Santi Motorizado habló sobre su cover No podrás y devela sus pasiones en una charla íntima
Después de volverse viral con su cover de “No podrás”, de Cristian Castro, charlamos con el músico platense de El Mató a un Policía Motorizado sobre mudanzas, pasiones, creatividad y todo lo que hay detrás de su último álbum: Súper terror.
Producción: Virginia Gandola
23 de septiembre de 2023
Santi Motorizado, un apasionado del fútbol, tiene una réplica de la Copa del Mundo en su casa. - Créditos: Gaspar Kunis
Cuando uno entra a la casa de Santi Motorizado –un luminoso PH en Villa Crespo–, sus pasiones quedan a la vista: al entrar, te recibe una nuevísima bicicleta negra estacionada; en las paredes hay una imagen de Diego Maradona; sobre la mesa del living brilla, imponente y maciza, una réplica de la Copa del Mundo, dejando en claro que el fútbol ocupa, al igual que la música, un lugar privilegiado en su vida.
Un poco más allá, sobre los almohadones del sillón, descansa una guitarra, y en su biblioteca se exhiben –como preciados tesoros– centenares de vinilos, libros... ¡y hasta títeres de Los Muppets! El líder de la banda platense Él Mató a un Policía Motorizado nos abrió las puertas de su universo porteño para conocer algo de su intimidad, para contarnos cómo se gestó Súper terror, el álbum que presentarán en vivo este mes en el Luna Park, y para revelarnos cómo cambió su vida desde que se mudó de La Plata a Buenos Aires.
Santi Motorizado charla con Euge Castagnino, en su casa en Villa Crespo. - Créditos: Gaspar Kunis
¿Ya te sentís porteño de alguna forma?
No sé, no me siento porteño, pero sí me gusta el ritmo de la ciudad. No sé si por contraste de esos años de pandemia, y también de La Plata, que es muy tranquila. Viví toda mi vida ahí, pero en un momento vivía sobre la avenida Córdoba y salía a la mañana, había todo ese caos con los colectivos y los taxis, y salía y decía: “Qué lindo”. Nadie dice eso.
Eso que acá odiamos, y vos ahí encontrabas música.
Yo salía, respiraba y decía: “Qué lindo, todo el caos de la ciudad, la gente apurada”, todo me parecía hermoso. Me sigue pareciendo, estoy cerquita.
Se viene la presentación de Súper terror, el nuevo álbum de Él Mató... ¿Qué sentís que trae de nuevo a la historia de la banda?
La idea, en cada disco que encaramos, es buscar lo nuevo, es ampliar el universo de la banda, buscar nuevos sonidos, nuevos conceptos. Y estamos contentos porque este disco se gestó en un año muy intenso como fue 2022, pospandemia, de mucha gira, mucho viaje, pero nos armamos de tiempo para poder ir al estudio en varios momentos del año y darle forma al álbum.
Lo grabaron en un estudio en el desierto de Estados Unidos, en el medio de la nada...
Sí, ese estudio es espectacular, se llama Sonic Ranch, queda en Texas, en el límite con México. Y el estudio queda en medio de la nada, es un pueblito que se llama Tornillo, que tiene 20 casas. En realidad, el dueño del estudio, Tony Ranch, tiene un campo y es millonario. Y el lugar es soñado, porque estás en una especie de parque de diversiones, muy tranquilo, donde uno vive, no tiene distracciones, está concentrado 100% en su proyecto. Y el estudio está abierto para vos las 24 horas. O sea, teníamos la cabeza 100% puesta ahí, que parece obvio, pero a veces no pasa.
Santi Motorizado es el líder de El Mató a un Policía Motorizado: la vida del platense en esta entrevista íntima. - Créditos: Gaspar Kunis
¿Cómo nacen tus canciones? ¿Existe un método o no?
No, método no. Pero sí hay que ir a buscarlo, de eso no me quedan dudas. Mucho sucede con la guitarra, acá en mi casa. Tuve momentos solo, en mi pieza de Sonic Ranch, con la guitarra criolla, suelo tocar mucho así. Y a veces, pensando melodías, puede ser en cualquier lado, en la calle, donde sea. Ahora está el teléfono...
Pero ¿se te ocurre algo y te grabás con el celu?
Claro, a veces se me ocurre algo y me voy a un rincón para no cantar frente a los demás, porque me da vergüenza. Te tiro melodías. Antes, cuando no existían los celulares, conseguía un teléfono, llamaba a la casa de mi mamá y le decía: “Ahora te llamo de vuelta y no atiendas”. Entonces, llamaba y lo grababa en el contestador...
¿Y cuál es tu estado emocional ideal para crear?
Yo creo que, para estar en estado de gracia en el momento creativo, tengo que estar contento. Aunque después las canciones estén atravesadas por muchos momentos de melancolía, tengo que estar motivado y la motivación está cuando estás bien. Esa es la verdad de todo. Cuando estás triste no tenés ganas de hacer nada, me parece. Por lo menos yo. Estoy en estado de derrota, no quiero hacer nada.
Aunque después cantes sobre la derrota...
Sí, y me di cuenta con los años de que canalizo un poco esas melancolías, esas preocupaciones o situaciones que pasan por mi cabeza, las termino haciendo canciones. Pero todo el momento ese tiene que ser un momento feliz. Puede ser que esté atravesado por melancolía, por alguna nostalgia. Pero si estoy realmente triste, no sirvo para nada.
¿Y la melancolía cómo te sienta como estado?
Es distinta la melancolía de la nostalgia. La nostalgia, esa cosa de anhelo de algo que pasó, no la tengo para nada. Y la melancolía... puede ser tristeza por lo que sea, angustias del presente. Yo lo que siento con los años es que esa melancolía la canalicé en canciones y me ayudó a atravesarla. Y me autopercibo una persona alegre, no melancólica. Igual por ahí estoy equivocado. Incluso en La síntesis O’Konor, un disco muy atravesado por la melancolía, cuando escuché el corte final, me pareció muy melancólico y me chocó a mí mismo. Un poco de vértigo de decir: “Che, estoy muy expuesto acá”, me dio como una cosita, después lo acepté y se me pasó y está todo bien. Todo lo que hago es realmente sincero, escribo algo que realmente siento, que me atraviesa, que quiero escribir. Pero prefiero estar contento.
“Medalla de oro” es uno de los hits del nuevo disco. ¿Qué historia sentís que cuenta esa canción?
“Medalla de oro” cuenta el final de una relación y el principio de una nueva vida. La idea de la luz es algo positivo, luminoso, valga la redundancia, pero lo que quería tratar de contar era esas cosas nuevas que a mí me generan el conflicto de qué pasa con lo que estás dejando atrás. Es una luz, es algo luminoso que arrasa de manera positiva.
¿Y la historia de “El tesoro”?
“El tesoro”, básicamente, es una historia de amor de alguien que es correspondido a medias, ¿no?
¿Basada en hechos personales?
¡No se sabe! (Risas).
Santi Motorizado, un apasionado del fútbol, tiene una réplica de la Copa del Mundo en su casa. - Créditos: Gaspar Kunis
¿Te animarías a pedirle una letra al ChatGPT?
Confieso que lo probé y era malísimo, pero por ahora, no sabemos. Lo quise usar como herramienta y falló. No pueden emular algo que está solamente en lo humano, en ese momento creativo. Se puede parecer y quizá sí copiar a un poeta malo, pero la genialidad todavía no llegó.
¿Y no te asusta el uso de la tecnología en el arte?
Sí, me asusta y no me gusta. Pero al mundo no le importa. A mí me generó un conflicto, por ejemplo, cuando salió lo del MP3, a mí me parecía genial que artistas independientes pudiéramos tener una herramienta para que nuestra música llegara a un montón de lugares. Y entendía a aquel artista que tenía miedo de que no iba a vender su disco. Entendía los dos lugares. Obviamente, por ahí te da bronca un multimillonario como los Metallica (los amo igual, aguante Metallica), pero acá decimos: “Si no tenemos plata, dejame bajar tu disco”. Pero siempre lo que podemos bajar es lo artístico. Lo mismo les pasa a los directores de cine, que les cuesta un montón hacer una película y les duele que se bajen las películas pirateadas. Siempre pensaba eso: lo que podemos bajar es lo artístico, no podemos bajar comida para que los pobres puedan comer. Lo mismo pienso con la inteligencia artificial: ¿por qué no está para solucionar otros problemas? Lo creativo está cubierto. Eso me genera conflicto. ¿Por qué una herramienta puesta en un lugar donde no la necesitamos?
¿Cómo eras de chico, Santi?
Era muy tímido. Bueno..., ahora también lo soy.
¿Estás sufriendo en la entrevista?
No, me acostumbré, pero igual no estoy relajado al 100%.
Volvamos a la infancia..., ¿qué se escuchaba en tu casa?
En mi casa había mucha música porque mi papá es músico amateur. Él es de Salta y muy del folclore, y fue con su guitarra a La Plata, conoció a mi mamá, se casaron, tuvieron un montón de hijos. Somos 5 en total, un montón. Siempre había una guitarra en casa y mi viejo se ponía a tocar. Algo que me acuerdo era de meterme en la pieza de mi papá, antes de la cena, mi viejo se encerraba, apagaba todas las luces de su cuarto y se ponía a tocar la guitarra solo. Una imagen así como muy romántica. Y yo me metía con Facundo, que somos los más chicos, y mi papá tocaba canciones. Cuando se daba cuenta de que entrábamos nosotros, empezaba a tocar canciones infantiles. Esa imagen es muy potente para mí, era una persona conectada con la música, ahí tocándola y viéndola en profundidad.
¿Y cómo aprendiste a tocar la guitarra?
Fui a una secundaria en La Plata que tenía especialidad artística. Podías elegir artes visuales o musical. Yo estaba en artes visuales. De chico tenía –la tengo aún– una habilidad sobre el dibujo de la figura humana y eso me generó un conflicto, pero que me llevó a la música también.
¿Podrías haber sido dibujante?
Sí. En la escuela, era el que dibujaba bien. Me pedían que hiciera dibujos, retratos, cosas. Después fui a la secundaria a estudiar arte y también era el mejor de todos... (Risas). Igual ahora viene el conflicto... Después me di cuenta de que eso no sirve para nada si no tenés una idea. Dibujar bien es una herramienta más. Sin la idea, esa herramienta no sirve para nada. Es como hacer jueguitos con la pelota. Yo hago mil jueguitos, pero después, si no puedo hacer goles, eso no sirve para nada. Y me generó un conflicto. Mis compañeros de música me enseñaron a tocar la guitarra, ahí empecé mis primeras bandas, y después me amigué con el dibujo cuando formé Él Mató. Ahí tenía un “porqué”, ahí empecé a hacer los afiches y las portadas de los discos...
¿Es verdad que de chico te gustaba la música punk?
Claro, en mi adolescencia. En mi casa había mucho folclore, entonces yo me fui para lo contrario. Yo encontré mi sonido en el punk. También fue el momento en que aparecieron Attaque 77 y 2 Minutos y encajó justo con mi adolescencia. Eso fue una gran educación musical, porque cuando vos no tenés mucha educación a nivel académico, entender que con pocos recursos uno puede hacer algo gigante y que puede emocionar y cambiar algo, eso fue muy importante. Nunca me olvido de cuando me compré el primer casete de Embajada Boliviana y lo puse en mi casa; me acuerdo de todo, cómo era la situación, la luz que entraba por la ventana, porque lo escuché y estaba hecho con una pasión... Eso a mí me explotó la cabeza. Y saber que eran cuatro amigos de La Plata, que vivían cerca de mi casa, era un milagro...
A veces, en el hacer uno se manda y encuentra la forma.
Totalmente, y después en el camino vas aprendiendo y te vas acomodando a las cosas que podés o que querés mejorar, pero es muy inspirador eso de ir para adelante. Sin estar planificando. A mí me cuesta.
Y ahora que estás más instalado, ¿sos de mandarte?
Me cuesta en otras cosas de la vida. Ese primer disco que grabamos fue muy al tun-tun, sin saber mucho de nada, y fue el inicio de un camino virtuoso. Entonces eso me dio mucha seguridad para ir a ese lugar incierto y arriesgado. Y después, lo último en lo que siento que pasó algo parecido fue con las canciones de Okupas, que tuve que meterme en géneros muy raros para mí. Como el folclore, la cumbia, el tango. Pero siento que viene de ese bagaje de haberme arriesgado y haber salido bien, entonces me da un plus que para otros momentos de la vida no me sale tanto.
¿Dónde te cuesta más la valentía? ¿En qué otras áreas?
Me da vergüenza decirlo. Pero si escuchan las canciones se van a dar cuenta...
Pasemos del punk a Cristian Castro... Contame un poco el detrás de escena de lo que fue ese cover viral.
En una entrevista, yo conté mi fascinación por “No podrás”, incluso por el videoclip, que si no lo vieron, háganlo, que es espectacular. Es un delirio hermoso. Esa noche, en el programa de Mex, la temática era Internet. Entonces él vio el programa y me dijo: “¿Te gusta ‘No podrás’? Hagamos esa”. Y me preguntó: “¿Lo hacemos en el tono original que canta Cristian Castro?”. Le dije que sí. Y sufrí.
¿No la habías ensayado?
No, no, no ensayamos nada. Grité y salió, más o menos...
¿Qué te pasa con lo que pasó a nivel viral?
¡Está buenísimo, me encanta! También me genera mucha timidez. Cuando veía que estaba en las historias de un montón de gente, en TikTok, me daba cosa. Tardé un montón en ver el video. Pero todo fue muy cariñoso.
¿Y hay algún otro hitazo de los 90 que te cope?
Un montón. “Tan enamorados”… Temón, ese. Hace poco averigué que no es de Montaner, es de un italiano. ¿Y sabés de quién soy fan? De Alejandro Sanz, me gusta mucho
¿Cuál es tu favorita de Sanz?
“Corazón partío” me parece espectacular. “Mi soledad y yo” también es muy buena. Esa canción es terrible. Y esa también es alta. Es otro nivel, Sanz es Champions League.
¿Te pegó de alguna forma la crisis de los 40?
Sí, me preocupa el paso del tiempo, que vamos a morir.
Es el “segundo tiempo”, ya que te gusta el fútbol...
Sí, claro. En el fútbol es más divertido el segundo tiempo, igual. En la vida... vamos a ver.
“Medalla de oro” tiene una frase hermosa que dice “y me voy a pelear por algo mucho mejor”. ¿Por qué cosas querés pelear hoy?
¡No tengo fuerza ya, soy muy viejo! (Risas). En lo inmediato, porque estén bien todas las personas que quiero. Por eso voy a pelear seguro. Y después, en lo que pueda aportar por que un rincón así chiquito de este mundo sea un poco mejor, estoy.