
Hace una semana o más que China se negaba a darme besos y abrazos. No es que me preocupara esto en particular, pero la sentía ofendida, rara. Y en el fondo intuía el motivo de su huelga. Sabía que durante los últimos 2 meses yo la había estado pifiando. No siempre, no todo el tiempo, claro. Sólo en los momentos en los que me desbordaba de trabajo, y no había nadie atendiéndola a ella, dada mi ausencia (virtual, porque casi siempre laburaba desde casa).
Lógico, ella se encaprichaba en que le diera la bola que yo ni nadie le daba, lloraba por subirse a mi falda, me apagaba la zapatilla de la compu y tarde o temprano, BUM!, la cosa detonaba. Entonces me enfurecía como una cabra y pegaba una cantidad de alaridos que de seguro entretuvieron a más de un vecino.
La semana pasada pude hacer click (parte de ese click fue matricularla en el jardín) y el viernes a la tardecita me propuse encararla. ¿Cómo se encara a una nena de 1 año y 10 meses? ¿Cómo se le pide disculpas a un hijo? Desorientada, bajé las luces de la casa, me tiré el piso y empecé a cantar. Cualquier cosa, palabras sin ningún sentido, pero con la intención firme de reparar mi cagada.
Al principio China me tapaba la boca, como si le molestara que desafinara o algo similar. Pero después de un rato cedió y como a los 20 minutos, solito, se largó un llanto de lo más orgánico, liberador, como un bostezo de león. En ese mismo momento, doy fe, ella empezó a sonreírse, casi tentada. No pude evitar copiarla y al instante me abrazaba y me besaba con los labios frunciditos y una picardía que jamás vi en mi vida.
"Cómo amo a esta nenita", pensé.
¿Y Uds? ¿Cómo resuelven o han resuelto las peleas con sus hijos? ¿O con sus padres?
Pd: ¡hoy obstetra, mañana eco!
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