Nido vacío: se demora esta etapa por la crisis económica y así impacta en las familias
La licenciada en psicología Cecilia Taburet se refiere al síndrome del nido vacío, ese sentimiento de pérdida, angustia y tristeza por la partida de los hijos de la casa de origen. Explica cómo impacta el hecho de que esta etapa se postergue.
3 de enero de 2024
¿Nido vacío o nido lleno? Qué pasa cuando se demora la partida de los hijos. - Créditos: Getty
¿Nido vacío o nido lleno? Hoy en día un porcentaje creciente de jóvenes continúa viviendo con sus padres, perpetuando la dependencia tanto económica como emocional. Esto corresponde a un nuevo fenómeno social que está afectando la vida de muchas familias y podría deberse a múltiples factores, como el económico, el social y vincular.
El síndrome de “nido vacío” no es un diagnóstico clínico, hace referencia a sentimientos de pérdida, angustia y tristeza por la partida de los hijos de la casa de origen, en ocasiones, haciendo a los padres más vulnerables a la ansiedad y/o depresión. Esta etapa de cambios resulta ser dolorosa, de reacomodación familiar y marital; pero es una oportunidad de darle lugar a un nuevo momento en la vida.
"El nido vacío", de Daniel Burman, abordó este tema de la partida de los hijos en una película memorable.
Sabemos que el objetivo último de la crianza es la autonomía e independencia de los hijos/as, pero requiere de un proceso de duelo (pérdida) que, si es transitado de manera adaptativa, puede generar una nueva etapa de autonomía personal, nuevos proyectos (o concreción de los postergados), la posibilidad de dar lugar a una nueva perspectiva de vida y afianzar el vínculo de pareja que, muchas veces, queda relegado o puesto en “pausa” en pos de lo familiar.
El concepto de “nido vacío” tuvo connotaciones negativas al hacer referencia a padres abatidos, que perdían su identidad social y su rol de mayor relevancia como es el ser madre y padre. También se hizo mucho hincapié en una madre tradicional que dedicó su vida a cuidar de sus hijos/as y que, con la partida de ellos, se queda sin brújula, pierde utilidad y propósito.
Pero los tiempos han cambiado y el mandato de madre “abnegada” y siempre disponible cayó para dar lugar a mujeres que tienen un deseo más allá del rol maternal, que diseñan proyectos personales que concretan en sus vidas.
Y con la partida de los hijos no hablamos meramente de “pérdida” sino de la posibilidad de reinventarse, construir una nueva vida, ubicar a los hijos/as en lugar de adultos y no desde el apego y necesidad. De este modo se puede dar lugar a lo nuevo, lo que va a requerir una revinculación y un cambio en la dinámica familiar.
En algunas ocasiones el deseo de retener a los hijos en el hogar responde a algún conflicto marital sin resolver y que al estar “ocupados” en la vida cotidiana se deja sin revisar. Cuando los hijos/as deciden emprender el propio camino pueden salir a la luz estas problemáticas en torno al vínculo de pareja, lo que puede significar un buen tiempo para tomar decisiones y acciones específicas a lo que respecta a la pareja. Si no encuentran una solución, es un momento oportuno para consultar a profesionales de la salud mental.
Actualmente lo que ocurre cada vez con más frecuencia es que los jóvenes permanecen durante más tiempo en la casa de sus padres y, en ocasiones, hasta regresan debido a situaciones económicas o falta de adaptación a lo diverso. Eso es lo que debería llamarnos la atención, ya que interrumpe un proceso propio y necesario para la independencia de las personas.
Así es que es importante dejar en claro que el síndrome de “nido vacío” es una etapa vital a ser transitada, elaborada. No es recomendable tomarla como una situación irreversible o nociva. Por el contrario, se puede construir y crecer a partir de este momento de la vida.
Por Cecilia Taburet, Lic. en Psicología (UBA). IG @lic.ceciliataburet. Gentileza para OHLALÁ!