Newsletter
Newsletter

Cómo tener sexo seguro: mitos y verdades sobre las ETS

Nadie quiere pensar en la prevención de enfermedades de transmisión sexual (ETS) cuando está en la cama, pero es tiempo de repasar algunos cuidados básicos.


10 cosas a las que tenés que prestarle atención al momento de usar preservativo.

10 cosas a las que tenés que prestarle atención al momento de usar preservativo. - Créditos: Getty



Son épocas de libertad sexual, gracias al cielo. Ya no pensamos tanto en el qué dirán ni en los términos que definen las relaciones. El único temita es que tampoco estamos pensando tanto en protegernos. Según cifras del Ministerio de Salud, los contagios de sífilis aumentaron un 42% en seis años. Solo en 2023 se detectaron 32.293 y para este año los expertos prevén cifras similares, ¡el máximo registrado en las últimas tres décadas!

El grupo más afectado es el de personas de 15 a 34 años y la razón es simple: la disminución del uso del preservativo. Muchas lo dicen, hablar del preservativo se convirtió en un tema. Hombres que no quieren usarlo, mujeres que aseguran no sentir y un contexto propenso a olvidar los riesgos del sexo sin protección nos están llevando a perder de vista el cuidado. Hoy te ayudamos a recordar (¡o enterarte!) por qué el llamado “safe sex” tendría que ser una prioridad en tus encuentros... por más horny que estés.

Preservativo, ¡volvé!

Hoy, el único método de prevención de enfermedades de transmisión sexual (ETS) sigue siendo el preservativo. ¿Por qué? Porque es un método de barrera: esto significa que es algo que pone un límite físico, tangible, al contacto entre las personas, y aunque no lo creas, no existe otra forma de prevenir la transmisión de la mayoría de los virus, bacterias, parásitos y otros bichitos. Ahora bien, aunque todo esto suena muy frío, no significa que el sexo seguro tenga que ser un embole.

Al contrario, incoporar elementos de cuidado puede ser divertido. Si respetás la consigna, incluso podés convertirte en toda una experta en encontrar perlitas como condones con texturas, marcas exóticas y hasta de colores (sí, hay). Si compartís la misión con un compañero sexual, puede incluso ser más interesante. 
¡Y ojo! Los preservativos también se usan en juguetes. Si vas a utilizar un chiche, así sea una pequeña balita vibradora, recordá que siempre hay que cubrirlo con un forrito. 

El oral, un temón

La mayoría de las personas fingimos demencia cuando se trata de sexo oral y contagios, pero lo cierto es que el contacto saliva-genitales expone a quien pone la boca y también a quien pone la entrepierna. Entre los souvenires que te podés llevar de una chupadita, están el virus del papiloma humano (VPH), herpes, gonorrea, sífilis, clamidia, VIH y hepatitis B, entre otros.

De hecho, tal vez te sorprenda saber que algunos tipos de VPH están relacionados con el cáncer de garganta y boca y que otras enfermedades como la sífilis se manifiestan con dolor de garganta. ¿Significa esto que deberíamos usar preservativo y barrera de látex para chupar? Sí, la verdad es que sí, deberíamos. Pero como la mayoría no lo hacemos, al menos tenemos que ser muy conscientes de que este es un factor de riesgo, algo que requiere que chequeemos más seguido nuestra salud. 

El uso correcto del preservativo

Usar correctamente el preservativo es usarlo desde el momento cero en que vas a practicar sexo (oral o con penetración). No, no vale decir “un ratito a pelo y a lo último me lo pongo”, lamentablemente, no es así como funciona. Para que el preservativo sea efectivo, hay que usarlo todo el tiempo. Los preservativos saborizados son una alternativa copada para cuidarte y divertirte al mismo tiempo. 

Respecto a las barreras de látex, si bien es cierto que en Argentina son más difíciles de conseguir, también es cierto que incluso en los lugares en que están disponible, su uso es bajo. Por esta razón, se considera que el sexo oral es una de las prácticas que más contagios producen.

100% no, pero 80% sí

Existe otra regla de oro que hay que recordar cuando hablamos de salud sexual: ningún encuentro es 100% seguro. Este dato es algo que los hipocondríacos odiamos. Si bien el preservativo ofrece un 80% de protección, algunas enfermedades o cositas que no te gustaría nada tener, como ladillas, pueden contagiarse por el simple roce de pieles.

Entre estas cosas que se pueden contagiar por el solo hecho de tocarnos, está el VPH, que es un virus que puede llegar a tu cuerpo por contacto. A veces ni siquiera hace falta que el roce sea de la piel de los genitales. Esta información no tiene que asustarte, simplemente tiene que volverte consciente de que los cuidados sexuales personales tampoco se terminan utilizando un preservativo. 

Agendá tu cita

Por tu bien y por el de las personas con las que estás, es súper recomendable que agendes al menos un chequeo de ETS anual para ver en qué anda tu cuerpo, especialmente si tuviste algún tipo de sexo sin preservativo. Estos chequeos no suelen incluirse en los exámenes usuales, así que pedilo explícitamente a tu médico o a tu ginecóloga.

Tu chequeo anual con la gine es clave también: las manifestaciones del VPH usualmente son ciertas lesiones que se detectan mediante el PAP y la colposcopía. Y no temas mirarte, inspeccionarte, estar atenta a tu propio cuerpo como hábito de cuidado personal. También mirá con atención los genitales de tus compañeros. Sí, a simple vista también podés detectar verrugas, granos y llagas (pero ojo, que no estén tampoco significa que estén “limpios”).

Se rompió el forro

No es taaaan normal que se rompa un forro. Cuando sucede, suele ser más bien por fallas humanas. ¿Por ejemplo? Falta de lubricación, caducidad del preservativo, almacenamiento incorrecto, mala apertura del envase (ojo con los dientes), mala colocación (no dejar el espacio de la puntita es el más común) o uso equivocado de lubricante (siempre tiene que ser a base de agua).

En general, cuando un preservativo se rompe, lo primero que pensamos es en no quedar embarazadas, pero cuando caemos en la cuenta, viene todo lo demás. Es importante que tengas una charla con tu compañero para saber si tiene alguna ETS de la que esté al tanto. Aunque te diga que no, hablá con tu médico para hacerte el análisis de ETS.

El cóctel de prevención del VIH se suele dar por protocolo en situaciones de violencia sexual (violaciones), pero a veces podés elegir tomarlo si querés (no siempre está disponible en Argentina). Se trata de la PEP, la profilaxis posexposición, y es una combinación de drogas que se toma durante 28 días después de haber estado expuesta, comenzando lo antes posible. Puede traer malestar, pero los efectos se van al terminar el tratamiento.

Me pesqué una ETS, ¿y ahora?

Si alguna vez te toca o sospechás que te puede haber tocado, lo primero que tenés que hacer es no desesperarte y recordar que todas las ETS tienen solución o tratamiento. Aunque algunas siguen siendo muy graves, hoy ninguna es una sentencia de muerte ni de una mala vida, entonces calma. 

Lo segundo es controlar la culpa y la humillación. Sí, por más liberal y superada que seas, probablemente te agarre una crisis que haga que esa voz crítica que tenés en la cabeza se vuelva un poco más iracunda que lo usual. No pongas tintes morales ni te des con un látigo: andate a una guardia o pedí cita rápida de ginecología para tomar las riendas del asunto.

La mayoría de las ETS se tratan con antibióticos, cremas, óvulos que te indicará tu doc. En general, los tratamientos no suelen ser dolorosos, costosos ni muy complicados, pero sí es necesario que los hagas cuanto antes y bien. Seguramente tu médico te mandará a repetir las pruebas una vez que hayas finalizado el tratamiento.

No dejar de estar horny

Sabiendo todo esto, la pregunta que seguramente te hacés es cómo encarás una noche de pasión con alguien sin ponerte neurótica ni darle una clase de ETS. La respuesta es incorporando los cuidados al juego erótico. Estas son algunas ideas que podés implementar:

Podés bebotear para pedirle que se ponga el preservativo.
Podés ponerlo vos, mirándolo a los ojos.
Podés ponerlo vos con la boca.
Podés tener unos súper cool y texturados y decir que te gusta cómo se sienten.
Podés conseguir saborizados.  

Como sea, si te encontrás ante el panorama actual de un hombre que sigue de largo como si nada de lo que te contamos en esta nota pudiera pasar, no temas decir que te morís de ganas pero que no te gusta exponerte a riesgos. Si no lo entiende, creenos, tampoco querés sexo con esa persona. En conclusión, no temas. Recordá que vivir es estar expuesta a riesgos. Lo inteligente es usar herramientas para reducir esos riesgos, cuidarte y cuidar a los demás. Si un buen revolcón va a ser inolvidable, que sea por otras cosas. 

¿Por qué dejamos de usar preservativo?, por Silvina Valente

En los últimos años, hemos visto cómo el uso del preservativo ha disminuido. Las razones son muchas, pero en el fondo parecen converger en un punto: hemos perdido el miedo a las enfermedades de transmisión sexual (ETS). 

En un mundo hipersexualizado, vemos todo sobre sexo, menos esto. Ningún influencer nos cuenta que despertó supurando por sus genitales o que le aparecieron llagados. Tampoco nos cuentan los resultados de sus paps ni de sus serologías. No tienen por qué hacerlo, pero en un mundo en el que todo parece que se ve y todo se muestra, las ETS siguen ocultas, como una peste bíblica que se esconde, y son, probablemente, el último tabú. Para colmo, además, están fuera de las agendas oficiales, hoy en día no hay campañas y tampoco hay educación sexual. 

Afortunadamente, enfermedades como el VIH se volvieron “manejables” y las nuevas generaciones no han tenido que ver a sus ídolos morir en público, pero esto ha creado sobre las ETS cierta aura de liviandad que es errónea.

Sin tratar, las ETS siguen siendo potencialmente muy graves. Nadie se trata si no sabe que tiene una enfermedad, pero nadie va a saberlo si el tema queda invisibilizado y nadie toma la posta de hacernos repasar una de las lecciones más básicas de educación sexual: usen preservativo. 

Mitos y verdades sobre las ETS

Entre mujeres, no hay riesgo de contagios de enfermedades de transmisión sexual

FALSO

El contacto directo con fluidos vaginales, secreciones o sangre, así como el uso compartido de juguetes sexuales sin protección, puede transmitir infecciones como el VPH, herpes, clamidia, gonorrea, tricomoniasis y VIH. Es fundamental usar barreras de protección como los campos de látex o condones para reducir el riesgo, independientemente del género o tipo de relación.

Las personas con pareja estable y monógama no se contagian de VIH

FALSO

Aunque cueste creerlo, las estadísticas demuestran que la mayoría de las mujeres heterosexuales que se contagian VIH lo hacen a través de sus parejas sexuales estables y muchas se enteran cuando están cursando un embarazo. Tener una pareja estable no significa que tu pareja sea monógama 100% ni que se cuide durante sus “deslices”, así que mantengan conversaciones honestas sobre estos riesgos y sus chequeos constantes para cuidarte vos y cuidar al otro. 

Las personas con VIH siempre terminan contagiando a sus parejas

FALSO

Mucha gente no está enterada de que esto ya no es así. Cuando una persona con VIH lleva cierto tiempo de tratamiento y este es exitoso, logra un estado llamado “indetectable” que hace que el virus no solo no avance en su cuerpo, sino que pierda su capacidad de contagio, es decir, que se vuelva intransmisible. Esto significa que, si quisiera y acordara con sus compañeros, podrían volver a tener sexo sin utilizar preservativo. Obviamente, esto dejaría a ambos expuestos a todas las demás ETS.

Existen vacunas para algunas ETS

VERDADERO

Las vacunas contra el virus del papiloma humano protegen contra algunos de los tipos más comunes, especialmente los que están asociados con el cáncer cervical, anal, de garganta y genital, así como las verrugas genitales. La vacuna contra el VPH se incorporó en el año 2011 para todas las niñas de 11 años nacidas a partir del año 2000 y luego se amplió para todos los varones de 11 años. De todas formas, de manera privada, te la podés dar a cualquier edad (son tres dosis). También existe la vacuna contra la hepatitis B y A. Esta última no es estrictamente una ETS, pero se puede contagiar por esta vía. 

Experta consultada: Silvina Valente, Jefa de la Sección de Sexología Clínica del Hospital de Clínicas de Buenos Aires y presidenta de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana. Directora de la red de sexología Consexuar. 
silvina.valente68@gmail.com.

¡Compartilo!

SEGUIR LEYENDO

Tengo Trastorno Afectivo Bipolar y así impacta en mi sexualidad

Tengo Trastorno Afectivo Bipolar y así impacta en mi sexualidad


por Carla Galiano
Tapa de noviembre de OHLALÁ! con Paulina Cocina

 RSS

NOSOTROS

DESCUBRÍ

Términos y Condiciones


¿Cómo anunciar?


Preguntas frecuentes

Copyright 2022 SA LA NACION


Todos los derechos reservados.

QR de AFIP