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Soy modelo, abrí mi cuenta en Only fans y esto es la verdad sobre lo que se dice de la plataforma

Noe Molina tiene 34 años, es actriz, modelo y vende contenidos eróticos en distintas plataformas.


En primera persona, te contamos cómo es abrir una cuenta en Only Fans.

En primera persona, te contamos cómo es abrir una cuenta en Only Fans. - Créditos: Anahí Bangueses Tomsig.



"¿Por qué no ganar plata con algo que ya hacía de manera gratuita?”. Recuerdo que empecé a escuchar hablar sobre Onlyfans y sobre Cafecito en plena pandemia. De pronto, tenía muchas conocidas que vendían fotos y material por la web. Me intrigó tanto que decidí ponerme a investigar. Yo tengo 34 años y, aparte de ser actriz, me dedico a la fotografía: soy modelo de gráfica y durante muchos años trabajé con un fotógrafo con el que realizábamos desnudos artísticos para exponerlos en galerías, por amor al arte. Siempre fui parte de una movida de fotografía erótica que es cero redituable económicamente, porque es under, alternativa. Durante la pandemia me empecé a dar cuenta de que ya no tenía sentido seguir haciendo todo eso gratis si podía ganar plata, y entonces dije: “¿Por qué no?”. Esa fue mi forma de empezar.

“Al principio, tenía bastantes prejuicios”

Al principio, me encontré con que, más allá de la libertad que yo tenía sobre mi imagen y mi cuerpo, tenía bastantes prejuicios con respecto a las personas que venden contenido. Soy súper feminista y me cuestiono todo desde ese lugar, entonces pensé y trabajé dentro de mí respecto de lo que me pasaba con las mujeres que usaban su imagen para ganar dinero. Cuando empecé a encontrar una nueva forma de enfocar esto, tuve que empezar a ver cómo hacerlo, pero más bien cuestiones concretas: quién me iba a sacar las fotos, qué tipo de contenido era el que se podía vender, hasta dónde yo podía llegar. Empecé a investigar todo y me empecé a seguir en redes con un fotógrafo que creaba contenido y lo monetizaba. Él fotografiaba a distintas chicas, tenía una cartera de clientes y se encargaba de vender el material, yo me quedaba la mitad de lo que ganaba por mi trabajo, era como una sociedad. A los dos meses, me di cuenta de cómo funcionaba ese “kiosquito” y de que realmente no lo necesitaba a él. Pedí algo de ayuda para organizarme y un chico con el que salía, que sabía mucho de tecnología, me ayudó a empezar. Me impulsó para poder hacerme mi cuenta en la app Cafecito en ese momento. Me explicó todo: cómo subir las fotos, en qué tamaño tenían que estar, cómo sincronizar mi cuenta bancaria a la plataforma. Y entonces me largué sola.

“Solo tenía que darle explicaciones a mi madre”

En el momento en que decidí lanzarme con todo para monetizar mis contenidos, la única a la que sentí que tenía que darle explicaciones fue mi mamá. Ella me crió sola, con mucha libertad y confianza, y yo sentía la necesidad de ser transparente con ella, entonces hasta le mostré el tipo de material que estaba haciendo. El resto de mi entorno no creo que se haya sorprendido, porque yo siempre fui muy libre con mi cuerpo, pero lo importante para mí era ella. Ahora siempre se ríe y me felicita, le parece que está muy bien la vuelta que supe encontrarle.

1.jpg - Créditos: Anahí Bangueses Tomsig.

“Yo los invito a jugar, pero el juego es el mío”

Dentro de la venta de contenido existen un montón de perfiles y yo sabía muy bien lo que quería: no me interesaba responder a las demandas del mercado, quería explorar si las cosas que a mí me gustaba hacer, con las que me sentía cómoda, tenían salida. Entiendo que hay otras personas que venden contenido que tal vez es mucho más casero, pero yo quería cierta iluminación, ciertas ideas, y eso fue lo que ofrecí. Yo vendo lo que quiero y el que quiere me compra. Luego, desde el principio puse una regla muy importante para mí: no propongo un ida y vuelta con las personas. Puedo llegar a chatear por algún tema técnico de “hice el pago y no me llegaron las fotos”, pero nunca hago material a pedido ni sexting. Entiendo que hay gente que hace más dinero ofreciendo eso, pero hay una razón por la cual no me va y es porque, cuando mirás quiénes te compran las fotos, a veces es fuerte: tenés desde novios o padres de amigas hasta ex compañeros de colegio, que a esta altura me pagan el alquiler completo, y también hay familiares. Puede ser medio turbio, lo reconozco y lo admito, pero yo no me enrosco con este tema porque estoy viviendo mi fantasía y entiendo que quizá puede coincidir con lo que están buscando otros. Si mi fantasía alimenta la de otros, está genial, pero no le doy más vueltas que eso, no significa nada más para mí. Después, si hay otra cosa, otra intención, no quiero saberlo. No quiero saber ni qué te pareció la foto ni qué quisieras ver, no me interesa nada, solo me entero de quiénes son los clientes porque me llegan los datos de pago, pero si no, tampoco me importaría. 

“Hay que ser fuerte para no dejarse presionar”

Respecto a la presión por generar contenido, hay algo fundamental a la hora de meterse en esto de vender, y es entender que la persona que consume fotos y videos de otras personas desnudas lo puede hacer en cualquier lugar y de cualquier forma, gratis o pagando. Pero cuando tenés un estilo y mostrás tu propia propuesta y les gusta, sí están dispuestos a pagar por ver más, más allá de la competencia. El hecho de que el contenido sea personal y real crea algo mucho más fuerte que el consumo de pornografía anónima. Los clientes buscan eso. De hecho, ahora me parece más flashero que a algunos les interesa mucho más ver cómo es tu almohada que verte sin tanga. También es cierto que piden ropa interior usada. Cuanto más hablo con chicas que se dedican a esto, más me sorprendo. Una nunca sabe por dónde pasa la fantasía.

“Los límites dependen de tu ambición”

Lógicamente, entiendo que hay chicas que se entusiasman con las cifras porque realmente es plata muy fácil: si vos no tenés pudor y te enganchás con esto de las propuestas de los clientes, es muy fácil dejarte llevar y ganar mucha plata, en pesos o en dólares. Dentro del mundo de la venta de contenido, no tenés un límite. Cuando creás intimidad con una persona y vas respondiendo a sus demandas, podés pasar a otro nivel. A mí me ofrecen regalos y también quieren hacerme transferencias “sin nada a cambio”, pero no me gusta cuando los hombres quieren probar su masculinidad o meterme en dinámicas raras. Por ahora, lo estoy manejando así, pero también voy conociéndome y tanteando mis límites, quizás en otras condiciones me anime a más. 

“No quiero que tenga consecuencias en mi vida”

Cuando empecé, arranqué facturando unos 40 mil pesos por mes, luego creció y tripliqué esa cifra muy rápido. Nunca tuve una estrategia; de hecho, recién ahora estoy trabajando con una persona que me ayuda a manejar mis redes, a analizarlas, a profesionalizar todo. Siempre me mandé sola y fui viendo cómo hacerlo, obviamente preguntando, consultando, mirando otros perfiles y demás. Después de un tiempo usando Cafecito, que se enlaza a MercadoPago y se cobra en pesos, empecé con OnlyFans, que es mi proyecto actual. Lo que más me interesa de OnlyFans es que podés abrir tu cuenta y bloquear a tu propio país. De esta forma, vendés solo afuera, cobrás en dólares y también podés chatear con gente que nunca va a estar cerca de vos, que no son un riesgo, que no conocés y que no tienen nada que ver con tu vida. A mí me encanta este trabajo, pero no quiero que me limite en mis relaciones ni que afecte mi futuro y las cosas que hago, por eso me atrae más trabajar para el exterior y manejarme con discreción acá.

2.jpg - Créditos: Anahí Bangueses Tomsig.

“Tenés que aclarar que sos una mujer normal”

Me ha pasado de entablar relaciones con personas que sabían que hacía contenido erótico y esas experiencias fueron siempre algo distinto, porque sentís que arrancás desde un lugar especial, como que te ponen ahí arriba y sentís que esperan mucho de vos. Yo lo entiendo, pero también siento cierta presión y muchas veces he tenido que aclarar que soy una persona normal. Es más difícil que te vean como realmente sos, vienen con su propio flash. Supongo que por eso di el salto al OnlyFans, porque prefiero tener todo por separado y no mezclar lo laboral con la vida privada. Creo que esa es la que va. 

1. Antes de hacerlo: pensá bien si queres tener tanta exposición. Una vez que tu contenido sale al mundo, no sabés hasta dónde puede llegar.

2. Tomalo como un trabajo: no como un hobby, porque le vas a tener que dedicar tiempo, energía y cierta planificación de los contenidos.

3. Armá un equipo de confianza: si trabajás con fotógrafos/as o editores de video, que puedas sentirte cómoda con ellos/as. 

4. No te dejes llevar por la competencia:  si tenés ideas y estilos propios, andá a full con eso y confiá en lo que vos hagas, más allá de lo que haga la competencia.

5. Filtrar las opiniones ajenas: hay mucha gente que va a cuestionarte, criticarte o denostar lo que hacés; no les des demasiada importancia.

Más info: @noepmolina.

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