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¡Hoy escribe Pucca!




Me regalaron dosmiliypico de caracteres y un piropo. También un problemita. Bueno, no. El problemita ya lo traía en el equipaje. Ahora mismo soy una especie de papá de Nemo en la inmensidad, pero sin plan y sin Dory. Respiro hondo, contengo el aire... y me hundo. Me recibe la marea tibia de palabras, tan familiar, y el miedo afloja muy de a poquito.
Ok, soy miedosa hasta la médula (bue, vaya confesión). El miedo al rechazo me acompaña desde... no recuerdo cuándo. En el fondo puede que sea una senda segura para no jorobar al prójimo, pero probablemente también para que no te vea nadie. Un pase mágico y ¡zas!... me hago invisible, ¿qué más puedo pedir? Eludo toda responsabilidad, cualquier desafío que se interponga. Dejo que simplemente se lo quede otro, que ocupe ese lugar incómodo mientras miro desde la platea mordisqueándome el labio y asegurando que "no es para mí, que no nací para eso", y a otra cosa.
Pero a veces pasa algo entre medio, algo inesperado, fuera de toda previsión. No sé... una noticia, un cambio de rumbo así sin más, alguien que se va (o alguien que llega), ese gesto inoportuno, esa palabra que no pedís, esa mirada que no querés. Tal vez un nuevo espacio desconocido, asustador. De golpe el pase mágico falló y resulta que te ven, sí señor. Fuiste. Y ya no hay más tiempo para jugar a las escondidas.
En esos momentos y por una fracción de segundos, mi mini-universo se suele detener y (mal que me pese) tengo que reconfigurarme con lo que tenga a mano. Que casi siempre es mucho menos que lo que desearía.
¡Cómo cuesta! Sin embargo, voy logrando discernir que más que un castigo, ahí hay una brecha donde se revela lo impensado. Al principio me resisto y luego le voy tomando el gustito: cada vez recalculo más rápido, los reflejos se van aceitando y la incomodidad cediendo. El dolor se hace cosquillas, chiquito, simpático. Manejable.
Fuera de todo libreto, me animo. Y aún más. Termino provocando esos mínimos sismos, algún que otro cambio de plan, solo para corroborar que los puedo sobrevivir. Solo para saberme viva y firme... pero flexible.
Al final, me levanto, me acomodo y creo estar lista para una zambullida más... sí, dosmilypico de caracteres después.
¿Quieren hablar de miedos? ¿De pequeñas victorias? ¿De ésa vez en que se paralizaron y pudieron remontarlo? La pileta es grande, los espero acá. :)

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