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Santi Korovsky tras el éxito de División Palermo: cómo maneja la fama y por qué se sigue sintiendo un outsider

Después de un raid de entrevistas, Santi korovsky se toma un respiro conversando sobre el éxito y la definición personal.


Santi Korovsky habla del éxito de División Palermo, las dificultades de matchear y por qué se sigue sintiendo como un outsider.

Santi Korovsky habla del éxito de División Palermo, las dificultades de matchear y por qué se sigue sintiendo como un outsider. - Créditos: William Kano.



Se sienta y cierra los ojos. Respira profundo. Agotado. Le digo: “¿Querés que te guíe una respiración?”. Me dice que sí. Y ahí, en ese día apretado de agenda, en el que no deja de revisar el celu entre cada toma y anuncia que División Palermo ya tiene confirmada su segunda temporada a menos de un mes del lanzamiento, Santi se relaja en el estudio de Colegiales. Antes de que se prendiera la cámara, se cambió el look tres veces. “Me cuesta comprarme ropa, vestirme más canchero”, nos advirtió sin disimular su neurosis personal. Y ahí está, desplomado en la silla, con ropa de marca prestada, y comenta: “Para mí, el comediante siempre es un poco un antihéroe, es difícil hacer humor siendo muy exitoso, hay mucha gente que lo hace muy bien, pero bueno, a mí me cuesta”.  

“Me siento siempre un poco raro en todos los lugares donde estoy. Incluso en el set soy un poco particular, por lo neurótico y obsesivo...”.

“Me siento siempre un poco raro en todos los lugares donde estoy. Incluso en el set soy un poco particular, por lo neurótico y obsesivo...”. - Créditos: William Kano

¿Cómo te estás llevando con el éxito?

Bien. Confieso que los primeros días era muy feliz y ahora ya volvió la normalidad de mi propia neurosis y de abrumarme muy rápido. Pero todavía me queda como una felicidad y la sensación de sorprenderme todo el tiempo con lo que va pasando con la serie, que para mí es un montón. Así que entre ese subibaja emocional y decir: “Uy, no puedo más”.

¿El éxito tiene un costo?

¿Qué es el éxito?

Decilo vos, ¿es esto que estás viviendo?

No, no sé. Supongo que es hacer lo que te gusta y hacerlo bien y tratar de disfrutarlo un poco. Pero... ¿cuál era la pregunta? Me olvidé...

¿Qué es el éxito?

No, la otra (risas).

Diste decenas de entrevistas por División Palermo y siento que en todas se menciona Salir a escena, el documental que hiciste en el Moyano.

Sí, a veces sale, incluso sin que lo nombre yo, lo nombra otra persona. Y a veces no sale en toda la entrevista y la otra persona me dice: “Me olvidé de preguntarte sobre Salir a escena...”.

Lo vi y me capturó. Siento que ahí está la semilla de División Palermo, la idea de la integración...

Sí. Es un documental que hice que fue mi tesis de Ciencias de la Comunicación. Es de dos mujeres que en un neuropsiquiátrico hacen teatro y cómo el teatro las cambia y las ayuda a externarse y, a la vez, los problemas de la externación. Tiene que ver con personajes un poco marginados, excluidos, y de la locura de las instituciones, desde lo absurdo de las instituciones. La protagoniza Nilda Sindaco, que es Betty en la serie, a quien le escribí el personaje. Es un documental en el que trato de mostrar algo que sucede, pero también con humor. Me parece que es lo más grande que hice y no está ni en HD, pero tiene el germen de lo que es la intención de División Palermo.

“La serie me dio más visibilidad, pero no sé si más levante. Me cuesta entregarme, le pongo mucho al trabajo”.

“La serie me dio más visibilidad, pero no sé si más levante. Me cuesta entregarme, le pongo mucho al trabajo”. - Créditos: William Kano

Además, le cumpliste el sueño a Nilda. Ella habla de que le gustaría actuar por fuera del neuropsiquiátrico.

Sí, por fuera de estas cuatro paredes, del encierro, creo que dice ella, que la puedan apreciar otras personas. Para mí fue espectacular que K&S y después Netflix se hayan sumado a la propuesta de que Nilda hiciera este personaje. Porque por ahí a alguien le daba miedo, cómo va a reaccionar la primera vez, algo de su historia, y fue superprofesional, el personaje del que hablan todos.

¿Te pasó de sentirte un outsider a lo largo de tu vida?

Sí, me siento siempre un poco raro en todos los lugares donde estoy. Cuando iba al club, de chico, en la escuela, en la universidad, en el trabajo, incluso en el set soy un poco particular.

¿Por qué?

Porque soy muy neurótico, por lo obsesivo, y entonces hay algo del mundo que te pide ser más eficiente. A mí eso me cuesta. Siempre estoy en el mínimo detalle, en mi mundo, preocupándome por cosas. Me parece que hay algo de eso, de cierta dificultad. Por ejemplo, cuando voy a una fiesta, a los cinco minutos me quiero ir, o sea, para sociabilizar me vuelvo un poquito un outsider. Por eso me parece que hago humor al respecto y me encuentro con personajes de esas características.

¿Incluso con tus pares te pasa lo mismo?

Sí, por eso tengo muchos amigos que se ríen de mí y me ayudan a aflojar un poco. Me cuesta desconectarme de lo que es el trabajo.

¿Qué hay de cierto en que el libro El camino del artista te ayudó a encontrar tu vocación?

Me da un poco de vergüenza. Yo había terminado Comunicación y tenía como una presión de definir si era actor, director, guionista, y no me podía decidir. No sé, hubo algo leyendo ese libro, donde sentí que yo era un poco todo. Y que estaba bien. La palabra “artista” es rara, ¿no? Como que suena pretensiosa, me cuesta, pero en ese momento sentí que había algo de eso. Que podía actuar, que podía dirigir, escribir, hacerlas todas juntas o hacerlas por separado, pero ya sabía para dónde iba más o menos la cosa. 

¿Es como un proceso de definición?

Es lindo, te hace escribir a la mañana como un diario... Tampoco es que quiero que salgan a comprar un libro... Es re de autoayuda y yo no estoy muy a favor de los libros de autoayuda que dicen “vos podés”, “si querés podés”. Porque tampoco es así. Yo también tuve unos padres que me ayudaron para que no tuviera que trabajar las 24 horas y que pudiera tener un trabajo part time, estudiar Comunicación y hacer talleres. La verdad es que sin esa ayuda es difícil. Es un riesgo el “si querés podés”, porque uno se angustia mucho cuando no puede, piensa que es su culpa. Aun así, ese libro me ayudó.

Y cuando la pegás tanto con una serie, ¿te volvés millonario o solo responsable inscripto?

Responsable inscripto, cien por cien. Y te querés matar. Estás con el contador, aprendiendo todo ese mundo, y te comprás cosas y decís bueno, el IVA. Supongo que si trabajás para afuera es distinto, pero no es mi caso. Viví en un monoambiente diez años y pude mudarme y estoy bien económicamente, no me puedo quejar, pero millonario no..., o millonario en pesos. Pero no quiero quedar como un cipayo, vivimos en un país espectacular y está buenísimo tener la posibilidad de hacer esto, después hay una idea de lo que es una serie en Netflix, pero bueno, son realidades nacionales. Es el trabajo en el que, por lejos, mejor me fue y estoy feliz; pero quiero sacarle la expectativa a la gente.

“El humor es un instinto de supervivencia”.

“El humor es un instinto de supervivencia”. - Créditos: William Kano

Tenés un registro muy sensible y agudo al mirar la vida, ¿qué rol cumple el humor?

El humor es como un mecanismo de defensa que desarrollé por ser judío.

O pisciano, no sabés...

No sé. En general, por ahí cierta sensibilidad ante las cosas o por ser una persona a la que le es más fácil sufrir que disfrutar, el humor es como una vía de escape o un instinto de supervivencia, de poder reírme de mí mismo.Pero sí está conectado el humor ante lo que nos rodea o mis problemas.

Escuché que te cuesta enamorarte, ¿tenés más levante desde que arrancó la serie?

Tenés más visibilidad, pero no sé si más levante. Me cuesta entregarme, le pongo mucho al trabajo. Pero por favor no titules así (risas)... No hablo de mi vida privada.

Igual, es difícil matchear en este momento, ¿no te pasa?

Sí, no sé, ¿a vos te pasa?

A veces me pasa. Cuando uno es singular, es difícil encontrar otra singularidad.

Sí, son cosas para seguir trabajando en terapia y ver qué pasa. No soy como el personaje de Felipe, que es superenamoradizo, entregado, soy un poco más como Sofía. 

Pero no es un tema.

Es un tema, sí... (risas).

¿Y ahora de qué tenés ganas?

De descansar. De tomarme unas vacaciones.

¿Sos más de descansás en una playa sin hacer nada o vas a una ciudad?

Me cuesta. Un poco y un poco. Ahora me fui con amigos a la playa cinco días y me odiaban porque estaba: “¡Vamos a tal playa de allá que está re lejos!, ¡y ahora vamos a subir ese morro!, y ahora vamos a no sé qué...”, era como: ¡dale, flaco, descansá!

Panza arriba no.

Me cuesta. Creo que si pasa la primera semana, me empiezo a relajar y la segunda semana respiro más, me quedo leyendo un libro.

Tenés tus técnicas de respiración...

Sí, me cuesta, las tengo un poco abandonadas. Las tengo que recuperar. 

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