House of the Dragon: ¿era necesario el spinoff de Game of Thrones?
Ya con varios episodios emitidos, nos sentamos a charlar sobre la necesidad (o, falta de...) del spinoff que intenta heredar la masividad de Game of Thrones.
6 de septiembre de 2022
House of the Dragon, ya está disponible en HBO Max. - Créditos: HBO Max.
Cuando miramos la historia de la televisión -eso que les contaba, del la Tercera Edad de Oro hacia el PeakTv-, más allá de los grandes momentos, existen ciertos fenómenos que terminan convirtiéndose en tendencia. Hoy, por ejemplo, está muy presente el concepto del metaverso: mientras que hace 10 años decir la palabra spinoff era garantía de una historia de baja calidad, en la actualidad todos los canales y productoras se preguntan cómo expandir los universos de esos shows que ya son exitosos.
Así es como Disney desarrolló su estrategia de contenidos (a través de la cual le va a sacar hasta el último jugo a tanques como Star Wars o Marvel) y, en el caso de HBO, emprendió un testeo casi científico de prueba y error para entender qué historias de Game of Thrones podían heredar su masividad. Muchas quedaron en el camino pero, House of the Dragon, es su primer gran éxito en ese movimiento.
La idea detrás de House of the Dragon
Desde la irrupción de Netflix en el mercado de las series de televisión, fueron muchísimas las cosas que cambiaron. Se desordenó una grilla de estrenos que tenía sus momentos bien marcados, se amplió la oferta de tipo de producciones, cambió la manera de mirar series y se empezaron a crear muchísimos más títulos (algo que requirió más inversión y, como consecuencia, que jugadores importantes de la industria empezaran a prestar atención a este viejo formato).
En medio de esta transformación, los canales de aire hicieron una apuesta arriesgada: mientras desarrollaban sus propias plataformas de streaming, renovaron ficciones que ya tenían una fanbase marcada (grande, mediana o pequeña) al considerar que era una movida más segura, y económica, darle una nueva temporada a una historia que ya tenía su audiencia, antes que desarrollar algo desde cero.
Así como el mundo de la moda nos tiene acostumbrados a que "todo vuelve", parece que la industria del entretenimiento no es tan diferente: casi 10 años más tarde, las plataformas on demand se encuentran en la misma situación pero, obviamente, con tintes diferentes. Frente a una relativa falta de originalidad (la mayoría de las historias que vemos están basadas en un libro, en un podcast, en una película... o en otra serie de televisión), resulta más estratégico ampliar universos conocidos que apostar a una narrativa de la cual, los espectadores, no conocen ni esos mundos, ni esos personajes.
Digamos esto: que HBO Max se anime a contar que está trabajando, en simultáneo, en nueve spinoffs de Game of Thrones, es tan solo un síntoma de todo esto. Un síntoma que tiene, para el cuerpo de la televisión, tantas ganancias como riesgos. Por un lado los fanáticos estamos expectantes porque amamos estas historias y amamos estos universos. Por el otro, se está apostando a una obvia falta de originalidad y pérdida de inversiones gigantes ¿Por qué? Con un solo ejemplo alcanza: HBO tiró al tacho los 30 millones de dólares que gastó en el episodio piloto del primera secuela porque lo terminó cancelando.
¿Hablamos de necesidad?
Dicho todo esto (y sabiendo que el fantasma de la falta de originalidad realmente me genera temor), si hay algo que detesto es pensar a un producto cultural desde el concepto de necesidad. Y acá, una anécdota que irónicamente comparto con el increíble editor de Rolling Stone Estados Unidos, Alan Sepinwall: cuando AMC anunció el spinoff de Breaking Bad, mi primera reacción fue "¿para qué?". La respuesta no tardó en llegar y era: "Porque, básicamente, Better Call Saul se convirtió en una de las mejores series de televisión de la historia".
Sin perder de vista que las series de televisión son un bien comercial, parte de un negocio más grande y generador de ingresos/ganancias; quizá mi costado más romántico se niega a perder la idea de que también son productos culturales. Desde funcionar como plataformas para hablar de ciertas problemáticas sociales (¡ey! La televisión ayudó muchísimo a normalizar las charlas sobre salud mental), hasta dar visibilidad de minorías (¿acaso no vieron Pose?) para también pasar por el concepto de entretenimiento. Una necesidad que pareciera siempre ser minimizada pero que es clave en nuestro bienestar: necesitamos desconectarnos, necesitamos entretenernos, necesitamos disfrutar de historias que nos hagan poner el cerebro un ratito en romojo y así involucrarnos con personajes y mundos totalmente ajeno.
Así que, frente a la pregunta de ¿era necesario un spinoff de Game of Thrones? Mi respuesta es... ¿y por qué no? Si no funciona, no funciona. Pero siempre existe margen para sorprendernos.
La pregunta del millón: cómo les fue
Esta cuestión tiene, desde mi perspectiva, dos puntos claves:
Por un lado, el negocio. Ir, les fue increíble. Tan increíble que la serie se posicionó como el estreno más visto de toda la historia de HBO y, mientras Neil Gaiman llora sus penurias en Twitter, los personajes creados por George R. R. Martin ya tienen asegurado su regreso debido a que la serie logró la renovación y va a tener segunda temporada.
Por el otro, los fanáticos. Si bien se generó una aceptación general del estreno y la mayoría de los fans de Game of Thrones están contentos con la serie (el comentario más recurrente es: "Extrañaba los domingos de GOT"); es cierto que hay tantas opiniones como seguidores. En mi opinión súpermegapersonal, creo que de la triáda fantástica de este 2022 -Sandman, House of The Dragon y The Lord of The Rings: The Rings of Power- la propuesta de HBO es la que mejor funciona de las tres. Tomando elementos ya conocidos por todos, los potencian con nuevos personajes y traen ese aire fresco que las ampliaciones de los universos necesitan tener. Hay un material de referencia (no solo la serie madre, sino el libro A Song of Ice and Fire de George R. R. Martin), sí... pero alcanza ese mix que es inclusivo para quienes lo conocen y para quienes no tienen ni idea.
Ahora bien..., ¿qué es esa serie que estás mirando? Yo empecé Little Women (Hermanas), un k-drama con la genia de Kim Go-eun (a quien adoro con el alma) y que en Argentina va a llegar a través de Netflix durante octubre. Estén atentos, porque es increíble.
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