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Terapia hormonal en la adolescencia: ¿en qué consiste?

La revista científica The Lancet difundió un estudio que señala que el 98% de los menores de 18 años no se arrepiente de iniciar un cambio de género y lo continúa en la adultez. Qué pasa en Argentina.


Transgénero: el 98% de los adolescentes que inician tratamientos hormonales los continúan en la adultez.

Transgénero: el 98% de los adolescentes que inician tratamientos hormonales los continúan en la adultez. - Créditos: Getty



Estos días España debate el proyecto de ley trans. En medio de cruces de opiniones acerca de si conviene o no que los adolescentes decidan su cambio de género antes de la adultez, la revista The Lancet dio a conocer un estudio que señala que el 98% de los casos que decide iniciar un cambio de género antes de los 18 años no se arrepiente de la transición y la continúa en la edad adulta.

Este estudio es relevante por el prestigio científico de la publicación y porque es la investigación que consigna el mayor universo trans estudiado hasta el momento. Si bien las personas indagadas se concentran en una clínica de identidad de género en los Países Bajos, los científicos consideran que es una evidencia de peso contrastable en otros escenarios.

Para esta investigación se observaron adolescentes que usaron un tratamiento de supresión de la pubertad antes de los 18 años y luego comenzaron con hormonas de afirmación de género: el 98% (704 de 720) continuó usándolas durante el seguimiento que hizo la clínica.

Este último dato no es menor. Fueron 20 años de investigación para este estudio, lo cual se pudo concretar porque Holanda fue el primer país, en 1998, en permitir legalmente tratamientos hormonales para menores de 18 años que quisieran transicionar.

Ley de identidad de género: qué pasa en Argentina

Argentina es pionera en el mundo de la ley de identidad de género (está en vigencia hace 10 años) y es reconocida por lo vanguardista. Respecto de la autodeterminación, que es lo que se discute en España, nuestra ley permite que, para iniciar la transición identitaria, se requiere tener por lo menos 18 años; las personas menores de esa edad pueden solicitar el cambio a través de sus representantes legales (padre, madre o cuidadores) y con expresa conformidad del menor. Se presenta la solicitud ante el Registro Nacional de las Personas y se expresa el nuevo nombre elegido con el que solicita inscribirse.

El médico psiquiatra especializado en Sexología y Atención de la Salud Transgénero Adrián Helien, hace 17 años creó un equipo interdisciplinario de atención de personas trans en el Hospital Durand, el primero en el continente. Es referente en nuestro país y es convocado a nivel mundial para disertar sobre transgéneros.

Helien analiza el estudio de Países Bajos y aclara que en Argentina hay mucho menos experiencia al respecto y, por tanto, menos estadísticas. Informa que empezaron a registrar la experiencia de tratamientos en el país desde 2017.

“De las cien personas que se atendieron e hicieron tratamientos hormonales, ya que no todos acceden o desean este tipo de tratamientos, tenemos un caso que no continuó, con lo cual hay un 99% de persistencia en los tratamientos hormonales de personas que empezaron con tratamientos puberales y siguieron con tratamientos hormonales acorde al género. O algunos que, por su edad, directamente empezaron con tratamientos de afirmación de género o tratamientos hormonales cruzados”, especifica.

Tratamientos de transición: cuáles son y en qué consisten

Helien, miembro de la Asociación Mundial de Profesionales por la Salud Transgénero (WPATH), señala que hay dos tipos de tratamientos. Antes de especificarlos, aclara que en la infancia no se realiza ninguno, sino que los tratamientos se implementan en los jóvenes que lo soliciten a partir de la pubertad.

“Algunos jóvenes sienten incomodidad corporal porque el cuerpo no les representa en su identidad de género. Algunos lo empiezan a vivir a edad temprana, como la pubertad”, dice el sexólogo. “Incluso hay quienes anticipan los cambios que verían en sus cuerpos y no los quieren, porque están correctamente informados sobre lo que vendrá. Entonces, suelen empezar con la supresión del eje puberal, que lo que hace es frenar reversiblemente este desarrollo”.

Esto suele ocurrir entre los 8 y los 15 años, según las variables biológicas y cuándo aparezcan la incomodidad corporal. En esta edad los asisten los derechos otorgados por ley a realizar este tipo de tratamientos, siempre que sean por expreso pedido del joven y con el asentimiento de, al menos, un adulto cuidador (esto hasta los 16 años). El médico enfatiza en la importancia del acompañamiento interdisciplinario del joven y su familia en todo el proceso.

El otro tratamiento posible es el hormonal, de afirmación de género acorde a su identidad: masculina, femenina o no binaria. También son llamados tratamientos hormonales cruzados, en referencia a lo que fue su sexo asignado en el nacimiento. Estos tratamientos son progresivamente irreversibles en algunos aspectos y producen todos los cambios que van a dar una conformación corporal acorde a su identidad de género.

En estos casos, también existe un “consentimiento informado”, es decir, a la persona se la informa sobre las consecuencias del tratamiento de afirmación de género que está por iniciar. También es importante el acompañamiento interdisciplinario para que sea un abordaje de cuerpo, mente y contexto.

“Si bien no sabemos cómo se conforma la identidad de género, sí sabemos que a edades tempranas puede empezar a expresarse. Suele haber señales en la infancia, pero en las puertas de la adolescencia la constancia es mayor”, señala Helien. “Esto explicaría por qué un número cercano al 100 por ciento de las personas no se arrepiente luego, porque existe esta constancia genérica de años, que ha sido documentada por un equipo interdisciplinario acompañando el proceso”. 

Según explica –algo que también está en línea con los argumentos de lo publicado en The Lancet– este 2 por ciento que no continúa con la hormonización no necesariamente significa que se arrepiente de la transición, sino que hay quienes adoptan una identidad más fluida. Es decir, pueden identificarse con una identidad no binaria y, por lo tanto, no abandonan tratamientos por arrepentimiento, sino que realizan una retransición a esa identidad no binaria. Esto implica, en algunos casos, sólo realizar el tratamiento hormonal en cierto período de tiempo.

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