equipo de chefs", nos termina de detallar Ariel Chemi.