Bienestar: 6 claves para atravesar la crisis
Sole Simond nos comparte las herramientas que la ayudan en los momentos de crisis, que le descomprimen el pecho y le dan una nueva perspectiva.
30 de agosto de 2023 • 15:00
6 claves para atravesar la crisis. - Créditos: Getty
Como si hubiera recibido una patada –al mejor estilo Cobra Kai– en el esternón, así me sentí en los últimos días. Un poco por unos desafíos personales y otro poco por la coyuntura del país. Me di cuenta de que me estaba costando respirar profundo, y que el cuerpo comenzaba a rigidizarse, como en estado de alerta.
Fue progresivo y camuflado, entre la rutina y el resto de las preocupaciones, hasta que un día, cuando el aire acondicionado que quería comprarme subió en menos de 24 horas 50 mil pesos, me quedé en shock, con la mirada perdida en el hipermercado.
Entonces, entendí que tenía que diseñar mi propio “en caso de emergencia...”. Son herramientas que me ayudan en los momentos de crisis, que me descomprimen el pecho y que logran darme una nueva perspectiva.
Mirar lo chiquito: cuando me gana el vértigo y la sensación de que algo es inabordable, entonces, tengo un mantra que me regaló hace un tiempo una amiga: “me miro los pies”. No ver mucho más adelante, si no ese metro cuadrado del hoy, de nuestra propia vida, del impacto inmediato, sin el efecto dominó. Ese recorte ayuda a poder contener la crisis para que podamos administrarla mejor.
Llamar al 0800-amigooptimista: todos tenemos algún amigo que tiene una mirada más amorosa y esperanzadora de aquello que está pasando. No necesariamente tiene que ser un negador, a veces es una persona que puede ver la “big picture”, la escena con una información más neutral y en contexto. Muchas veces es aquella persona que identifica qué recursos tenemos para salir de la emergencia, o que desactiva con un “no es para tanto”, o que sabe imprimir de sabiduría la desesperación.
Ser ese amigo optimista: si no tenés a mano nadie así, puede ser una buena invitación para que encarnes el rol. El sólo hecho de ponerte al servicio de los demás, te saca de tu propio drama. Ese es uno de mis grandes antídotos contra mi enrosque mental: cuando estoy mal, pienso a quién puedo llamar para ponerle la oreja o darle una mano. Ese movimiento te empodera y te saca de la modalidad víctima.
Respirar profundo y abrir el pecho: aunque suene muy pequeño, es la gran herramienta para desconfigurar la emoción reinante, ya sea miedo, confusión, angustia, enojo… Toda emoción afecta nuestro ritmo respiratorio; cuando le damos la posibilidad a nuestros pulmones de cambiar el patrón de respiración, eso alivia la tensión. Respirar profundo y a conciencia, unas diez veces, tomando conciencia de cómo se abre el pecho y se aflojan nuestros hombros. La conciencia es el comienzo de la sanación.
Rezar o entregarme a algo más grande: cuando reconozco que aquello que está pasando no depende de mí, entonces, digo: “ok, ya no hay nada más que pueda hacer, entonces ocupate vos”, pido asistencia a Dios. Debería hacerlo más seguido, la verdad, porque –en serio–: ¡¿qué es lo que controlamos?! Cada uno tiene sus propios rituales de entrega y fe para aliviar las mochilas que llevamos a cuestas.
Pasar un tiempo con la naturaleza: la mejor maestra que tenemos es la Pachamama: poder entender sus ciclos nos ayuda a sentir que todo pasa, que la vida es un constante pulso entre tomar y soltar, y que a la larga (a veces más a la larga de lo que nos gustaría) todo cobra sentido. Pasar un rato tirada en el pasto, o mirando la lluvia por la ventana, o jugando con mi perro Sarni, o haciendo jardinería con mis plantas de interior, me ayuda a conjugar mi ritmo con el de esta existencia. Más calmo y contemplativo, más confiado y armonioso, eso somos, somos naturaleza.
Se acerca la primavera. Aunque a veces nos cueste conectar con ese florecer incipiente, o sintamos todavía helado el pecho, la nueva estación traerá aires nuevos. Inhalá y exhalá, y aprovechá para cargarte de energías para lo que venga.