La Ruta del Vino en Buenos Aires: se viene la vendimia nocturna
Buenos Aires tiene una ruta del vino. Charlamos con la sommelier Marina Di Rocco para que nos cuenta el lugar de Buenos Aires en el mapa vitivinícola, las bodegas salientes y en qué consiste la vendimia nocturna que se viene.
28 de enero de 2025
La Ruta del Vino en Buenos Aires: se viene la vendimia nocturna - Créditos: Prensa Gamboa
Hemos hablado de la ruta del vino en Mendoza e, incluso, de la ruta del vino de Córdoba. ¿Qué pasa con Buenos Aires?
Con 182 hectáreas cultivadas, Buenos Aires ocupa el décimo lugar entre las provincias vitivinícolas de Argentina, representando apenas el 1% de la producción total del país. Esta cifra contrasta con las más de 200.000 hectáreas cultivadas en todo el territorio nacional, pero lo que a Buenos Aires le falta en extensión lo compensa con diversidad y calidad enológica.
Al menos así lo considera Marina Di Rocco, sommelier egresada de la Escuela Argentina de Vinos (EAV): “Lo interesante de Buenos Aires es la gran diversidad que ofrece. Aunque la superficie cultivada es pequeña, cada viñedo refleja un perfil único gracias al terroir local”.
Un terroir diverso y característico
Las uvas en Buenos Aires tienen características propias y únicas. - Créditos: Prensa Gamboa
La provincia se distingue por la heterogeneidad de sus viñedos, que abarcan desde Campana, a solo 60 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, hasta Médanos, en Villarino, a 680 kilómetros. Cada región ofrece vinos con perfiles únicos gracias a las diferencias en clima, precipitaciones y composición del suelo. Di Rocco destaca: “Un mismo Chardonnay puede ser cítrico y salino en la costa, mientras que en regiones como Balcarce adquiere notas más minerales y frutales, dependiendo de la maduración”.
Por ejemplo, en zonas costeras como Chapadmalal, los vinos presentan influencia oceánica con cepas mayoritariamente blancas como Chardonnay, Sauvignon Blanc y Riesling, ideales para espumantes. En contraste, regiones como Tandil y Sierra de la Ventana, más al oeste, permiten la maduración de tintas como Petit Verdot, Syrah y Cabernet Franc.
El protagonismo de las cepas blancas
Castel Conegliano, en cercanías de Mar del Plata. - Créditos: Prensa
En Buenos Aires, las variedades blancas dominan el paisaje vitivinícola debido al clima más húmedo y con menos días de sol. El Chardonnay es la cepa estrella, con 26,1 hectáreas implantadas, seguido por Sauvignon Blanc y Pinot Noir. Esta última, aunque tinta, comparte el ciclo corto de las blancas, adaptándose bien a las condiciones climáticas locales. “En Buenos Aires buscamos variedades de ciclo corto debido al clima. El Chardonnay es la reina, pero también sobresalen Sauvignon Blanc y Pinot Noir por su adaptabilidad”, explica Di Rocco.
Las variedades tintas como Malbec, insignia de otras provincias, son menos significativas aquí, con apenas 8,3 hectáreas cultivadas. “A diferencia de Mendoza, donde el Malbec domina, en Buenos Aires priorizamos otras variedades por cuestiones climáticas”, agrega la sommelier.
Por otro lado, Puerta del Abra, en Balcarce, se enfoca en la producción de vinos de alta gama y ofrece vinos excepcionales que aprovechan los suelos ancestrales de la región de Tandilia. “Los suelos de Tandilia tienen más de 2.200 millones de años y son comparables con los mejores terroirs de Francia. Esto se refleja en vinos de altísima calidad”, afirma Di Rocco.
Experiencias enológicas más allá del vino
Cada vez hay más experiencias en la provincia de Buenos Aires para los amantes del vino. - Créditos: Prensa Gamboa
El enoturismo en Buenos Aires ofrece actividades que van más allá de las catas y degustaciones tradicionales. Bodegas como Gamboa, ubicada en Campana, combinan la experiencia gastronómica con eventos exclusivos como la vendimia nocturna, prevista para el 12 de febrero. Además, organizan encuentros especiales como “Atardecer en Gamboa”, con música en vivo.
En Las Antípodas, en Junín, los visitantes pueden alojarse en modernos containers rodeados de viñedos. Este proyecto familiar ofrece una experiencia íntima y personalizada.
El Viñedo Nueva Corínema, en Mercedes, combina historia y enología al estar emplazado en las ruinas de una antigua fábrica de ladrillos. Además de las degustaciones, incluye recorridos históricos y un hotel rural.
Una alternativa fresca a los vinos tradicionales
A diferencia de Mendoza, Salta o la Patagonia, donde predominan climas áridos y soleados que generan vinos tánicos y estructurados, Buenos Aires se caracteriza por producir vinos más frescos, livianos y aromáticos, con menor contenido alcohólico debido a su clima húmedo y lluvioso. “Nuestros vinos son menos alcohólicos y más aromáticos, ideales para quienes buscan alternativas frescas y elegantes”, concluye la sommelier.
Tal como menciona la experta, explorar la ruta del vino en Buenos Aires es sumergirse en una experiencia que combina paisajes pintorescos, vinos de alta calidad y una hospitalidad inolvidable. Desde las costas de Chapadmalal o Mar del Plata (con bodegas como la Castel Conegliano) hasta las sierras de Tandil, cada copa cuenta una historia única del terroir bonaerense. Una invitación a redescubrir el arte de hacer vino en una provincia que, aunque joven en el mapa vitivinícola, ofrece un futuro prometedor.
En esta nota: