Navidad y Fin de Año: claves para identificar cuál es tu mood para pasar estas fiestas
¿Estás en el tironeo de qué planes elegir para celebrar estas fiestas? Acá, un recorrido posible para pasar estas fechas lo más conectada con tus deseos y elecciones.
ilustración de: Flori Rodri
15 de diciembre de 2023
Elige tu propia aventura navideña - Créditos: Getty Images
Con quién querés estar: full family, ¿sí o no?
¡Si, amo onda a lo tano!
Sos de las que aman las tradiciones, que se junte toda la familia, comer vitel toné, preparar los regalos con anticipación, brindar a las doce en punto, subirte a una silla y comer doce uvas. Está perfecto. Celebrá y celebrate, amiga, que este fue un año intenso. Eso sí, ¡acordate de sacar la foto antes del brindis! Después ya nadie sale decente.
Elige tu propia aventura navideña - Créditos: flori Rodri
Uf, me torra
Si este año no querés pasar las fiestas en familia, podés buscar alguna propuesta para juntarte con otras personas en tu misma situación y viajar en grupo. Tener una experiencia diferente, lejos de lo conocido, quizá te haga arrancar el año con otra perspectiva. También es un planazo con pareja e hijos: pueden elegir un all inclusive para que descansen los adultos o una juntada con otra familia amiga (en lo posible con niños, ¡claro!).
Elige tu propia aventura navideña - Créditos: flori Rodri
¿Para qué mood estás?
Quiero rajar sola
Ya no te bancás a nadie a esta altura del año. Ni familia ni colegas ni plan con amigas. Esta vez, querés algo nuevo y diferente. ¿Por qué no mandarte sola a algún destino que no conozcas? Ya sea con birrita sola frente al mar o entregándole tus penas o una cena findeañera de hostel, algo te va a movilizar.
Elige tu propia aventura navideña - Créditos: flori Rodri
Introspección
Si este año querés evitar la juntada, el baile, los petardos y la música a todo volumen, una posibilidad puede ser irte (sola o acompañada) a algún destino donde te conectes con la naturaleza y la energía de renovación que traen estas fechas. Una meditación de pasaje y un cuadernito para anotar lo que agradecés del año van a ser tus aliados clave.
Elige tu propia aventura navideña - Créditos: flori Rodri
Plan honey moon
¿Solo querés estar con tu +1? Un viaje juntos, cena en un restó tranquilo o algo sencillo en casa, aislados del mundo, puede ser una gran forma de pasar estas fiestas. Organizar una cena íntima, a la luz de las velas, sin el bullicio de la parentela, puede transformarse en una Navidad o Año Nuevo inolvidable. Y en lugar de brindis, las doce te pueden recibir con una gran O.
Elige tu propia aventura navideña - Créditos: flori Rodri
Full party, dátela en la pera
Fue un año muy difícil y necesitás celebrar. Salir de fiesta, conocer gente nueva, chaparte a desconocidos puede ser el boost de energía correcto para arrancar 2024. Ojo, si estás en pareja, también una opción es una juntada con amigos en un boliche o, por qué no, explorar nuevos horizontes de la pareja.
Elige tu propia aventura navideña - Créditos: flori Rodri
Family plan (reducido)
¿No estás para charlas eternas y la tía que saca los trapitos al sol? Depende de la edad de los chicos, pero una hermosa experiencia puede ser arrancar el año o recibir un regalo de Navidad original (artesanal, hecho por los padres o improvisado en el momento) en el medio de un camping solitario, una playa con poca gente o rodeados de la magia que ofrece el campo. O también recluirse en casa y sacar de la cajita de recuerdos los mejores juegos tradicionales para entretenerlos sin pantallas ni los chistes del tío Ricardo.
Elige tu propia aventura navideña - Créditos: flori Rodri
¿Cómo te pegan las fiestas?
ATR, Tengo Naviditis
Sos de las que se ponen intensas cuando llega diciembre, enviando recordatorios a toda la familia. Sacás la vajilla especial, te ponés a cocinar y freezar diez días antes. Está buenísimo, pero atención, que todo este exceso de energía no te deje agotada para empezar 2024.
Elige tu propia aventura navideña - Créditos: flori Rodri
¡Las odio! Soy el Grinch
Puede ser que las fiestas no te gusten por toda la parafernalia que implican, pero también, a muchas nos hacen sentir tristes y bajoneadas. ¿Qué hacer? Si estás soltera, quizá no estés para pasarla sola. Una juntada tranqui con amigas, amigos o un grupo reducido de familiares puede hacerte sentir contenida y habilitar un espacio para expresar tus emociones respecto a estas fechas. En cambio, si la ausencia física de algún miembro de tu familia es lo que te hace sentir vulnerable, blanquear con quien estés lo que te pasa y buscar un plan acorde a los deseos de los miembros de la familia será el paso número uno. Por ejemplo, una cena en un restó tranquilo y con juegos para niños o unirte a algo ya armado (sea con familia o amigos) para no exigirte con preparativos y planificación.
Elige tu propia aventura navideña - Créditos: flori Rodri
“Las fiestas se pasan en familia”. ¿Sigue vigente este mandato?
Llega diciembre y comienza un momento clave del año que puede traernos un poco de caos interno y externo. Porque, lo reconozcamos o no, seamos conscientes o no, tenemos internalizados ciertos mandatos con relación a la Navidad y el fin de año.
¿Y qué son los mandatos familiares? Un sistema de normas que fuimos aprendiendo desde chicas con relación a lo que se espera, y a lo que no, de nosotras como miembros de una familia. Por ejemplo, las típicas: buenas hijas, buenas compañeras, comprensivas, dadoras, trabajadoras y, obviamente, que siempre compartamos Navidad y Año Nuevo con toda la parentela.
En las fiestas, entonces, lo que generalmente se da por sentado –social y familiarmente– tiene que ver con las escenas medio rosas que nos muestran en las publicidades de la famosa gaseosa cola: un momento de unión festiva, de paz y amor. Así, en la vida adulta, seguimos reproduciendo en piloto automático modelos y mandatos sin detenernos a preguntarnos qué queremos hacer realmente. Tal vez repetimos sin cuestionar porque, en el fondo, queremos ser aceptadas por los demás, porque lo que más deseamos siempre es pertenecer y ser amadas por nuestros familiares.
Estos mensajes que recibimos tipo flechas (primero desde el exterior y generalmente de parte de nuestros padres o figuras significativas) no siempre son verbalizados o explícitos, y también funcionan como una voz interior que nos presiona porque se contrapone a nuestros verdaderos deseos. Pese a todo esto, reconozcamos que la realidad hoy es que esos mandatos sobre cómo “debemos” pasar las fiestas de fin de año no están actualizados, sino que son convenciones sociales y familiares que se repiten de generación en generación, sin dejar lugar a la revisión y el cuestionamiento.
Elecciones: ¿cómo querés pasar las fiestas?
Sabemos también que hay una presión social respecto a las fiestas: parecería que en estas fechas lo único importante es la diversión, los regalos y el encuentro familiar. Cuando las posibilidades y realidades pueden ser miles: solteras que no quieren pasar las fiestas con la familia porque esto les recuerda cada año y en cada brindis, su “soledad” y la urgencia de encontrar pareja. Parejas que tal vez desean pasar una velada íntima, sin juntarse con la familia de origen, pero les da culpa hacerlo. Mujeres que atravesaron o están atravesando un duelo de un ser querido y que las fiestas les recuerda y les acrecienta la herida de la pérdida. Madres que tienen a sus hijos viviendo en el exterior y que se topan con la distancia física de sus familiares; personas que están sin trabajo o no tienen recursos suficientes para hacer frente al gasto de la cena y los regalos navideños y otras a las que simplemente no les interesa festejar porque no les son significativas estas fechas, pero que se obligan a hacerlo más por el otro, y su insistencia, que por el propio deseo. También puede ocurrir que nos conectemos con una sensación de soledad y abandono que capaz ya sentimos en lo cotidiano pero que estos momentos maximizan y potencian. ¡Y no olvidemos a quienes tienen hijos adolescentes! Allí estarán ellas, atravesando el dilema de soltar y darles la libertad de festejar con amigos en lugar de con la familia, o seguir con la tradición de estar todos juntos a toda costa, aunque terminen reinando el aburrimiento y el tedio en lugar de la alegría.
La culpa: “¿Qué hacemos con la abuela que se queda sola?”.
Un sentimiento muy presente en estos momentos de elecciones y decisiones suele ser la culpa. Esta se activa, generalmente, ante la sensación de que infringimos alguna norma internalizada, algún deber o mandato. Se activa como si fuese una alarma que nos muestra que no hicimos algo que es importante (para mí y/o para otros). En este caso, se despierta la culpa cuando, por ejemplo, decidimos no pasar las fiestas con nuestras familias de origen o irnos de viaje para esas fechas. Entonces, en el momento de decidirlo, o tal vez durante la misma noche de Navidad o Año Nuevo, nos invade este sentimiento que viene a actuar como un recordatorio de la falta y, por ende, de la necesidad de “castigarnos” por nuestras elecciones y deseos.
No imponer ideas
Como vimos, puede haber diversas realidades y deseos en torno a la decisión sobre dónde y con quién pasar Navidad y fin de año. Y esto puede provocar, además de culpa, una gran ansiedad, fastidio, malestar y angustia, porque, en definitiva, lo que se pone en juego en la elección siempre es la pérdida. Cuando elegimos algo, hay otra cosa que descartamos. Y además, como dijimos, en estas fechas muchas personas se conectan con el amor de pareja (o con el ideal romántico) y con la presencia o la ausencia de los seres amados. Es importante que entendamos que la elección es personal y que no indica falta de amor ni desinterés por nadie. Que las fiestas son una fecha más a las que les brindamos un significado (¡posiblemente!) muy cargado de prejuicios y mandatos antiguos, que nos han llegado como un bagaje cultural y familiar ( ¡pesado!) y que, muchas veces, nada tienen que ver con nuestra manera actual de sentir y transitar la vida.
¿Cómo conciliar los deseos ajenos con el propio?
Chicas, relajemos y recordemos que lo importante (¡en todo!) es la comunicación: manifestar claramente nuestro deseo e intentar desde ahí consensuar o negociar con los demás. El objetivo será que todas las partes puedan ceder algo para lograr el equilibrio y dejar a cada persona contenta. Por ejemplo, si yo cedo en ir a lo de mis suegros para Navidad (cuando vamos siempre y a mí ya no me dan ganas), el otro puede ceder en cumplirme la ilusión de pasar Año Nuevo en la playa. La idea es primero trabajar siempre sobre nuestros deseos para luego entablar el diálogo con los demás involucrados. ¡Fiestas de fin de año, vengan a nosotras, que no les tenemos miedo!
Experta consultada
Lic. Maria Sivana. @lic.mariasivana.
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