Desconvivir: ¿cómo generar un nuevo contrato de pareja?

Hace mucho tiempo que la pareja clásica tiene que convivir con nuevos modelos y ahora se suma también el de las parejas que viven en lugares diferentes. De la mano del dicho “la convivencia mata el amor” surge una nueva opción. Y esto presenta aspectos positivos y, por supuesto, riesgos.

Con respecto a los primeros, con este formato se evitaría el mayor mal de vivir bajo el mismo techo, ese que dice que el desgaste de la vida cotidiana genera, a la larga o a la corta, el certificado de defunción del vínculo. Por supuesto que nada garantiza que una pareja que vive en diferentes lugares esté exenta de conflictos, pero por lo menos no será por la convivencia. Con respecto a lo segundo, creo que ahí aparecen más interrogantes.

La pregunta obvia es: ¿será esta forma un nuevo disfraz de la cobardía y el temor para poder terminar en cuentagotas algo que no camina desde hace rato?

Intentemos dejar el prejuicio a un lado y pensemos que podría funcionar pero que, para eso, los integrantes del vínculo deberán generar un nuevo contrato de pareja, uno que se adapte a esta nueva etapa de la relación. Todas las parejas firman un contrato implícito en los primeros tiempos del vínculo y más tarde o más temprano lo van a tener que revisar y modificar si quieren seguir adelante. ¿Por qué no pensar que, dentro de esas modificaciones, también puede figurar la convivencia, sobre todo si la pareja ya la probó y, por diferentes motivos, no termina de funcionar?