Comer en clave "hygge": descubrí Sál, el restó nórdico que es un viaje gourmet al corazón de Escandinavia

Lo que no te puede faltar si te sumergís en esta experiencia nórdica es probar algunos de sus platos más típicos: para arrancar, no dejes de probar alguna versión de sus icónicos "SMØRREBRØD", que son unos sándwiches abiertos con base de pan de centeno y con toppings bien diversos. Cualquier combinación que pruebes es un hitazo, pero sin duda, rankean bien alto los de trucha ahumada con chutney de peras y el de queso azul danés, durazno y pesto de eneldo.

Entre los principales se destacan sus platos de carne, pero atenti: solo las sirven en un único (e increíble, para mi gusto) punto de cocción -por ejemplo, el lomo sale únicamente en punto bleu, sin posibilidad de pedirlo más cocido-, mientras que también podés optar por pato, una carne muy típica de este tipo de gastronomía. ¿No sos tan fan de la carne y buscás platos vegetarianos? La carta ofrece buenas opciones, como el tartar de zucchinis al kamado o un risotto de hongos de estación, que son un sí absoluto. 

Llega el postre y el viaje continúa: podés entregarte a explorar dulces más típicos, como el "Risalamande" -con helado de cereza, espuma de toffee de ajo negro, y eneldo- o el "Kladdkaka" -con chocolate trufado, coulis de frutilla fermentada y crema de kummel y avellanas-. ¿Buscás algo más argento? No dejes de probar la versión nórdica de nuestro querido "queso y dulce", pero con helado de mascarpone y dulce de boniato.

Entrar en Sál es sumergirse en el concepto Hygge por una noche; esta filosofía nórdica oriunda de Dinamarca habla de valores y de crear ambientes acogedores y que propicien felicidad, con preponderancia de materiales nobles, como la madera y las líneas simples. Podés elegir comer en alguno de los dos salones de la casa: el principal es 100% minimalista y de estilo sobrio y tiene la gran ventaja de poder ser testigo de la cocina a la vista. Si buscás algo de más de intimidad o si el plan es una cena más romántica, entonces te recomendamos ir al salón delantero, más privado, de estilo francés, con detalles escandinavos, que te harán sentir en el living de tu mejor amigo vikingo, con libros y la barra de vodkas de distintos orígenes. 

Antes de irte con la panza llena y el corazón más que contento, alguna de las mozas seguro te ofrecerá que pruebes el "aquavit" home made, una bebida típica escandinava que -como su nombre lo indica- se traduce como "agua de la vida". Y sí, te va a dar vida: su graduación alcohólica llega al 40%. ¡Así que es solo para espíritus valientes y que no hayan ido manejando!

El restaurante no solo tiene el reconocimiento de los comensales que ya han probado su propuesta, sino también el de la crítica especializada: en 2023 ingresó en la exclusiva lista de las recomendaciones de la Guía Michelin, reafirmando el camino en la búsqueda de una propuesta superadora en creatividad, producto y excelencia en el servicio.