Este es el pueblo bonaerense que se postula para ser el más lindo del mundo
¿Deseás un viaje que combine aventura, historia, cultura y relax? Saldungaray tiene todo eso y más. Descubrí por qué este pequeño pueblo está en la mira del turismo internacional.
9 de octubre de 2024
El río Sauce Grande baja desde la sierra y atraviesa el antiguo pueblo - Créditos: Archivo La Nación
En el corazón del sudoeste bonaerense, resguardada por la imponente Sierra de la Ventana, se erige una pequeña localidad que está causando revuelo en el ámbito turístico internacional. Saldungaray, un poblado de apenas 2000 personas, se postuló por segunda ocasión -la primera fue en 2021- para competir en el prestigioso certamen "Best Tourism Villages" (Mejores Aldeas Turísticas), organizado por la Organización de las Naciones Unidas para el Turismo (ONU Turismo).
Este concurso anual, que busca destacar los tesoros rurales ocultos en cada rincón del planeta, colocó a Saldungaray en el mapa turístico global. La modesta villa, ubicada a 574 kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se encuentra compitiendo para ser reconocida como una de las aldeas turísticas más encantadoras del mundo.
Un viaje al pasado
La historia de Saldungaray es un fascinante viaje al pasado de nuestro país. Antes de su fundación oficial en 1900, este paraje ya jugaba un papel crucial en la historia. Conocido originalmente como Pavón, el asentamiento funcionó como un bastión militar estratégico durante la Campaña del Desierto, liderada por Juan Manuel de Rosas.
El Fortín Pavón, declarado Lugar Histórico Nacional en 1980, es un testimonio viviente de aquella época turbulenta. Originalmente erigido en 1833, este puesto militar fue fundamental para la comunicación con Bahía Blanca y sirvió como barrera defensiva. Hoy en día, los visitantes pueden admirar una recreación del fortín, que incluye ranchos de madera con techos de paja que ofrecen una ventana al pasado y una experiencia inmersiva en la historia argentina.
Saldungaray ofrece el paisaje ideal para picnics al aire libre - Créditos: Archivo La Nación
El nacimiento de una comunidad
El destino de este pequeño enclave cambió radicalmente cuando Pedro Saldungaray, un inmigrante vasco-francés, adquirió los terrenos en 1900. Con visión de futuro, Saldungaray fundó el asentamiento que hoy lleva su apellido y así lo convirtió en el núcleo más antiguo de la comarca.
La llegada del ferrocarril en 1903 marcó un punto de inflexión para la naciente comunidad debido a que impulsó su desarrollo económico y la conectó con el resto del país. Este hito histórico sentó las bases para el crecimiento sostenido de Saldungaray y de la región circundante de Sierra de la Ventana.
Un paraíso de belleza natural
Enclavada en un paisaje de ensueño, Saldungaray se erige como un refugio de paz para sus habitantes y visitantes. El río Sauce Grande, que desciende cristalino desde las sierras, atraviesa el pueblo y ofrece un espectáculo natural incomparable.
Durante los meses estivales, las orillas del río se transforman en un balneario natural, donde lugareños y turistas pueden refrescarse en sus aguas diáfanas. Las praderas verdes y fértiles que rodean la localidad invitan a paseos pedestres y permiten a los visitantes sumergirse en la serenidad del entorno campestre.
Saldungaray se sitúa a 574 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires y es testimonio de la historia de nuestro país - Créditos: Archivo La Nación
Joyas arquitectónicas
Saldungaray no solo destaca por su belleza natural, sino también por su patrimonio arquitectónico. El cementerio municipal, con su emblemático pórtico de estilo art decó, es una obra maestra diseñada por el renombrado arquitecto Francisco Salamone en 1938. Este portal, reconocido internacionalmente, es un ícono de la localidad.
La impronta de Salamone no se limita al cementerio; su genio creativo también se plasma en la Delegación Municipal y en el mástil de la plaza central, algo que agrega un toque de sofisticación arquitectónica al paisaje urbano.
Esparcidas por distintos pueblos bonaerenses, las obras del arquitecto Salamone también son protagonistas en esta localidad - Créditos: Archivo La Nación
En el corazón del pueblo, la Plaza Independencia sirve como punto de encuentro y escaparate de la vida local. Desde allí, los visitantes pueden admirar la iglesia Nuestra Señora del Tránsito, que alberga una curiosidad única a nivel mundial: una imagen de la Virgen María recostada, traída directamente desde Francia por el fundador del pueblo.
Una experiencia enológica inesperada
Para sorpresa de muchos, Saldungaray también se ha labrado un nombre en el mundo vitivinícola. La bodega homónima produce una variedad de vinos, incluyendo Sauvignon Blanc, Chardonnay, Merlot y Malbec. Esta inesperada faceta enológica ha dado lugar a la celebración anual de la Fiesta de la Vendimia, un evento que se suma a otras festividades tradicionales como la Fiesta de la Tradición y Costumbres.
La localidad produce una variedad de vinos entre los que se destacan el Chardonnay, el Merlot y el Malbec - Créditos: Archivo La Nación
Cómo llegar a este pueblo escondido
Para aquellos aventureros que deseen descubrir este tesoro oculto, el viaje desde la Ciudad de Buenos Aires implica un recorrido de aproximadamente siete horas en automóvil. Sin embargo, para quienes ya se encuentren explorando la región, Saldungaray está a tan solo 9.6 kilómetros de Sierra de la Ventana, un trayecto que se cubre en apenas 11 minutos.