Yoga aéreo: ¿en qué consisten las posturas y cuáles son sus beneficios?

La sala cuenta con un columpio y un par de estribos, con tres alturas. La hamaca funciona como un espacio de trabajo ergonómico, que facilita la realización de las diferentes posturas y estiramientos, tonifica tus músculos y relaja la tensión. Cuenta con tres niveles según la disposición y el objetivo de la clase: restaurativo, tonificación y acrobático.

En clases de una hora, se empieza por un calentamiento y luego una serie de posturas. La necesidad de equilibrarse, coordinar movimientos y superar la sensación de inestabilidad a veces puede resultar un poco frustrante, pero una vez que conquistás esos desafíos, puede ser altamente gratificante. Finalmente, viene la tan ansiada relajación. La combinación de movimientos suaves, respiración consciente y la sensación de estar suspendida en el aire ayuda a inducir un estado de relajación profunda. 

Obviamente, todo depende de lo que busques (ya sea fortalecer tus músculos, un espacio de esparcimiento o conexión interna), pero se sugiere practicar aeroyoga al menos dos veces por semana, para lograr la definición de brazos y la tonificación necesarias. Además de que, a medida que vayas ganando más confianza, podrás realizar posturas más complejas. De todos modos, lejos está de la competencia, cada una va a su ritmo y el trabajo con otras hace que te potencies.

La gran ventaja del columpio es que, al darte contención, te ayuda a sumar posturas que, si no, no podrías hacer. Lo principal que se trabaja es el core, es decir, los músculos abdominales, lumbares, de la pelvis, glúteos y la musculatura profunda de la columna. La fuerza necesaria para colgarse hace que se tonifique y redefina tu cuerpo, define musculatura, regenera y fortalece articulaciones. Por eso, es excelente para recuperar el suelo pélvico luego de un embarazo.

Además, esta práctica es súper positiva para la columna, porque se descomprime todo el eje axial. Por otro lado, al tener las piernas hacia arriba la mayor parte del tiempo, mejora el flujo sanguíneo, activa la circulación de la piel, combate la celulitis y la flaccidez. El trabajo con la respiración ayuda a bajar el ritmo cardíaco. Además, reactiva el aparato respiratorio y digestivo y combate la hipertensión. 

En cuanto a los beneficios para la mente, la apertura del pecho trae aparejada la apertura emocional. La práctica continuada de aeroyoga nos trae conocimiento de nuestro cuerpo, pensamientos positivos y relajación emocional. No solo genera introspección, como el yoga tradicional, sino que la suspensión en el aire ayuda a combatir el miedo, genera hormonas de la felicidad que son analgésicos naturales, hace que fluya la energía, mejora la orientación y la coordinación.

Pero ¡ojo! Si bien es una práctica muy beneficiosa, hay algunas personas para las que está contraindicada: si tenés hipertiroidismo, diabetes, hipertensión, operaciones del corazón o pulmón, epilepsia, vértigo, linfomas, fibromialgia, glaucoma, trasplante de córneas o miopía avanzada. 

“Volvés a conectarte con tu cuerpo y podés sanar todo lo que vas guardando dentro. Es un método de conocimiento personal: lo que te costó una clase, la próxima lo volvés a intentar. Y eso después lo llevás a la vida, como nos pasó a nosotras. Veníamos de trabajos de oficina, y conocer el aeroyoga nos atravesó tanto que llegamos a formarnos como instructoras y abrimos nuestro centro”, nos cuentan las hermanas Cordero sobre esta disciplina. Y es que el aeroyoga que ellas imparten propone un enfoque más femenino, con el que sienten que la técnica ayuda a liberar y a sanar los miedos, como una herramienta no solo para focalizar en el cuerpo, sino también en la autosuperación. Estar boca abajo te da otra mirada, porque estás concentrada en no caerte.

Y esta nueva mirada, también, da otra perspectiva y activa la creatividad. Es un ejercicio que te obliga a estar presente, a entregarte y poner tu 100%. Este “riesgo” que generan las alturas (a nuestra mente, porque está todo preparado para que colgarte del columpio sea súper seguro) abre una puerta a sobreponerte a aquellas cosas que te dan miedo. La práctica te potencia, lográs hacer cosas que no creías posibles, tenés más confianza y eso te empodera un montón.