Es influencer, publicó un libro en EE.UU. y la consideran la Martha Stewart argentina

 

¿Cómo empieza tu vínculo con el mundo craftero?, ¿tenés recuerdos de un momento que te haya marcado el camino de lo que vino después?
Arranca cuando yo era muy chiquita, mi mamá era artista y ella me transmitió este amor por transformar materiales en cosas bellas. Me acuerdo de un proyecto que tuve que hacer en 4° grado, sobre la polinización de las abejas y mi mamá me ayudó, resultó ser una maqueta increíble de una flor 3D, que giraba, y recuerdo esa sensación lindísima de haber creado juntas desde la nada algo muy genial.

¿Y entonces cuándo dijiste: “Ok, esto me encanta, voy a convertirlo en un proyecto sostenible”?
A mí me encanta crear, pero también me encanta la pata comercial, me gusta vender, de chiquita era la que hacía pulseritas y collares y los vendía en la playa. Cuando empecé a planear mi casamiento, me di cuenta de que no quería caer en lo que hacían todos, yo venía de vivir en NY, había visto un montón de cosas y me animé a hacer un casamiento diferente. Después de eso, empecé a tener pedidos para armar detalles personalizados para casamientos, al principio a conocidos, que luego di forma con The Wedding Factory (su empresa de papelería y cotillón que cerró en 2019). 

Con el gran desafío de no contar con toda la variedad de materia prima que tenés en EE.UU...
Totalmente, y eso es algo que, aunque no puedan creerlo, extraño mucho. Cuando no tenés todo a disposición, es fundamental el ejercicio de salir con la mirada atenta: pasar por una zapatería y, de refilón, en la vidriera ver colgados unos cordones con un color espectacular y una textura medio rara e imaginarme que puedo convertir eso en otra cosa, me encanta.

Hay mucho de eso en tu trabajo, una invitación a activar la creatividad.
Sí, re. Lo que quiero es invitar al otro a que se conecte con el hacer, después hay trucos y cositas como para elevar tu craft y volverlo “más lindo”, por eso me gusta hacer tutoriales fáciles, con materiales relativamente accesibles, para que todos puedan animarse y lleguen a esa hermosa sensación de “wow, lo hice yo”. Quiero que todo el mundo se conecte con el placer y lo mágico que es crear, que lo que yo hago sea un puntapié para seguir creando. 

Volviendo a tu pata comercial, ¿cómo fue el desembarco en Miami? ¿Fue un empezar de nuevo para vos o estabas preparada?
Durante la cuarentena empecé a subir muchos tutoriales a mi cuenta, esa fue una manera de refugiarme en el hacer, para mí misma y también para compartir con mis seguidores, llegué a subir tres tutoriales por semana. A raíz de eso, se me abrieron muchas oportunidades concretas para crear contenido, para marcas de todo tipo, no solo vinculadas con el craft. Tenía construidas relaciones con empresas en Argentina, pero cuando llegamos a Miami, sostener esos vínculos no fue tan simple. Como soy una buscadora serial, no me quedé sentada esperando a que me llamen de ningún lugar, sino que yo misma empecé a contactarme con todas las marcas que yo consumo, no necesariamente de insumos, sino todo lo que forma parte de mi universo, que tiene sentido en mi vida, armé propuestas personalizadas, muchas me dijeron que no, pero de a poco me fueron saliendo proyectos.

¡Y ahora sacás un libro!
¡Sí! El 7 de octubre lo presento en una librería muy linda en Miami, y en noviembre sale internacionalmente. ¡Una locura! Todavía no puedo creerlo.

¿Cómo nace la idea de hacer un libro?
La verdad es que nunca había pensado en hacer un libro, un día Car Pintos, artista argentina que me encanta, me escribe y me consulta si me puede hacer llegar su libro; ¡obvio!, me encanta lo que hace. Cuando recibí el libro, venía acompañado por una carta muy amorosa de su editora, Peg, que ahora también es la mía, en donde me preguntaba si alguna vez había pensado en la posibilidad de escribir un libro, ¡un flash! Le dije que no lo había pensado, pero que me parecía un planazo, nos juntamos y, después de mucho trabajo, aquí estamos, con el lanzamiento.

Y algo muy hermoso del proceso es que te rodeaste de amigas para crearlo, contanos cómo fue eso...
Fue clave, yo les digo que ellas son mis coautoras: Gaby Di Pietrantonio, de @everythingisdato, y Delfi Figueroa, amiga mía del colegio, @casafigueroa. Delfi viajó a Miami para ayudarme, ella es súper expeditiva y organizada, así que con ella definí el paso a paso de todos los proyectos; después vino Gaby a hacer las fotos, ¡ni la playa vieron esos días!, fueron semanas súper intensas. Yo acababa de enterarme de que estaba embarazada de Julia, mi tercera hija, así que tampoco compartimos cervecita con las chicas. Nos levantábamos muy temprano, cortábamos para ir a buscar a los chicos al colegio y seguíamos a full. Después viajé a Argentina con todos los proyectos terminados, embalados con mensajes de amor para los maleteros: “tratame suavemente,” “espero que estés teniendo un buen día”, “sos el mejor”. Llegó todo perfecto para hacer las fotos finales y ahí se sumó Pato Katz, la estilista, para terminar de darle forma. 

¡Qué lindo círculo de mujeres!
Total, para mí eso es clave. Para mí, el mejor momento de The Wedding Factory fue cuando éramos cinco amigas cortando papelitos y escuchando a Luis Fonsi. Es espectacular poder crear en primer lugar, pero crear con alguien es otro nivel. 

¿Qué vamos a encontrar en el libro?
Mucho, mucho color, son 24 proyectos craft con diferente complejidad, pero no tenés que ser una experta craftera para ninguno de ellos. El libro se llama The Big Book of Happy Crafts, me gustaba la idea de que fuera “el libro gordo del craft”, para eso necesitaba mucho material. Los proyectos son para hacer con los chicos, para hacer sola, con amigas, me gusta pensar que el libro sea una excusa para conectarse con el crear desde el disfrute. 

Y en Argentina, ¿vas a hacer lanzamiento?
Algo voy a hacer, fiesta, porque mi gente está allá. Yo soy quien soy gracias a mis seguidores de Argentina. A las que me preguntan por mis hijos, por la mudanza, las quiero abrazar a todas. 

Materiales:

Para hacerlo, necesitás: papel crepé (de 180 gr) amarillo, negro, marrón claro, marrón oscuro y verde, lápiz, tijeras, lápiz naranja, regla, papel de aluminio, cinta floral verde y pegamento. 

1. Cortá y coloreá 30 pétalos amarillos con una plantilla y lápiz naranja. Luego, dales forma pellizcándoles la base.

2. Para los centros marrones y negros de la flor cortá tiras de diferentes tamaños, doblalas y haceles flecos con la tijera.

3. Formá un tallo con papel de aluminio. Cubrilo con cinta floral y en la punta pegá y enrollá la tira negra del paso 2.

4. Luego, pegá las tiras marrón claro y marrón oscuro de la misma manera que lo hiciste con la cinta negra.

5. Agregá los pétalos alrededor del centro marrón, pegándolos en filas o de manera más aleatoria, según prefieras.

6. Cortá 6 hojas verdes usando una plantilla. Pegalas alrededor de la base. Usá cinta floral para unificar la base y el tallo.