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"Quiet ambition", el nuevo fenómeno que crece entre la Generación Z : ¿de qué se trata?

Qué es "quiet ambition", el nuevo fenómeno laboral-cultural que crece entre la Generación Z. ¿Cuáles son las cosas que no negocian en pos de su bienestar?


Qué es quiet ambition, el nuevo fenómeno de la generación Z.

Qué es quiet ambition, el nuevo fenómeno de la generación Z. - Créditos: Getty



Algo está pasando con los centennials (Generación Z) y su vínculo con el trabajo, la idea de éxito y cómo quieren llevar sus vidas. Según encuestas y sondeos recientes se observa una gran reticencia a escalar posiciones o a asumir roles de mayor responsabilidad y/o management, o inclusive, asignarles demasiada importancia a los logros profesionales por encima de otras cuestiones personales.

¿Acaso los jóvenes han perdido la ambición? No realmente. Esta nueva tendencia que se conoce como quiet ambition (término acuñado el 2023 en una nota de Fortune que se popularizó), remite a cómo las nuevas generaciones que ingresa al mercado laboral, a diferencia de sus padres o abuelos (Boomers y Gen X) simplemente están priorizando sus propias necesidades: desisten de escalar en empresas para tener más tiempo o por su salud física y mental. 

No se trata entonces de que los jóvenes hoy no tengan ambiciones, sino de que no estén tan dispuestos como antes a sacrificar cualquier cosa para alcanzar el éxito profesional. Para ellos, la idea de éxito ya no se define por variables externas o de la compañía en la que trabajan, sino propias, lo que genera esto que se comienza a ver como un cambio copernicano en el paradigma laboral. 

Quiet ambition: ¿cómo llegamos hasta acá? 

Si en los últimos años el mundo laboral se vio atravesado por una serie de fenómenos globales, desde la famosa "gran renuncia" de comienzos del 2021, seguida por el shock cultural del trabajo remoto y la posterior vuelta al mundo de la presencialidad, e incluso la figura de la renuncia silenciosa (que explotó como tendencia en Tiktok en su momento como “lazy girl jobs” o “quiet quitters”), hoy el estado de ánimo es muy distinto. 

A priori podría considerarse esta tendencia como una prima lejana de la “renuncia silenciosa”, esa idea de que no renunciar al trabajado pero hacer lo mínimo indispensable, también conocido en este lado del hemisferio como “trabajar a reglamento”. Según encuesta de Gallup en su momento esta predisposición representada el 50% de la fuerza laboral estadounidense. 

Qué es quiet ambition, el nuevo fenómeno de la generación Z.

Qué es quiet ambition, el nuevo fenómeno de la generación Z. - Créditos: Getty

Sin embargo, inflación y crisis económica de por medio, y la consecuente caída en el empleo, en adición a otros desafíos actuales para las nuevas fuerzas de trabajo (salida de la pandemia y vuelta a la oficina, automatización, A.I), lo que se empezó a observar fue también un gran agotamiento. No en vano se habló de una nueva etapa caracterizada (“the Great Exhaustion”) por el cansancio, la desmotivación y el burnout en casos extremos.

El año pasado gracias a un estudio regional (LATAM) de Bumeran, nos enteramos que Argentina lidera el ranking con mayores niveles de mayor burnout profesional. No es para menos en vistas del actual contexto de precariedad. 

Todo esto fue preparando el tono para lo que vendría: los jóvenes empezaron a moderar las expectativas y contentarse con lo indispensable tanto por un tema de practicidad (ascender significa más responsabilidades pero no siempre mayor sueldo ni mejores condiciones laborales), como ideológico, al adoptar estilos de vida más despojados en sintonía con sus valores de sustentabilidad, austeridad, etc. 

En la encuesta realizada en agosto de 2023 por la firma Visier sobre la base de 1000 adultos que trabajan full time, sólo el 38% de los contribuyentes individuales están interesados ​​en convertirse en managers en su trabajo actual. El 62% restante preferiría permanecer como empleados. Cuando se desglosan por género, los datos se vuelven aún más alarmantes: el 44% de los hombres están interesados ​​en convertirse en managers en su organización actual, frente a sólo el 32% de las mujeres.  

Un nuevo paradigma 

“La Gen Z está muy rodeada de mitos. Y de contradicciones. Creo que sí tienen una sensación de éxito laboral y están comprometidos con el trabajo. También son exigentes y tienen una perspectiva un poco más negativa que generaciones anteriores. Veo una vínculo muy distinto con el trabajo según sea el rol que les toca. Algo que queda muy claro es que buscan ser reconocidos y vistos por su esfuerzo, esto de ser un número en un escritorio y que los den por sentados perdió vigencia. Humanizaron la experiencia del espacio laboral. Entonces sí quieren reconocimiento verbal y económico por lo que hacen y consideran que lo merecen – esto los diferencia de generaciones anteriores. Si encuentran una compañía que los valora y lo refleja en trato y pago, se quedan”, explica Gaba Najmanovich experta en tendencias y consultora que trabaja con público joven. 

¿Pero entonces qué quieren los centennials? Si seguimos con los datos de Visier, la respuesta es bastante clara y lineal de hecho: el 91% que no quiere o está interesado en convertirse en manager o jefe de otros cita como principales motivos aspectos como mayor estrés o presión no deseada, el trabajar más horas o que simplemente están conformes con sus trabajos y roles actuales. 

Es decir, su tiempo y su salud mental e integral emergen como principales disuasores, lo cual tiene sentido ya que se condicen con algunas de las características por las que es conocida la Gen Z y con tendencias del mundo del trabajo que ya venimos observando por lo menos la última década: la búsqueda de mayor flexibilidad en horarios y espacio -el acortamiento, inclusive, de la jornada laboral-, la necesidad de conectar con un propósito y trabajar en compañías alineadas con una causa, la reducción del estrés laboral y la necesidad de desconexión post-trabajo, el famoso equilibrio profesional-personal. 

 

Y los números lo corroboran, por más importante que sea la misión o ambición según el caso, el 63% que respondió la encuesta de Visier reveló no haría nada que comprometa su “work-life balance”.

De hecho en las ambiciones principales listadas se ubica pasar tiempo con amigos/familia en el primer puesto con el 67%, y en segundo puesto estar mental y físicamente saludable con un 64%. “El tiempo es ahora un activo, un valor y un determinante. Hay quien dice que el dinero viene y va, pero que el tiempo no va a volver. Invertir la cantidad de tiempo y energía que requiere tener un cargo más alto ya no es tan rentable. A no ser que tenga algo que ver con los valores acordes a los que queremos vivir”, explican en una nota de Business Insider. 

“Flexibilidad, salario emocional, buena paga son parte del concepto de éxito, pero lo central es el balance. Vivir para trabajar, estresada y sin poder disfrutar de los frutos de su trabajo no es una imagen de éxito para ellos. Encontrar el equilibrio entre un trabajo en el cual se sienten vistos, tienen un salario que les permite disfrutar de su vida sentir que su trabajo no entra en crisis con sus valores personales y tener tiempo de ocio, eso sí empieza a acercarse a su idea de éxito”, cierra Najmanovich. 

Generación Z: cuáles son sus no-negociables 

Si la mayoría de los empleados de la Gen Z no están interesados ​​en ser jefes, los ascensos o lograr puestos jeráquicos o como realizarse como ejecutivos top, ¿a qué aspiran? Podríamos definirlo rápidamente en los siguientes puntos clave: 

  • Evitar el estrés a toda costa. Saben que el tiempo sin salud no es nada y que hoy, en particular en un contexto post-pandémico en el que se están capitalizando los aprendizajes de ese momento, la salud mental en el nuevo bastión a resguardar. El estrés laboral, una realidad para muchos, se está convirtiendo en mala palabra. 

  • Flexibles y modernos. El trabajo debe adaptarse a ellos y no al revés en la medida de lo posible. Buscan ambientes flexibles, modalidades híbridas, y una mirada más integral y moderna sobre la productividad, nada de marcar tarjeta y poder cortar una vez finalizada la jornada. En especial en estos tiempos de hiperconexión.  

  • Propia fórmula. Pero sobre todo quieren poder participar de la definición en sus propios términos de lo que constituye su idea de éxito, que no será igual para todos. Lo que aplicaba para las generaciones anteriores ya no sirve, borrón y cuenta nueva. 

  • Facetas balanceadas. Como dijimos antes, como el tiempo vital es la principal moneda de intercambio, los jóvenes ya no están tan dispuestos a sacrificarlo por cualquier cosa -dinero, reconocimiento, un cargo alto. Podría pensarse esto como el “no negociable” de toda la lista. 

  • Buenos ambientes. Tan importante como en qué trabajar es dónde y con quién, sobre todo cuando la tecnología habilita cada vez más modalidades como el freelancismo o el home office.  

Puede parecer una obviedad o hasta un requisito muy básico, pero las relaciones interpersonales en la oficina y las condiciones de trabajo, y aún más en un contexto de informalidad y bajos salarios, son fundamentales hoy. Además en lo filosófico prefieren trabajar en entornos más colaborativos y horizontales, donde la toma de decisiones sea más inclusiva y flexible. 

 

 

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