El boom teatral de "Lo que el río hace": una obra de las hermanas Marull que reflexiona sobre el tiempo
"Lo que el río hace" es la última creación de las hermanas Marull, en donde Paula y María despliegan poesía, sensibilidad y el más puro teatro en una historia de reencuentros y despedidas que hace una brillante reflexión sobre el paso del tiempo. La vi y esto es lo que más me conmovió.
10 de agosto de 2023 • 14:07
Lo que el río hace, una obra de las hermanas Marull, que la está rompiendo en el Teatro Astros
Podría decir -sin miedo a equivocarme- que soy fan de las hermanas María y Paula Marull. La primera vez que vi una obra que podría describirse como "¿marulliana?", fue La Pilarcita hace varios años -escrita y dirigida tan solo por María-, y ahí me quedé enamorada de su dramaturgia, de su manera de contar, del uso dramático del humor, de la poética de los pueblos del interior y sus leyendas, de esos personajes entrañables intentando, por todos los medios, la salvación, la redención o la irrupción de algo que los saque de la letanía de sus días.
Hace algunos días fui a ver "Lo que el río hace", su última creación juntas -escrita, dirigida y protagonizada por ambas esta vez- y en donde llevan al extremo el parecido físico que las hermana: las dos le dan vida al mismo personaje. Es el relato de Amelia, una mujer estresadísima que vive en la ciudad, con su familia -un marido, una hija- y que en el medio de sus obligaciones y exigencias profesionales -es escritora- tiene que viajar a su pueblito natal en Corrientes para terminar unos trámites vinculados a un campo heredado, luego de la muerte de su padre. No voy a spoilear toda la obra, esto es apenas el arranque, pero quiero contarles algunas sensaciones y reflexiones que me dejó; soy una convencida de que el arte sigue decantando en uno a medida que pasa el tiempo.
5 cosas que me conmovieron de "Lo que el río hace"
Sobre volver al origen, sobre reencontrarse, sobre el tiempo: de esto habla "Lo que el río hace"
1
Siempre hay que quedarse donde el tiempo dure más. En ese viaje al origen de Amelia, también hay una propuesta de hacer un viaje a la infancia, a la adolescencia, a esos lugares, personas, olores y paisajes que nos impregnaron los sentidos a medida que fuimos creciendo. El viaje es el de Amelia, sí, pero también es un viaje que la obra le propone a cada espectador: "¿cuál es tu pueblito de Corrientes personal?", pareciera susurrarnos el texto. Y en este sentido, Amelia recuerda detalles muy puntuales acerca de su padre -algunos más felices que otros, como en la vida- y lanza al aire una de esas enseñanzas que le quedaron grabadas a fuego: "Hija, quedate siempre donde el tiempo dure más". Me quedé pensando en ese concepto interno del tiempo. ¿Cómo medimos las experiencias de la vida? ¿En cuáles sentimos que el tiempo nos dura más? ¿En esas que se nos pasa volando? ¿O en esas en donde hacemos esfuerzos por estirarlo? Todavía lo sigo pensando.
2
El humor nos salva, hasta de las cosas más terribles. Las Marull tienen una maestría en humor. Y entre los personajes de "Lo que el río hace", hay uno que vas a amar: es el tierno conserje del hotel correntino -interpretado por un genial Mariano Saborido- porque con su frescura, su espíritu soñador y sus ocurrencias, vas a comprender que aun en los peores momentos de la vida, existe un lugar para la gracia (en todas sus acepciones posibles).
3
A veces, nada es más sanador que tocar fondo. Hay una escena -de las más bellas de toda la obra- en donde el río se hace potencia y la puesta escenográfica -hermosa y sensorial- nos lleva de viaje al Paraná profundo, selvático, silencioso, casi estancado. Y en esa escena, Amelia está despojada de todo lo que la une a lo conocido, a la ciudad, a sus certezas de sus "cuarenti". Y está ahí, sumergida en un río que sabe de memoria, pero que la enfrenta a su más profunda incertidumbre personal. Y para los que estamos en crisis (¿quién no?), esa escena es un cachetazo de una belleza (y de una verdad) pocas veces vista.
4
El río siempre te invita a ver tu propio reflejo en el agua. Si alguna vez viviste o veraneaste cerca de un río, hay toda una poética alrededor del agua que corre, que no se detiene. Que a veces se agita y a veces se empantana. Es muy distinto al magnetismo que nos provoca el mar: cambiante, rítmico, intempestivo. "Lo que el río hace" -en el sentido más literal del título de la obra- es la oportunidad de asomarnos a nuestro propio reflejo. De encontrarte "partida" en dos, cosa que también sucede con el personaje de Amelia -partida en dos actrices distintas, pero que son la misma- y esa consciencia de la imagen que nos devuelve el río: movediza, líquida, pero también verdadera.
5
¿Dónde está el tiempo? Al ritmo del chamamé, con el sabor del pacú y el acento arrastrado y cantado de sus personajes, Lo que el río hace, en definitiva, es cuestionarnos acerca del tiempo. ¿Dónde vive el tiempo? ¿Cómo se nos va? ¿En qué recovecos nos habita? ¿Cómo se construye nuestra memoria y nuestros recuerdos de la infancia? ¿Somos lo que los demás recuerdan de nosotros? En esas dos horas que dura la obra en escena, el tiempo es una sucesión de emociones, de risas, de guiños tan personales como universales. Y la sensación es casi unánime: es probable que termines muy sensibilizada (spoiler alert: si estás pasando algún duelo personal o estás con "papitis", quizás no es el mejor momento para verla), que te hayas reído mucho, o hasta que te den ganas de llorar. Pero vas a querer ir a abrazar a esos personajes, a esas actrices y actores enormes, que son pura magia y corazón arriba del escenario.
¿Dónde podés verla?
Cuándo: de martes a jueves a las 20. Por entradas agotadas, hay nuevas funciones los días 18, 19 y 25 de agosto. A partir de septiembre, los lunes a las 20.
Dónde: Teatro Astros (Corrientes 746, CABA).
Duración: 120 minutos
Cuánto: $ 6000. Entradas a la venta en: www.teatro-astros.com
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