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La astrónoma argentina que estudia con el telescopio espacial James Webb

Jimena Rodríguez pidió un telescopio cuando cumplió 14 años, hoy analiza imágenes en Estados Unidos del James Webb, el telescopio espacial más caro y potente jamás construido.


Jimena Rodríguez

Jimena Rodríguez



Jimena Rodríguez tenía 9 años y salía de noche al patio de su casa en Castelar, miraba las estrellas y sentía un abismo en la panza. Se preguntaba, ¿qué hay ahí? Jimena fue creciendo, seguía mirando el universo de noche y le surgían preguntas para las que no tenía respuestas. ¿Cómo se formó la Tierra? ¿Y el sistema solar? ¿En esas estrellas habrá otros planetas? ¿Qué había antes del Big Bang? Pasaron casi 30 años y hoy Jimena es la doctora en astronomía, especializada en astrofísica, María Jimena Rodríguez, y está abocada a investigar las recientes fotos del telescopio más potente que la humanidad haya enviado al espacio, el James Webb. Para eso tuvo que salir de su patio en Castelar y emprender un viaje de casi tres décadas que ahora la encuentra en Baltimore (Estados Unidos), en la sede del Instituto Científico del Telescopio Espacial. Así fue la travesía, en busca de responder las dudas, de una nena de nueve años.

“Jimena siempre tuvo muchas inquietudes de chica… los animales, los deportes y también el cielo”, cuenta Mónica Pichinini, la mamá. “Tomé conciencia que le interesaba más de los normal, cuando a los 14 pidió el telescopio. ¡Lo usó un montón! Y todavía está en casa ese telescopio”. Con ese instrumento observó la Luna y sus cráteres, Saturno y sus anillos, Júpiter y sus lunas galileanas. Pero a esa chica de catorce años le quedó una cuenta pendiente: llevar su telescopio al campo, ver algo más afuera del brillo de la ciudad.

Jimena Rodríguez en una de sus múltiples actividades

Jimena Rodríguez en una de sus múltiples actividades - Créditos: Álbum familiar

Jimena fue creciendo, jugó al futbol, hizo buceo, practicó taekwondo (es cinturón negro segundo dan), estudió piano, guitarra. Y se anotó en la Universidad de La Plata, en la Facultad de Astronomía. No estaba segura de querer trabajar como astrónoma, en realidad su interés era otro. Así lo explica: “Yo quería saber más”.

Si bien la llevaban al planetario y leía cuanta noticia de astronomía se le cruzaba no tuvo, de chica, nadie cercano que la influenciara o la aconsejara sobre astronomía. “No tenía ni idea de lo que era hacer ciencia”, admite Jimena. “Pero ella es muy disciplinada y se tomó con mucha responsabilidad la carrera, como todo lo que ha emprendido”, agrega su madre.

Jimena con su hermano Juan Manuel en Cabo Cañaveral

Jimena con su hermano Juan Manuel en Cabo Cañaveral - Créditos: Álbum familia

Así fue que se recibió de licenciada en Astronomía en 2012, luego hizo cinco años de doctorado más otros dos de posdoctorado, ambos con becas del Conicet. Y se fue interiorizando en los sistemas estelares jóvenes, galácticos y extragalácticos. Es decir, en cómo nacen las estrellas“Qué mecanismo desencadena la formación estelar es uno de los mayores misterios”, dice la doctora Rodríguez. Su carrera avanzó desentrañando las preguntas que esconden esos primeros brillos estelares.

Si bien siempre estuvo en La Plata con un grupo de estudio, también hizo viajes de perfeccionamiento a Francia y Chile, hasta el año pasado, cuando sintió que algo tenía que cambiar.

Jimena con su mamá Mónica y su título de astrónoma

Jimena con su mamá Mónica y su título de astrónoma - Créditos: Álbum familiar

Cómo llega al telescopio James Webb

“Estaba buscando la oportunidad de potenciar mi carrera. Salir de mi zona de confort”, cuenta Jimena. Se anotó en algunas búsquedas de colaboración en el extranjero. Esperó que la llamaran. No tuvo respuesta. Siguió buscando. Hasta que encontró un grupo que también trabajaba en formación estelar, pero con la mejor tecnología del planeta.

Lo intentó de nuevo, mandó la solicitud en marzo y esperó. Una semana, luego un mes. Hasta que llegó el mail y empezaron las entrevistas. A mitad de abril le confirmaron que la Universidad de Arizona la contrataba para sumarse al grupo PHANGS, que son las iniciales de: Física a alta resolución angular en galaxias cercanas. Es decir, trabajan con fotos de altísima calidad. Y para eso tiene acceso a la más nueva joya de la observación espacial, construido casi enteramente por la NASA, el telescopio James Webb.

Una de las tantas imágenes con las que investigan en PHANGS

Una de las tantas imágenes con las que investigan en PHANGS - Créditos: Judy Schmidt para PHANGS

Este aparato de 10.000 millones de dólares se acaba de ubicar a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra (cinco veces más lejos que la Luna), para captar imágenes nunca vistas de los rincones más remotos del universo. “Para mí es súper loco estar en un grupo que tenga propuestas propias”, se entusiasma Jimena. "Toda mi carrera usé imágenes de otros, que se liberaban después un tiempo”.

Es decir, tenía que lograr descubrir algo nuevo, en un material que ya estudió al detalle un equipo de trabajo un año antes. Ahora tenía la oportunidad de estar a la vanguardia, pero el tiempo apremiaba.

De La Plata a Arizona

Jimena había hecho todo su recorrido profesional en la misma ciudad donde estudió. Debía salir ya, casi 10.000 km, hasta Arizona. Las primeras imágenes del James Webb estaban a punto de llegar y ella tenía que estar junto a su nuevo equipo para analizarlas. “Tuve ese vértigo de tirarme a la pileta sin saber si el agua estaría muy fría. Pensaba si extrañaría mucho, si estaría a la altura del trabajo”, admite Jimena. “Pero sentía que era el momento de salir al exterior, ver cómo trabajan, saber hasta adónde podía aprender”.

Desde 1,5 millones de kilómetros llegaron las primeras imágenes del James Webb a la Tierra el 12 de julio. El 14 aterrizaba en el Aeropuerto Internacional de Phoenix-Sky Harbor, Jimena Rodríguez, sin saber aún dónde iba a vivir, qué iba a descubrir y si la pileta a la que se estaba tirando no tendría el agua demasiado fría.

Jimena Rodríguez a poco de llegar a Estados Unidos

Jimena Rodríguez a poco de llegar a Estados Unidos

El mismo día en que llegaba, su grupo de trabajo recibía las primeras fotos para investigar. “Son como datos recién salidos del horno”, explica Jimena. “Y del horno más potente que hay”. Su función será la siguiente: “Al principio las fotos tienen pequeños detalles que hay que corregir, hacerles algunos test para comprobar que estén correctas. Luego medir la magnitud de los objetos. Yo voy a buscar los cúmulos estelares embebidos en la nube que los formó. También lo comparamos todo el tiempo con el [telescopio] Hubble. Analizamos la morfología del cúmulo. Y ya sí, una vez que está todo medido… empezar a ver qué sale de ahí”.

Son dos propuestas de observación las que tiene por delante con el equipo de PHANGS. La que harán este año son 19 galaxias cercanas. Cercanas es una forma de decir: están a 68 millones de años luz. Para el universo es a la vuelta de la esquina, pero lo cierto es que la luz de esas galaxias salió cuando acá aún había dinosaurios.

Jimena Rodríguez

Jimena Rodríguez

El año próximo tendrán por delante la segunda propuesta: observar tres galaxias, estás sí acá nomás, entre 3 y 10 millones de años luz. “Ahí vamos a ver más sobre la formación estelar, podremos identificar estrellas por separado”, detalla Jimena. Muy lejos, muy atrás en el tiempo, para descubrir cómo se empieza a iluminar el universo a través de una estrella.

El contrato de la doctora Rodríguez es por 12 meses. Luego habrá que ver si está conforme, y su equipo está conforme con ella. De ser así se podría extender hasta tres años. ¿Con quiénes trabaja? “Hay un grupo más pequeño, de unas 10 personas, pero el grupo grande son más de 40 astrónomos de todo el mundo. Las reuniones son por Zoom, generalmente con la cámara pagada, así que no me da para preguntar uno por uno dónde viven”.

Una de las primeras imágenes enviadas por el James Webb

Una de las primeras imágenes enviadas por el James Webb - Créditos: NASA

Muchas imágenes por descubrir de acá en adelante. Pero mirando hacia atrás, ¿qué le dirías a una chica de 18 años que esté frente a la Facultad de Astronomía y tiene miedo de tirarse a la pileta? “Que sea persistente, que no tenga miedo en preguntar, en sacarse las dudas. Está el prejuicio de que para estudiar esta carrera tenés que ser un bocho y no es así, es más perseverancia y disciplina”.

Jimena ya no tiene 18 años, ni 14 con su telescopio, ya no está en La Plata, ni en Castelar. “Uno se va transformando, fui coherente en lo que quería. Siento que todos los esfuerzos que hice desde los 14 años fueron en una dirección, que me llevó a estar en el lugar donde quería a esa edad”.

Jimena, con 14 años, despegando de la Tierra

Jimena, con 14 años, despegando de la Tierra - Créditos: Álbum familiar

La que quedó en Castelar es Mónica, su mamá. Así lo vive a casi 10.000 km de distancia: “Reconozco que es una gran oportunidad para su carrera. Y como argentina creo que debemos valorar el nivel de científicos que ha generado la educación pública. Jime me genera mucho orgullo pese a que la extraño un montón”.

Esa nena de 9 años, que salía al patio de su casa de noche, ya viajó a lo largo de casi tres décadas. Dejó el telescopio de su cumpleaños y ahora apunta con uno a 1,5 millones de kilómetros. Pero cuando, después de todo el día de trabajo, sale al patio de su nueva casa en Arizona, levanta la mirada y siente lo mismo que en Castelar: “Mirar al cielo es pararte al borde del abismo”. Estudió muchísimo para estar ahí, pero cuando ve las estrellas piensa: “Sé que tengo algunas respuestas, pero muchas más preguntas que antes al mirar el cielo”.

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