Gabriel Rolón: ¿qué dice sobre el amor a distancia?

Cuando las relaciones de amor tienen una distancia física, “probablemente requerirán de mucha más cercanía emocional para compensar esa balanza”, considera Valeria, quien también dice que las relaciones con cercanía física posibilitan la construcción de lazos en general más profundos a través de compartir de experiencias con el entorno, o de realizar actividades en común, además de permitirnos vincularnos con la otra persona y con su ambiente cotidiano (familia, trabajo, amigos).

La distancia, en cambio, aleja una parte de nosotros y requiere medidas compensatorias para alcanzar cierto equilibrio: “es muy importante darle espacio a una mayor comunicación y la búsqueda de estrategias de encuentro, aunque sean virtuales, o visitas físicas que permitan el acercamiento”, puntualiza Valeria.

Algunos problemas que surgen (tarde o temprano) en las relaciones a distancia, según la experta, están ligados a la dificultad de sostener el vínculo por la falta de contacto físico, lo que puede traer mayor dificultad en la comunicación y, en consecuencia, mayores inseguridades, celos y sensación de soledad.

“No quiere decir que esto sea un imposible, pero hay ciertos factores que habría que tener en cuenta y que sí puede afectar el éxito de la relación”, aclara y lo detalla:

Según observa Valeria, cambia mucho lo que sucede en un vínculo sexo afectivo cuando la relación se inicia a la distancia, respecto de una relación que inicia con contacto físico permanente y más tarde se convierte en una relación a distancia.

“Aquí el orden de los factores puede afectar el producto. Si bien, cada relación tiene sus propios contratos y dinámicas, para la gran mayoría, el amor a la distancia es un gran desafío”.

En una relación que inicia a la distancia puede haber cierto misterio, y hasta se puede abrir la posibilidad, como un motor, de que con el tiempo esa distancia se acorte y puedan finalmente estar cerca. En cambio, en una pareja que comenzó de manera convencional, con presencia física, y que más tarde, por diversos motivos (trabajo o cuestiones familiares, entre otros) se tiene que adaptar a la distancia, seguramente repercuta de manera más directa con mayores dificultades.

“He podido observar la diferencia que existe cuando la distancia sucede en el inicio de la relación de cuando surge después”, dice Valeria y nos cuenta que uno de sus consultantes se conoció con su pareja a través de una app de citas, donde se generó un primer vínculo a la distancia: ellos vivían en provincias distintas. A medida que la relación avanzó tuvieron varios encuentros, aunque cada uno mantenía su vida en sus lugares de origen.

Recién después de dos años de relación, decidieron que ella se mudaría a CABA donde él vivía. Actualmente, nos cuenta Valeria que la relación no solo continúa, sino que ya se encuentran en convivencia. “Podemos decir que fue un caso de éxito que paso por varias instancias pero que demuestra la posibilidad de que el amor a distancia existe pero que requiere en algún momento que la pareja evolucione”, analiza.

En cambio, cuando recuerda el caso de una pareja que inició saliendo en la misma ciudad y que, con el paso del tiempo, toma la decisión de vivir en diferentes lugares, el desenlace es distinto. Si bien continúan juntos, se pone en juego un nuevo deseo que los condiciona: una de las partes quiere irse a vivir al exterior, mientras que la otra quiere permanecer en el país. Para que la relación prospere deben encontrar un nuevo formato, y en eso están dice Valeria, aunque admite que es realmente muy complejo.