"Vos estás en un momento en el que todo te tiene que resbalar", me dijo ayer Salvador, el marido de mi mamá. Me había hecho malasangre a raíz de una pavada (un tema de plata) y ya estaba con toda la uña del dedo gordo cortada (por no decir comida).
"Tengo que recapacitar", pensé después. "Voy a soltar este craneo mental y mañana voy a ir por más".
Al diablo con mis razones, al diablo con mi verdad, al diablo con la mala onda, al diablo con la inseguridad.
Hoy hago las paces con todo y con todos.
Hoy acepto a mis detractores, a mis menos amigos, a los gruñones, a cualquiera de mis vecinos. Me amigo con las personas que no entiendo y con aquellas a las que temo. Me amigo con las envidias, con los dolores, con los celos.
Hoy, ante todo, me reconcilio con mis errores. Me perdono mi soberbia, mis excesos, mi sentimentalismo, mi ignorancia, mi veneno.
Hoy no siento ninguna culpa de ningún tipo.
Me merezco lo mejor.
Me permito ser la que soy.
Hoy me acepto.
¿Y Uds.? ¿Con qué y con quiénes hacen las paces en este preciso momento? ¿Se animan a hacer sus decretos?
PD: ¡La foto de China es del año pasado! No saben lo amorosa que es Lorena, la mujer que nos cuida y atiende desde ayer. Esta mañana le trajo a Chini un DVD de Nemo y ahora la está bañando en la piletita del patio.
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