Intimidad artificial: a qué se refiere el concepto difundido por la Licenciada C
En un mundo en donde estamos hiperconectados por las redes sociales y apps de citas, los especialistas aseguran que –fuera del mundo virtual– hay menos sexo y más soledad.
27 de mayo de 2023
La Licenciada Cecilia Ce sobre la intimidad artificial: "Hay menos sexo y más soledad" - Créditos: Getty
Llega el fin de semana y te da ganas de salir a tomar una cerveza o un trago con alguien. Entrás a Instagram y subís una historia para ver si alguna de esas personas que parecen interesantes –por lo poco que ves de ellos en las redes– te responde.
Si solo llegan fueguitos y emojis que no llevan a ninguna conversación, abrís alguna –o varias– apps de citas. Deslizás perfiles y, si lo pensás dos veces, te preguntás por qué estás mirando gente como si fueran parte de un catálogo. Hacés match con alguien y chateas un poco. Pero entre ese mar de fotos, conversaciones y expectativas, hasta concretar un encuentro pueden pasar días, semanas o meses. Incluso, puede llegar a no concretarse nunca.
No hay tiempo, no hay ganas, hay mucho miedo: los especialistas asegura que cada vez es más difícil vincularse. Lo que desde afuera parece fácil –usar una app de citas o incluso tener una cita– se vuelve una actividad compleja e incluso desgastante para muchas y muchos.
"Lo que vengo notando o me vienen diciendo bastante es que hay un hastío al intento de encuentro. Que te tiroteas con todo el mundo y nada sucede", explica la Licenciada Cecilia C, también conocida en redes como "La Lic". "Porque hay una idea de que el sexo es re libre, pero estamos más solos que nunca, y existe una gran ambigüedad".
Es en este contexto que entra en juego la "intimidad artificial", un concepto que parece venir a dar un comienzo de respuesta a una situación hipercompleja: la falsa concepción de conexión con un otro en una sociedad donde la dificultad para vincularse es cada vez mayor.
¿Cómo surge el término intimidad artificial?
El término intimidad artificial fue popularizado por el biólogo y escritor estadounidense, Rob Brooks, que en su libro titulado "Intimidad artificial: amigos virtuales, romances digitales y casamenteros algorítmicos", se cuestiona qué ocurre con el sexo cuando mentes modernas, culturas en constante cambio y nuevas tecnologías colisionan en el mundo actual.
En sociedades repletas de amantes digitales, amigos virtuales y algoritmos que nos dicen con quién debemos salir, Brooks asegura que la inteligencia artificial termina gestionando un poco nuestros sentimientos, en un mundo donde la sobrecarga cognitiva es total.
Entonces, según Brooks, "la intimidad artificial consiste en tecnologías en las que se ven involucradas nuestras necesidades humanas de conexión, intimidad y afecto sexual".
Además, el autor cuestiona la idea de que incluso los algoritmos en las redes y apps de citas pueden detectar cuándo los usuarios se están enamorando, cuándo están en una crisis y cuándo es posible que se separen de su pareja. Aunque puede que no sepamos al 100% si esto es tan así, lo que sí parece ser es que el algoritmo no está potenciando la conexión, sino todo lo contrario.
Es decir, máquinas, aplicaciones o plataformas que potencian o fomentan una conexión humana, pero que al fin y al cabo, terminan generando conexiones virtuales poco reales, porque solo nos proveen de un placer instantáneo, lejano, y no de una conexión duradera. No de una verdadera intimidad con un otro.
Pero la sexóloga va un paso más allá y agrega que, al ser conscientes de esta tendencia al individualismo, tendemos a no querer exponernos a la intimidad. Es decir, directamente evitamos el encuentro con un otro porque sabemos que el exponernos puede significar terminar lastimados; o víctimas del peor final para la sociedad moderna: ghosteados.
Entonces, ¿qué hacemos con esta falsa intimidad?
"¿Cómo hacemos para construir intimidad en tiempos de tecnologías, distancias y miedos?". Esta es la pregunta del millón. Según la Licenciada Cecilia C, la solución es escucharse a uno mismo –nuestras ganas–, comunicarnos y animarnos a conectar con un otro. Volver a animarnos a la intimidad, básicamente. "Si no probamos, no generamos flexibilidad y no nos conocemos. Nos estamos atrofiando en cuanto a las habilidades sociales", concluye la sexóloga.
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