La historia real de la última mujer en morir en el accidente de la Cordillera de los Andes

Liliana Beatriz Navarro Petraglia de Methol nació en Montevideo, Uruguay, el 7 de febrero de 1938. Se casó con Javier Methol y tuvieron 4 hijos: María Laura, Pablo Javier, Anna Inés y Marie Noel.

Para celebrar tardíamente los 12 años de casados con Javier, la pareja decidió ir a Chile en el vuelo de la Fuerza Aérea Uruguaya.

No pertenecían a los Old Cristians, el equipo de rugby que había contratado el traslado, pero fue el primo de Javier, Francisco "Panchito" Abal (fallecido a las pocas horas en el accidente), quien les informó de la posibilidad de aprovechar el viaje y ahorrar así en costos. Así lo hicieron, salvo que el destino no quiso que cruzaran la cordillera.

Liliana era una de las 5 mujeres entre los 45 pasajeros. Las otras eran Eugenia Dolgay de Parrado, Graciela Augusto de Mariani y Esther Horta Pérez de Nicola, quienes fallecieron en el accidente aéreo, y Susana Parrado, quien falleció días después de estrellarse el avión. Liliana logró resistir y se convirtió en uno de los principales soportes para el resto de los sobrevivientes.

Según relataron los sobrevivientes en diferentes crónicas a lo largo de estos 50 años, ella se convirtió en la madre que todos los jóvenes necesitaban en ese, el peor momento de sus cortas vidas. Incluso ocupó un lugar semejante a una enfermera, pues ayudó activamente a los dos estudiantes de medicina que asumieron a la fuerza el rol de médicos, Roberto Canessa y Gustavo Zervino. El cariñó ganado en esos días llevó a que Gustavo la llamase Tía.

Como se ve en La sociedad de la nieve, el exitoso film de J.A. Bayona, donde Liliana fue interpretada por la actriz argentina Paula Baldini, ella puso fuerte resistencia al hecho de alimentarse de los fallecidos, pero las intenciones de volver a casa con vida para reencontrarse con sus seres queridos fueron más fuertes.

Sin embargo, el 29 de octubre de 1972, cuando tenía 34 años de edad, falleció debido al alud que sepultó al avión en otro duro golpe para los ya sufridos sobrevivientes.

"Yo no perdí a mi mujer en la montaña, yo simplemente dejé de verla. Las personas que amás se mueren recién el día que las olvidás, y yo a Liliana no la olvidé nunca. Yo a su amor lo conservé en mi corazón y todavía la sigo amando igual que antes", dijo su esposo Javier en entrevistas posteriores, cuando ya se había vuelto a casar sin poder olvidar a quien fuera el gran amor de su vida.