Sex toy: para muchas mujeres suma diversión en la pareja. - Créditos: Getty
Para muchas de nosotras, los sex toys son parte de una exploración divertida, un gustito, una expresión de libertad. Hace rato que dejamos de darles connotaciones peyorativas; de hecho, ya ni siquiera usamos la palabra “consolador”. Sin embargo, para los hombres, las cosas no siempre son fáciles cuando se trata de la diversión femenina.
Desde fantasías ninfómanas hasta complejos de inferioridad, todo puede emanar de una psiquis asustada. Por eso, analizamos algunas de las razones por las que un hombre puede mirar tu chiche como una amenaza y evaluamos algunas posibilidades para desactivar los curiosos mecanismos que lo llevan a ponerse celoso.
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¿Es para tanto?
La mayoría de las veces, los celos no son un sentimiento racional. Todos podemos ponernos celosos de cualquier cosa que sentimos que nos roba tiempo con nuestra pareja o que le toma energía y atención: amigos, familiares, proyectos, actividades. Esto significa que, en realidad, no importa si tu relación con tus juguetes es algo muy importante para vos, ni si apenas los usás, sino la forma en que lo está interpretando tu pareja. Tener celos de algo que ni siquiera está vivo es un sentimiento bastante infantil, pero, lamentablemente, eso no le quita peso. Vale la pena, entonces, mirar de cerca qué podría simbolizar tu juguetito frente a los ojos de un hombre inseguro.
“No te alcanza conmigo”
El padre de todos los cucos masculinos en el terreno sexual es el de “no ser suficientes”. Que no alcance su tamaño, su rendimiento, su energía y desempeño es algo con lo que hasta el más viril de los hombres (¡especialmente el más viril!) tiene que lidiar. Es muy fácil que se sacudan todos estos fantasmas cuando un sex toy entra a tu cuarto. Vale la pena mirar de cerca qué modelo está causando tanta conmoción en cada caso. En ocasiones, las características del chiche pueden estar tocando puntos sensibles en tu pareja: es usual que algunas mujeres se cuiden, por ejemplo, cuando eligen un vibrador, de que el tamaño del modelo no supere el del pene de su compañero, especialmente si este ya ha manifestado algunos mambos al respecto. Otras, ante la duda, directamente lo esconden y lo mantienen como un pequeño secreto privado. Ojos que no ven, comparación que no se siente.
Competencia desleal
La magia de los juguetes –como los vibradores y los succionadores de clítoris– es, precisamente, lo sobrenatural de las cosas que logran hacernos sentir. Está claro que ningún hombre va a vibrar así ni generar ninguna onda ultrasónica para hacerte sentir el efecto vibrador. Las sensaciones alienígenas, más parecidas a las que podés tener en un parque de diversiones que con un ser de carne y hueso, son lo que nos fascina de los juguetes. Lejos de ver esto como un complemento espectacular, algunos hombres lo consideran más bien como una competencia desleal de la cual siempre saldrán perjudicados. Es tragicómico tener que explicar que, así como su pene no va a vibrar como el mejor Satisfyer, un juguete tampoco te hará sentir las emociones que te despierta un amante real. ¡Pensar que supuestamente éramos las mujeres las que no sabíamos separar el sexo de las emociones!
Superioridad sexual femenina
A veces se habla mucho de todo lo que a las mujeres nos falta, pero pocas veces de lo que nos sobra. Y una de las cosas que nos sobran, precisamente, es la capacidad de tener orgasmos. Fisiológicamente, todas las mujeres podemos ser multiorgásmicas, aunque muchas veces no sepamos cómo o directamente no nos interese, porque con uno estamos genial. Lo cierto es que los juguetes sexuales, muy especialmente el aclamado succionador de clítoris, bien usados y con cierta práctica, son el camino fácil para descubrir este superpoder. No es nada extraño que las mujeres den (y también que callen) sus testimonios sobre el ritmo brutal de orgasmos que logran en una misma noche mientras usan sus chiches favoritos, algo que no siempre les sucede con sus compañeros.
Autosuficiencia y emancipación
Mientras que para los hombres el rendimiento sexual, la capacidad de mantener erecciones y de repetir encuentros decae con el tiempo, en las mujeres el límite sexual no está tan condicionado. Suele sorprendernos pensar en esto porque, a menudo, nosotras relacionamos erróneamente nuestra capacidad reproductiva con la de sentir placer sexual. Sin embargo, en una mujer que logra sobreponerse a los mitos de la edad y mantenerse inspirada eróticamente, la capacidad de “multiorgasmear” se mantiene intacta. Con el juguete indicado es muy fácil sostener el ritmo del placer sin depender de tu suerte en el amor, de si conseguiste o no un amante o de si tu marido duró a tu lado. Este hecho, claro y contundente, explica por qué las mujeres de 50 y más representan una parte importante del mercado de juguetes para adultos mientras que, a esa edad, los hombres dejan de consumir sex toys para orientarse más bien hacia potenciadores y pastillas.
Error de interpretación
Hay hombres para los que incorporar un juguete femenino a la relación representa una señal de fracaso. Otros logran verlo como lo que es: una evolución. En términos de confianza, de diversión, de experimentación, practicidad y sensualidad, un juguete puede ser tranquilamente la señal de que todo está más que bien. Usualmente representa una apertura mental y un deseo de ser felices juntos, compartiendo placer: no hay por qué leer una crítica en el gesto de expandir los juegos, sino todo lo contrario.
¿Qué hago si está celoso?
Si notás alguna resistencia fuerte a tus juguetes, hay algunas cositas, además de hablar, que podés hacer antes de dedicarte a tener una vida paralela. La primera es regalarle un sex toy a él. Existen verdaderas maravillas diseñadas para los hombres. Algunas ni siquiera son caras, como los huevos masturbadores, con fundas de silicona ultrasuaves y texturas para mejorar la experiencia de la masturbación. Incluso podés enseñarle a usar los productos con tus propias manos, como para que él se ponga en tu lugar. Luego, si lo que querés es hacer un trío con tu juguete y él, también podés considerar mostrarle modelos de uso simultáneo, como el Tango de Satisfyer, pensado para vibrar dentro de vos ¡mientras te penetra! O los vibradores internos que vienen con control remoto para que jueguen juntos, por ejemplo, durante una cena. Siempre es posible crecer y evolucionar. A veces, simplemente hace falta comprender dónde estamos parados y qué fantasmas estamos despertando para exorcizar el miedo al placer. Sin embargo, si finalmente toda esta compresión y estos truquitos fallan, no está de más recordar esto: a nadie debería molestarle que disfrutes más. Si eso pasa, cariño, red flag.
Experta consultada
Silvina Valente
Médica ginecóloga y sexóloga.
@consexuar.