Helado: una receta fácil y rica con coco, miel y cardamomo

- Pulpa de coco: 35 g

- Leche de coco: 665 ml 

- Miel: 245 g

- Neutro para helados artesanales: 5 g

- Aceite de coco: 50 ml

- Cardamomo: 1/2 cuchara 

- Calentar la leche de coco con el cardamomo sin llegar a hervor, dejar infusionar tapado por 30 minutos. Opcional: infusionar junto con el cardamomo 1 ramita de canela y cáscara de 1/2 limón. 

- Retirar el cardamomo y agregar la pulpa y la miel. Mixear hasta incorporar todo. 

- Agregar el neutro para helados previamente mezclado con 10 g de azúcar, mientras se mixea la mezcla.  Por último, hacer lo mismo con el aceite de coco. 

- Llevar la mezcla a 85 ºC sin dejar de mezclarla.  

- Retirarla del fuego y colocar el recipiente rápidamente en un baño María invertido (agua con hielo) y no dejar de mezclar con batidor.  

- Una vez que la mezcla llega a 4 ºC, guardar en heladera idealmente por 12 hs., mínimo 4 h. 

- Poner la mezcla en la fabricadora de helados o hacerlo manualmente batiendo enérgicamente en baño María con hielos y sal, hasta lograr la textura desada. 

Esta receta rinde para 6 porciones.

Fundadora y maestra heladera de Cimino R (@cimino.cr)

Dónde: actualmente, Belén trabaja en Cimino R., heladería boutique ya de culto en la zona Villa Urquiza-Colegiales-Belgrano R, donde gestiona tanto la producción como la administración. “Hago un poco de todo como la mayoría de los emprendedores, pero cada vez más trato de pasar más tiempo en estar con los clientes y crear recetas, también me dedico a hacer asesoramientos y dar capacitaciones en heladería artesanal, realmente me gusta mucho compartir lo aprendido”. 

Inicios. “Desde muy chica me gustó la pastelería, a los 17 comencé vendiendo desde mi casa en Córdoba. El helado me encantó siempre ya que para mí era un misterio cómo se lograba un buen helado artesanal, ya que domésticamente no se cuenta con las herramientas. A los 25 me gané una beca para hacer una pasantía de Administración en Turín y a la salida de mi trabajo tomaba un heladito todos los días. Quedé enamorada de esa textura y esos sabores plenos. A mi regreso estudié en el IAG, comencé a trabajar en pastelería en hoteles y caterings. Siempre quise tener mi propio negocio y en 2005 ya tenía casi todo para arrancar con la pastelería y, a partir de la ayuda familiar, surgió la posibilidad de la heladería también. Las primeras recetas fueron sobre la base de esa memoria emotiva de mi paso por Italia. Luego, tuve la propuesta de la firma Carpigiani (las mejores máquinas italianas para heladería artesanal) de ser su maestra heladera en Argentina, así fue que pude profesionalizarme en la Carpigiani Gelato University de Bologna”, relata esta apasionada maestra heladera.  

¿Qué es lo que más te gusta de esta profesión?  “Sin dudas, una de las cosas que más me gustan de mi trabajo es el trato con el cliente, hoy ya tenemos un cliente que viene con propuestas de nuevas combinaciones, pregunta cuál es el sabor nuevo y se anima a probar sabores hechos con productos que tradicionalmente no se usaban para hacer helado, como pasa con la palta, el sésamo garrapiñado, etc. Otra etapa que disfruto mucho es justamente esa, la creación de nuevas recetas y la búsqueda de productos. Y mi sabor favorito de helado es el mango sorbet”.