Fiestas de fin de año: una experta da una técnica para disfrutar más la celebración
La licenciada en Psicología Cecilia Taburet traza una situación que puede interpelarnos. ¿A qué nos exponemos en las fiestas de fin de año? ¿Hasta qué punto son una celebración? Algunas pautas para respetar más el deseo y menos los mandatos.
15 de diciembre de 2023
Fiestas de Navidad y fin de año: ¿qué nos hace bien? - Créditos: Getty
Es sabido que el fin de año conlleva a realizar planteos sobre el año transcurrido y dar lugar a los balances. Lo cierto es que los tiempos del calendario operan, muchas veces, como imperativo y dejan de lado los plazos subjetivos.
Si bien culturalmente la Navidad es un momento de reflexión, de unión y el fin de año un momento de cierre en el que se renuevan las esperanzas en relación al porvenir, en muchas ocasiones se generan pensamientos mágicos, es decir, esa idea de que con solo cambiar un número todo cambiará y se resolverán todos los pendientes. Cuestión que acarrea muchas expectativas y, cuando esa brecha entre ideal y realidad es muy amplia, conlleva malestares, sentimientos de desilusión y abatimiento en torno a lo que vendrá.
Estas situaciones adversas pueden ser resueltas dejando de lado el “tengo que resolver”, lo que da paso al desafío de preguntarse sobre: ¿qué quiero cambiar o mejorar para el próximo año?
En todos los casos hay que destacar que tienen que ser proyectos realistas y que, muchos de ellos (por no decir todos), llevan un proceso, un tiempo y una dedicación.
También parece ser efectivo jerarquizar o darles un orden de prioridad a los proyectos y la planificación a corto plazo, siempre teniendo en cuenta que será del orden de lo imposible “cumplir” con todos los ítems.
Será sustancial ser consciente de que la época convoca a finalizar tareas y funciones, pero que no se puede pretender resolver todo. Si bien puede aliviar hacer algunos cierres, es importante mantener la calma y comprender que más allá del “hacer” se encuentra el “ser”.
Estar escindido entre lo que “debo hacer” y lo que deseo acarrea dificultades. El “deber ser” representa exigencias que se tornan inalcanzables, en cambio, el “ ser” está conectado con los deseos y el bienestar singular.
En las fiestas (que no siempre son tan felices) se observa el “tengo que juntarme con mi prima que no aguanto”. Además, tolerar las típicas preguntas incómodas: ¿Para cuándo la pareja? o ¿Para cuándo los hijos? ¿O el hermanito? Por nombrar ejemplos.
Por hacer honor a la tradición se reúnen con parientes con quienes no tienen vínculo o conexión cercana real y ese día, que tendría que ser especial, se torna molesto. Animarse a poner un freno y decir "No quiero", es un gran desafío que traerá alivio y aplacará el malestar previo y durante las fiestas.
Será beneficioso sostener algunas tradiciones como armar el armar el arbolito de Navidad, decorar los espacios, cocinar comida especial, pero sin perder el eje de con quién deseamos pasar la Nochebuena y comenzar el año venidero.
Algunas preguntas para pensar en estos tiempos tan significativos serán: ¿Con quién decido pasar las fiestas?, ¿Cuento con proyectos acordes al contexto que transito?, ¿Soy consciente de que necesito una pausa para descansar?, ¿Tengo que hacer todo por obligación?
La Navidad suele inspirar buenos deseos, unión y reflexión, pero no siempre reina la armonía en los vínculos familiares, por lo tanto, ser consciente de esa complejidad es una opción para ser coherentes con lo que se siente y actuar en consecuencia a lo vivenciado durante todo el año y no meramente descontextualizarlo o reducirlo a una cena de Nochebuena.
¿Por qué no elegir pasar el Año Nuevo con amigos? ¿Por qué no decidir darle la bienvenida al nuevo año con personas que suman y que son parte del día a día? Hacer de estos tiempos momentos especiales es un verdadero desafío: estar dividido entre lo que “deseo “y lo que “tengo que hacer” siempre será doloroso.
Estas fiestas dejemos de lado los ideales y las imposiciones que nos alejan de nosotros mismos.
Por Cecilia Taburet, Lic. en Psicología (UBA). IG @lic.ceciliataburet. Gnetileza para OHLALÁ!
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