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Vamos viendo: un relato que ensancha el paradigma conocido

La directora de OHLALÁ! Sole Simond le da la bienvenida a 2025 con una experiencia que la sorprendió. "¿Viste que la vida puede ser más grandiosa de lo que imaginás?", escribe en un momento.


mujer en la playa

A veces la vida nos sorprende para bien. - Créditos: Canva



Mis últimas vacaciones las decidí de un día para el otro. Mi maestro de meditación, Sri Sri Ravi Shankar, hacía una pequeña gira por México y, aunque había decretado que no era posible ir, me llegó una propuesta laboral para dar una formación de líderes y lo tomé como una señal: “No me lo puedo perder, ya no tengo excusas”, me dije.

Entonces, saqué un pasaje arrebatada, sin entender bien cómo sería después la estadía. Yo no era así antes. Algo cambió el día que un amigo me contaba un cambio drástico en su prosperidad, y funcionó como un despertador: “¿qué estoy esperando?”, la vida puede dar un vuelco en un minuto. Nadie tiene la vaca atada. Recuerdo que ese día que él me contó sus dificultades financieras, por la noche me saqué un pasaje para irme a esquiar; como verás: ¡nunca un crédito hipotecario!, ni un plan de ahorro para la jubilación. Con ese episodio, inauguré un mantra: “¡la vida es hoy!”. Y bajo esa consigna decidí irme a México en el peor mes de todos: diciembre.  

 

La “convención” de meditadores tenía dos destinos, DF y Cancún, con sus respectivos hoteles, pero algunos de nosotros resolvimos quedarnos unos días más en la playa. Había dos grupos, uno que alquiló un Airbnb y otro que tenía planes de irse a Tulum. Me gustaba la segunda opción. Pero no resolvían dónde querían dormir. Entonces, jugué a dos puntas, me mantuve en los dos grupos de WhatsApp confirmándoles que iba con ellos. Se me activó un mecanismo de supervivencia estilo Betty Mármol, como si no fuera a tener dónde pasar la noche y necesitara asegurarme un plan A y un plan B, sin dejarle margen a la incertidumbre.  

Confieso que soy una control freak en recuperación, y a veces tengo algunas recaídas. Por eso, cuando le preguntaba al equipo Tulum ansiosa: “¿Y chicos?, ¿reservamos algo?”, y la respuesta era: “Vamos viendo”, yo tenía taquicardia. ¡¿Vamos viendo qué?! No hay nada que ver, ya sabemos que queremos ir a Tulum, alquilemos, lo que yo estoy “viendo” es que falta una semana, y así cinco días, tres días, dos días..., y no sabemos dónde vamos a dormir.  

 

En el mientras tanto, parte de mi grupo original tuvo que volver antes de lo previsto a la Argentina, y yo me quedé sin plan seguro. Fue entonces que mi amiga Pili, que trabaja en una gran cadena hotelera, me dijo: “¿Y si nos vamos a uno de los hoteles de lujo más increíbles de Tulum con mi beneficio de empleada? Eso significaba pagar casi lo mismo que una casa entre siete, pero en el alojamiento más exclusivo de la Riviera Maya. Sin reserva que nos atara, no hubo dudas. 

Terminamos yendo finalmente diez amigos –incluido mi equipo improvisador– a pasar los tres días de playa, descanso y lujo más increíbles e inesperados. Lo que más me costó fue darles la razón, porque #testaruda. Sin embargo, este cambio en los acontecimientos fue pura medicina, pero, para mi asombro –esta vez–, no era amarga, sino como esos jarabes que dan ganas de tomarlos porque son demasiado ricos.

 

“¿Viste que la vida puede ser más grandiosa de lo que imaginás?”, me encontré pensando en una rumiación solitaria mirando al mar. A veces, por nuestra mente restringida con nuestros patrones, percepción de abundancia, ideas de merecimiento y nuestra necesidad ansiosa de controlarlo todo, no dejamos que la vida se despliegue en todo su esplendor. ¿Cómo sabemos qué puede ser mejor si no conocemos más allá de nuestras narices?, ¿qué magnitud puede tener nuestra manifestación, entonces?, ¿de qué están hechos nuestros sueños que creemos imposibles?

 

Esos son los momentos en los que la matrix entra en cortocircuito y podés ver, al menos por un instante, que el control y el miedo siempre nos llevan a los mismos puertos, pero la entrega y la confianza siempre nos ensanchan el paradigma. Bienvenido este 2025, para cocrear con lo inimaginado. 

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