Llega fin de año y me pica la vagina: ¿cómo influye el estrés?
La ginecóloga Flor Salort nos advierte sobre algo muy frecuente en esta época del año, potenciado por el estrés de las fiestas: el mal olor y picazón vaginal. ¿Cómo lo resolvemos?
27 de diciembre de 2023
Dermatosis vulvar. - Créditos: Eugenia Hernández
Contame si no te sentís identificada: ¡Me siento feo olor! ¡Tengo mucho flujo! ¡Me pica! Y encima se vienen las fiestas y soy la anfitriona o justo en estas fiestas me voy de viaje. ¡Cuánto estrés! ¿Qué hago?
Entonces, ponés primera y lo intentás todo. Creemos que, si nos higienizamos más seguido, nos vamos a “curar”.
Te cuento que la vagina está llena de gérmenes, microbios y fluidos que tienen que estar para protegernos de otros gérmenes que, en caso de que se modifique el PH o la flora normal, nos producirían diferentes patologías y olores que no serían saludables. Incluso podrían producirnos una infección.
Estos saludables microbios que nos protegen se llaman lactobacillus y son parte de la flora normal. Son como soldaditos tipo “okupas” que habitan un lugar y nos protegen de otros soldados con los cuales conviven. Estos gérmenes convivientes que están en cantidades variables son algunas bacterias y hongos. También nos cuidan de otros mal recibidos como, por ejemplo, los parásitos o la colonización de la bacteria Esquerichia Colli, típica causante de las infecciones urinarias.
¿Qué puede causar el cambio de pH vaginal?
Dos cosas principales: la mala higiene íntima y el estrés.
Si nosotras nos lavamos a cada rato o estamos súper estresadas, vamos a terminar cambiando nuestro PH vulvovaginal y vamos a arrastrar a estos soldados buenos que nos protegen y, por ende, dejaremos lugar libre para que los que ya están, hongos y bacterias, se multiplican y “armen la fiesta”.
Siempre digo que nuestras vaginas son como un “zoológico”. Están llenas de gérmenes y todos muy distintos. Así que, cualquier cosa que modifique este bello zoológico que está perfectamente pensado para subsistir, va a producir un desarreglo que va a generar flujo, picazón, ardor y un malestar que, si te pasó, lo entendés.
O sea, por supuesto que tiene que existir la higiene íntima, no me refiero a que no te laves nunca, pero lo que sí quiero contarte es que, si lo realizás varias veces en el día, o ante cualquier circunstancia, lo que vas a lograr es todo lo contrario.
El estrés también hace lo suyo
Por otra parte, está el estrés. El estrés que, por ejemplo, tenemos en las fiestas cuando estamos a las corridas, con miles de eventos, reuniones, donde a veces estamos poco en casa. Es una época en la que estamos preocupadas por la comida, los regalos, a dónde vamos a festejar, la familia, tratar de lograr que nadie se ofenda, entre los míos, los tuyos, los de él, los de ella, etc… de si hay que invitar a tal, pero sabemos que va a ser para problemas o cuando deseamos dejar de invitar a alguien, pero no podemos, etc. y más etc.
El estrés es uno de los motivos más frecuentes por los que se modifica nuestro pH vaginal. El estrés genera una hormona que se llama cortisol. El cortisol, por un lado, aumenta el azúcar en la vagina, cosa súper amada por los hongos y, por otro lado, hace que disminuya el sistema inmune produciendo una disminución de los lactobacillus, que son los gérmenes buenos que nos protegen, lo que hace que aumenten los otros malos, como los hongos o la bacteria gardenella, que produce síntomas y patología.
¡Me pica, arde, molesta! Bello flujo vaginal
Ante tanto estrés, es muy común que en esta época haya más prevalencia de micosis, pruritos, infecciones vulvovaginales, alergias, etc.
Así que, teniendo en cuenta que nuestros genitales producen siempre flujo, quiero que tengas en cuenta estas alertas:
Existen tres tipos de flujo que se tratan siempre que no son saludables y que van más allá de los flujos normales de nuestra vulvovagina, por los que tenés que consultar:
Cuando tiene olor. Es ese flujo que te lo sentís y olés cuando estás sentada o parada y decís: ¡Uff, qué olor! ¡Hasta yo me lo huelo! Es ese olor rancio a pescado, a podrido. Y sí, no frunzas la nariz, es así. ¿Cómo decírtelo, si no?
Ese flujo con olor, sin dudas hay que tratarlo… Pero ¡ojo! No confundas ese flujo con el que queda por horas en el protector diario y que, al acercarlo a tu nariz, lo olés feo. Eso es otra cosa. No siempre, pero ese olor es típico de la descomposición en el tiempo del flujo normal que se junta con el protector diario (que dicen ser íntimo, pero que para mí de íntima y protectora no tiene nada), con el resto de orina que queda en la uretra cuando te limpiás. En mi opinión, son contraproducentes estos protectores, ya que generan alergias y olores que nada ayudan a evitar ese flujo que justamente no queremos tener. ¡Efecto contrario!
En mucha cantidad y color raro. El flujo normal es transparente, blancuzco, con leve tono amarillento, como clara de huevo, pegajoso. En la etapa postovulatoria, en la segunda fase del ciclo, puede ser un poco pastoso, tipo pasta blanca un poco amarillenta, pero poca cantidad sin ningún otro síntoma, ni prurito, ni olor, ni cantidad. Cuando el flujo se torna muy abundante (que no sea el de tipo clara de huevo que puede ser súper abundante y ni hablar cuando estás excitada durante el día, comenzando una relación o muy erotizada). Que sentís que te moja la bombacha, que es una cantidad súper inusual, amarronada, amarillenta, más lechosa, acuosa pero espesa, tipo gris o café con leche, ese flujo también hay que tratarlo.
Generalmente se acompaña de fuerte olor, de ese que te hablaba antes. Es un olor característico a pescado, podrido, feo, feo. Ese es por una bacteria que todas tenemos en la vagina que se llama Gardenella vaginallis. Es una bacteria que, si por estrés o mucho lavado cambia el pH de la vagina, comienza a multiplicarse y hacer estragos. Produce ese olor, flujo y no necesariamente picazón o molestias.
Cuando se acompaña de prurito (picazón), ardor, molestias, o simplemente “la sentís”. El prurito en la vulva o la vagina es algo que no se lo deseo a ninguna mujer. Es realmente algo molesto que no te deja estar. La vagina y la vulva están, y una normalmente no las siente salvo que esté pasando por una experiencia bella de calentamiento. En esos momentos, sí te pueden dar cosquillas, escalofríos y diferentes sensaciones, pero si no, no. Lo más probable es que sea un hongo o una vaginitis por otra causa.
En síntesis, hay veces que nos molesta por poco tiempo, a lo sumo algunos minutos, horas o un día, y el síntoma se nos va solo. Generalmente si pasa eso, lo más probable es que el causal haya sido algún factor irritativo de momento y seguramente cuando dejemos de tener ese contacto el síntoma desaparece.
Así que, si no aparece ninguna lesión especifica en la vulva que acompañe esa sensación, y dura poco tiempo, menos de 24 horas, optá por sacar los factores irritativos y bajar el estrés, ya que puede ser que esta situación ceda sola.
Si el prurito continúa, no dejes de consultar. Ya en otra columna veremos cómo higienizar bien nuestra vulva y las alertas a tener en cuenta ante diferentes diagnósticos, (micosis, parásitos, liquen etc).
Bueno, amiga, lo mejor en estos tiempos, es manejar el estrés y disminuirlo, bajemos un cambio en estas fiestas, rodeémonos de buenos pensamientos, estemos con la gente que queramos estar, tomémonos un tiempo para nosotras, respiremos hondo, relajemos, ejercitemos conciencia plena y, así, tu vulva y tu vagina estarán muy agradecidas.