Carol Dweck, la gurú de la "mentalidad de crecimiento" y sus claves para alcanzar nuestras metas

Las personas con la mentalidad de crecimiento perciben a las habilidades y capacidades como algo que todos podemos desarrollar mediante el esfuerzo y la dedicación. En forma opuesta, las personas con mentalidad fija tienden a percibir las habilidades y capacidades como innatas. Por ejemplo, una persona de mentalidad fija, tenderá a decir: "yo no puedo lograr esa meta porque no soy buena en…"  y acá vale lo que sea: no soy buena usando Excel, no soy buena liderando equipos, no soy buena redactando informes, etc. En cambio, una persona con mentalidad de crecimiento diría: "yo no puedo lograr esta meta con facilidad, pero si me entreno y adquiero más habilidades en este ámbito, es posible que pueda lograrla".

La investigación científica hecha por Carol Dwek (podés encontrarla en www.mindsetworks.com) demuestra que los que desarrollamos una mentalidad de crecimiento sentimos un aumento en la motivación, la productividad y la resiliencia y logramos ver al aprendizaje como un proceso continuo y estamos más dispuestos a aceptar desafíos. 

Lo recomendable para nosotros, nuestros colaboradores y nuestros hijos, es buscar tener una mentalidad de crecimiento en todas las áreas de nuestras vidas, desde el aprendizaje académico hasta el desarrollo personal y profesional. Al hacerlo, podemos cultivar una mentalidad que no solo abre camino para el éxito personal, sino que también fomenta una cultura de aprendizaje y mejora continua.

 

Por ejemplo, imaginá a dos profesionales ante un nuevo proyecto desafiante. El que tiene mentalidad fija puede sentirse abrumado/a y dudar de sus habilidades, creyendo que el éxito está fuera de su alcance. Por otro lado, el otro profesional, con mentalidad de crecimiento, ve el proyecto como una oportunidad para aprender y crecer. Acepta el desafío, busca nuevas habilidades y enfoques, y considera los errores como parte del proceso de mejora. El segundo profesional, no solo supera el desafío, sino que también crece profesionalmente. Por eso, si ante un tema nuevo o un desafío te empezás a abrumar, fijate si podés sosegarte y empezar a pensar que hay otra posibilidad, que es mirar ese desafío como una posibilidad.

Al comprender la diferencia entre una mentalidad fija y una mentalidad de crecimiento, podemos tomar medidas concretas para desarrollar una mentalidad que fomente el aprendizaje, la resiliencia y el éxito a largo plazo. Es una forma de pensar que nos permite no solo encarar los desafíos con alegría, sino también verlos como oportunidades para crecer y evolucionar.  Cambiá tu forma de pensar y desbloqueá tu potencial. ¿Estás lista para abrazar la mentalidad de crecimiento y alcanzar tus metas más ambiciosas?