Emociones e inteligencia artificial: ¿qué pasa con la soledad y la empatía en un mundo cada vez más tecnológico?
Emociones e inteligencia artificial: ¿qué pasará con la soledad y la empatía en un mundo cada vez más tecnológico? Claves para conectar con uno mismo y con los demás.
21 de agosto de 2024
Emociones e inteligencia artificial: ¿qué pasa con la empatía? - Créditos: Getty
Si hay algo que nos une a todas a las personas son las emociones, y la evidencia científica es cada vez más contundente acerca de que no es posible ser feliz si no estamos “conectados” con los demás. Nuestro cerebro social está cableado para los vínculos y las relaciones, y sus reacciones neurológicas y fisiológicas también se ven moldeadas por la interacción social.
Ahora bien, cuanto más avanza el estudio y la aplicación de la inteligencia artificial en todos los campos la pregunta que más me hacen es: ¿cuál será el diferencial humano frente al mundo artificial y si habrá algo que realmente irremplazable?
Para escribir estas líneas he leído numerosas evidencias científicas y también lo complemento con varios años de estudio y trabajo como Educadora Emocional y Neuroeducadora. Está clara la idea de la complementariedad de la inteligencia artificial en muchísimos aspectos y campos. Y obviamente no se puede negar el inmenso potencial que tiene para transformar la comunicación, el relacionamiento y los vínculos humanos. Entonces esto provoca la necesidad de una nueva regulación y debate público al respecto.
Creo que todos tendríamos que utilizar y entrenar una capacidad cognitiva tan necesaria e infravalorada en estos tiempos como es el: “pensamiento crítico” para empezar a comprender este presente y futuro que se avecina aceleradamente y que demandará un vasto uso de las capacidades humanas que complementen a los avances de la inteligencia artificial.
¿Hay límites humanos a la automatización? ¿Se está queriendo reemplazar al cerebro humano? ¿Puede ser empática la IA? ¿Qué es el bienestar artificial? ¿Qué depositaremos en manos de los algoritmos? ¿La IA puede interferir o afectar en la interacción humana? ¿Realmente elegiremos lo artificial por sobre lo natural y humano? ¿Podrá suplir el sentimiento de soledad y de aislamiento social? ¿Cuánta regulación hay en esta materia y cómo se respeta la privacidad de los datos personales?
Las preguntas son miles y desde luego que podríamos escribir un tratado extenso sobre el tema. De hecho, hay cuestiones que vamos a ir entendiendo con el paso del tiempo. Pero para hacer un recorte me voy a detener y profundizar en dos cuestiones de mi especialidad: el sentimiento de soledad y la empatía. Entendemos a la soledad como el sentimiento de ausencia o de abandono y a la empatía como el sentimiento que nos ayuda a entender lo que otra persona siente.
El cuidado empático constituye el núcleo de la compasión. Y la compasión, es el sentimiento de preocupación altruista que desea ayudar y alivianar al otro.
Emociones e inteligencia artificial: ¿qué pasa con la empatía? - Créditos: Getty
Si nos remontamos cuatro años atrás en épocas de pleno aislamiento social por coronavirus, lo que todos más extrañamos y añoramos fue lo más sagrado que tenemos en esta vida: el contacto, los lazos y el vínculo humano. En este sentido, las emociones actúan sobre todo nuestro organismo aportando equilibrio, salud, calidad de vida o desequilibrio. Nos ayudan a crear relaciones más auténticas y un sinfín de nuevas posibilidades en las relaciones humanas y ,por supuesto, nos ayudan a registrar cómo nos sentimos con nosotros mismos y cómo se sienten los demás. Además, nos aportan capacidad de empatía, de generosidad, de gentileza, de altruismo y nos fortalecen ante la adversidad, entre otras cosas.
Todas las células de nuestro cuerpo se bañan de nuestras emociones. Todo acontecimiento asociado a un episodio emocional tiene una impronta cerebral profunda, con consecuencias biológicas y sociales.
La gran paradoja de estos tiempos es que el mundo nunca estuvo tan conectado (digitalmente), pero el sentimiento de soledad es cada vez mayor.
La soledad causa estrés, y el estrés crónico o prolongado conduce a elevaciones más frecuentes del cortisol, conocida como la hormona del estrés.
Está demostrado que la soledad acorta la esperanza de vida y que se puede comparar con los efectos nocivos que genera fumar 15 cigarrillos por día.
El doctor Álvaro Pascual- Leone, decano de Ciencia Clínica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, dice: “Es crucial hasta incluso en la salud cerebral sentir que las personas tenemos suficientes conexiones sociales y un entorno empático de apoyo”, y agrega: "Las personas con vínculos sociales fuertes tienden a sentirse menos estresadas”.
La calidad de los vínculos es lo que importa. Podemos estar rodeados de muchas personas y tener miles de conexiones en las redes sociales, y aun así sentirnos muy solos.
Dijimos que la soledad causa estrés y sube el cortisol, de ahí la importancia de contar con oportunidades para conectarnos a nivel humano. La oxitocita conocida como la hormona del amor y de la empatía nos ayuda a mitigar el estrés.
Nuestro cerebro social precisa el contacto humano para desarrollarse de manera adecuada.
Hay evidencias que explican cómo un chatbot de IA demuestra una capacidad para interpretar y expresar emociones, así como generar comunicaciones.
¿Se le podría atribuir pensamientos, sentimientos y una personalidad a una máquina que no posee estas cualidades humanas? ¿Vamos a preferir abrir una app y que un algoritmo nos conteste? o ¿vamos a seguir eligiendo contacto real y humano?
Un riesgo significativo sería el impacto de la interacción prolongada con la inteligencia artificial que conozca nuestras emociones y que pueda afectar la capacidad para empatizar con otros seres humanos, debilitando los lazos, las conexiones personales y fomentando un sentimiento de aislamiento.
Por su parte, Marian Rojas Estapé, médica, especialista en psiquiatría y escritora española dice: “El aislamiento social no solo afecta a la salud mental, emocional y física, sino que acelera el envejecimiento biológico. Los lazos sociales fuertes son cruciales para la longevidad”.
Entonces, ¿podrá ser la inteligencia artificial una solución a la soledad? "La verdadera comunicación y el compartir el sentir surge del encuentro humano real, lo que sucede cara a cara, ya hasta en los encuentros virtuales uno se pierde mucho de lo que podría captar hasta incluso en la comunicación no verbal”.
¿Realmente dejaremos algo tan valioso y necesario en manos de los algoritmos? Es vital entonces cultivar nuestros vínculos y círculos de empatía como me gusta llamarlos y generar nuevas redes, conexiones y puentes entre todos nuestros recursos disponibles.
Las relaciones cálidas, comprensivas y nutritivas son fundamentales para el bienestar mental, emocional y físico de cualquier persona .
Por eso, incorporemos más abrazos de varios segundos, más encuentros reales, más contacto visual y más dejar huellas de valor.
Que ser humano, haga la diferencia.
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