Tratamiento de fertilidad: ¿cómo manejar la ansiedad en la espera del resultado?
Se llama "betaespera" al tiempo entre la transferencia embrionaria y la confirmación o no del embarazo. Cómo se viven esos días. Estrategias para superarlos sin tanto estrés.
17 de agosto de 2022 • 00:15
Fertilización asistida: la espera hasta conocer el resultado se vuelve eterna - Créditos: Getty
Cuando alguien emprende un tratamiento de fertilización asistida se despiertan expectativas, también miedos y ansiedades. Hay un período que es especialmente inquietante: los días de espera hasta que a una mujer le confirman si el tratamiento de fertilización funcionó y está embarazada o no.
Coloquialmente esos días se denominan “betaespera” y es el tiempo luego de la transferencia embrionaria -tanto en un tratamiento de baja complejidad como de alta complejidad (in vitro)- y dura entre 9 y 14 días. Se extiende entre el momento en que se realizó la transferencia y el resultado del análisis de beta gonodotrofina coriónica humana.
Esta etapa que parece eterna se considera una de las más complejas, porque el tiempo toma otra dimensión. Es decir, la percepción del tiempo se torna interminable.
Candela Mejuto es mamá de Joaquín, de 6 años. Pasó por tres momentos de betaespera. Si bien ocurrieron hace varios años, los tiene grabados –ella cree- para siempre. El primero fue cuando esperaba a Joaco. “Estaba muy confiada”, dice. Su terapeuta le planteó la posibilidad de no quedar en el primer intento, pero ella confiaba.
Pero después de la transferencia se puso nerviosa, esos días no pudo con su ansiedad y se hizo 3 o 4 test de embarazo comprados en la farmacia. Los primeros le dieron negativo, después positivo. No podía quedarse tranquila con esas pruebas.
“Lo que me pasó fue que a la primera semana de tratamiento estaba almorzando y me vinieron unas náuseas muy raras en mí. Y me pareció que era la señal”, dice. A los días le confirmaron el embarazo en la clínica de fertilización.
Luego de Joaquín Cande quiso seguir tener su segundo hijo e inició otro tratamiento. Ahí sí reconoce que lo vivió con más ansiedad. “Tuve pensamientos negativos, no fue como el primero. Estaba muy estresada: la clínica mucho no me convencía y justo tuve temas personales que me pincharon mucho”, recuerda. El período de betaespera fue fatal: “Me hice quichicientos test. Me salía positivo, negativo, me daba cualquier cosa”. Con el tercero fue parecido y ambos resultados negativos.
“Esos 15 días uno quiere que pasen volando y no es así. Encima hay gente que te hace comentarios que no son acertados para ese momento. Una está sensible, pone mucho en juego ahí, mucho dinero, expectativas, deseo y esos comentarios restan mucho”, dice.
Fertilización asistida y salud mental
La licenciada en Psicología Cecilia Taburet explica que sentir miedo ante lo desconocido, como ocurre ante un tratamiento de fertilización, es normal. Pero la dificultad se exacerba cuando ese miedo de transforma en irracional, se coloca mucho énfasis en focalizarse en los síntomas corporales, por ejemplo, que, en muchas ocasiones, producen una distorsión en relación al resultado final.
“Es importante saber que no siempre los síntomas reconocidos como de embarazo se manifiestan de manera temprana o, por el contrario, muchas veces, esos síntomas responden al proceso hormonal propio del tratamiento”, señala. “Por lo tanto, es necesario relativizar todos los síntomas e intentar relajarse, aunque sea difícil”.
Taburet pone especial énfasis en lo crucial de cuidar la salud mental en esos tiempos de espera. No es sencillo porque se vive una especie de montaña rusa emocional, que oscila entre la incertidumbre, la ilusión, la ansiedad, los miedos. Ella desaconseja enfocarse en el cuerpo –en los síntomas-, también aislarse o, por el contrario, hablar constantemente de un único tema: el ansiado embarazo. Recomienda no ceder a la tentación de realizarse test de embarazo comerciales, porque pueden dar falsos resultados por la propia hormonización y suman estrés.
Cómo encarar este momento
Muchas mujeres que atravesaron de manera positiva la betaespera independientemente del resultado relatan que, para disminuir el estrés psicológico, evitaban estar solas, porque en soledad tendían a pensar de manera obsesiva, recurrente y negativa sobre el resultado. Y decidieron poner el foco en momentos de bienestar: se procuraron ejercicios de relajación, ejercitación física suave a moderada y la conexión con un espacio terapéutico para sentirse acompañadas y tener un encuadre de contención y cuidado.
Esta etapa que suele ser desgastante, a veces, acarrea conflictos en otros ámbitos de la vida cotidiana. “Una de las alarmas a tener en cuenta es si la ansiedad o angustia previa y durante la espera impide el normal funcionamiento en otras áreas de la vida de las personas involucradas. Si esto sucede es importante solicitar ayuda profesional e idónea para combatir el malestar y los padecimientos”, recomienda la experta.
La infertilidad produce estrés psicológico, pero el estrés no produce infertilidad. Contar con esta información científica y basada en la evidencia permitirá mermar los sentimientos de culpa, vergüenza y angustia que suelen generarse, sobre todo, en las mujeres. Ellas son las que sienten una mayor presión para que todo salga bien, además ponen el cuerpo, reciben altas dosis de hormonas y el estado de vulnerabilidad suele afectarlas especialmente.
Experta consultada: Cecilia Taburet. Lic. en Psicología (UBA), Psicóloga clínica con formación en psicología perinatal. Diplomada en Reproducción asistida (SAMER). En IG: @lic.ceciliataburet
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