¿Qué es el puttering?: el hábito que todos deberíamos adoptar, según una experta
En un mundo que nos empuja a la productividad constante, existe un concepto aparentemente pequeño, pero profundamente transformador: el puttering. Te contamos qué significa y qué beneficios tiene para la salud.
29 de enero de 2025 • 15:02
Puttering: en qué consiste esta práctica que es muy recomendada - Créditos: Getty
En un mundo que nos empuja constantemente hacia la productividad, existe un concepto aparentemente pequeño, pero profundamente transformador: el puttering. Aunque la palabra no tiene una traducción exacta al español, se refiere a una actividad tranquila, sin una finalidad específica, que generalmente implica moverse de un lado a otro en casa, reorganizando, o simplemente haciendo cosas pequeñas que no son urgentes, pero sí placenteras.
Como terapeuta emocional y coach ontológica encontré en el puttering un recurso poderoso para trabajar emociones, aliviar tensiones y conectar con uno mismo. Te voy a compartir, entre otras cosas, por qué es clave para tu bienestar emocional.
Puttering: qué es y por qué es clave
El puttering puede definirse como un tiempo en el que permitís que tu mente divague mientras realizás tareas pequeñas y cotidianas. No hay presión por completar nada, simplemente, seguís el flujo de tu atención en actividades simples, como organizar un estante, regar plantas o mover objetos de un lado a otro.
Lo esencial no es lo que hacés, sino cómo lo hacés: sin prisa, sin metas específicas y sin exigencias de perfección. Este estado, aunque parezca insignificante, activa procesos emocionales y mentales que nos anclan en el presente, liberándonos de la ansiedad del "deber ser" y conectándonos con el "aquí y ahora".
Desarrollar el puttering no requiere habilidades especiales, sino disposición a experimentar un estado de presencia relajada.
Imaginá las siguientes situaciones cotidianas, que, a veces, por parecer pequeñas no les damos importancia o las realizamos en automático:
Estás en tu casa y tenés una mañana libre. No hay agenda ni listas de pendientes. Elegís conscientemente dedicar ese tiempo a moverte por tu espacio.
Te levantás y ves una taza sobre la mesa. Decidís llevarla a la cocina. En el camino, notás una planta que necesita agua y te detenés a regarla. Al regar la planta, observás un libro que habías dejado en el sofá. Lo llevás a tu estante y, al colocarlo, decidís reorganizar algunos libros, moviendo los que ya leíste a otro lugar. Al terminar, no hay sensación de obligación cumplida, sino una calma tranquila por haber estado presente y conectada con tu entorno.
Este estado ligero, sin presión, es el corazón del puttering. Las pequeñas acciones nos conectan con nosotros mismos, permitiendo que la mente y las emociones fluyan.
Veamos algunas diferencias para poder contrarrestarlo con otros conceptos que parecen tener prácticas similares, pero que tiene otro impacto superior y de bienestar sobre cada una de ellas.
La procrastinación suele implicar evasión o culpa por posponer una tarea importante. El puttering, en cambio, se vive sin presión y con aceptación, no como una estrategia de evitación, sino como un acto de autoexploración.
El puttering comparte con el mindfulness la conexión con el presente, no exige una práctica formal ni requiere meditación. Es una forma natural de "estar presente" a través de la acción cotidiana.
Puttering no es productividad. Aquí no hay metas ni listas. Lo que hacés en el puttering no tiene que "rendir frutos". De hecho, el mayor fruto es precisamente la ausencia de esa expectativa.
¿Cuáles son sus beneficios?
El puttering puede parecer una actividad simple, pero genera efectos profundos en nuestra salud emocional:
- Reduce el estrés: Al permitirnos desacelerar y liberar la mente del ruido constante, el puttering actúa como un bálsamo para los pensamientos abrumadores.
- Promueve la creatividad: Al no forzar resultados, damos espacio para que nuevas ideas surjan de manera espontánea. Muchas personas encuentran que su mejor inspiración llega mientras realizan puttering.
- Reconexión con el cuerpo y el entorno: Al enfocarnos en actividades pequeñas, volvemos a sintonizar con nuestras sensaciones corporales y con los objetos a nuestro alrededor, reforzando el vínculo con lo que nos rodea.
- Mayor regulación emocional: Las tareas simples y repetitivas tienen un efecto calmante en el sistema nervioso, lo que ayuda a procesar emociones difíciles de forma suave y no invasiva.
Recomendaciones si querés probar el puttering
- En primera instancia, eliminá la presión de hacer algo útil, da prioridad a las tareas que te interesen en el momento, incluso si parecen insignificantes.
- Armá un ambiente propicio, como ser, poner música relajante o trabajar en silencio. Un entorno cómodo te ayudará a fluir.
- Aceptá los cambios sin dirección, esto es, si comienzas limpiando una mesa y terminas reorganizando un armario, ¡está bien! El puttering no sigue un plan.
- Es importante que seas consciente de tus emociones: mientras te movés de un lugar a otro, observá cómo te sentís. ¿Te relajás? ¿Sentís más claridad mental? Usá esas emociones como guía para continuar o detenerte y, sobre todo, aceptar que a veces no seguir un plan también calma.
El puttering es un recordatorio de que no siempre necesitamos grandes soluciones para aliviar el estrés o mejorar nuestro bienestar. A veces, lo más pequeño y cotidiano es lo más poderoso. En un mundo que nos exige tanto, permitirnos el lujo de movernos sin prisa, sin metas y sin juicios puede ser un acto revolucionario de cuidado propio.
Como terapeuta, recomiendo explorar esta práctica como una forma de deshacer nudos internos de manera amable y natural. No subestimes el poder de estos momentos. Quizás descubras que, mientras reorganizas un cajón o limpias una repisa, también estás reorganizando y limpiando algo en tu interior.