¿Cómo volver a disfrutar del sexo durante el puerperio?

¿Cuándo se pueden retomar las relaciones sexuales después del parto? Para la médica ginecóloga y obstetra Silvia Ferroni la respuesta es contundente: “Cuando la mujer sienta que ya superó esa instancia que fue el parto”.

Y esta afirmación nos brinda una pista fundamental: así como no hay dos mujeres iguales, tampoco hay una única manera de vivir este proceso. Sin embargo, existen algunas cuestiones generales a tener en cuenta.
 

En primer lugar, la especialista destaca que la recomendación médica es esperar a que las pérdidas de sangre hayan cesado por completo antes de tener relaciones sexuales con penetración. Este proceso tiene una duración diferente en cada mujer, pero se sabe que en promedio dura unas seis semanas.
 

“Esos loquios son células que terminan de caerse mientras el útero se va achicando. El problema es que el semen y las bacterias que habitan la vagina pueden causar una infección cuando el cuello del útero todavía no terminó de cerrarse”, explica Ferroni y agrega que en estos casos el uso del preservativo podría prevenir posibles infecciones.
 

El segundo aspecto a tener en cuenta (aunque no menos importante) es la prevención de un nuevo embarazo en el corto plazo. Por eso hoy la recomendación es que la embarazada egrese de la maternidad con un método anticonceptivo ya especificado en la historia clínica perinatal base.
 

Todavía hoy, muchas mujeres piensan que por estar amamantando no van a quedar embarazadas. Sin embargo, para que esto suceda se tienen que dar ciertas condiciones: la lactancia debe ser exclusiva, regular y periódica. Es decir, se debe sostener en horarios regulares tanto de día como de noche. 
 

Por eso es tan importante elegir el método anticonceptivo que mejor se ajuste a las necesidades del momento. Si la mujer está amamantando no puede usar los que contienen estrógenos. En este caso, debe optar por anticonceptivos de lactancia o de larga duración (como el DIU o el implante subdérmico).
 

Otra cuestión a considerar es la recuperación física, que va a ser diferente si el parto fue vaginal (y si hubo una episiotomía o desgarro) o por cesárea. En este último caso, si bien los tiempos son mucho más rápidos con respecto a la genitalidad, conllevan los cuidados asociados a cualquier cirugía abdominal.
 

En cuanto a las hormonas, la prolactina elevada hace que disminuya el deseo sexual. “La primera semana es caótica porque se produce el gran colapso hormonal y se modifica todo: caen las hormonas, aumenta la prolactina, tenés la hormona antidiurética, te hinchás, te deshinchás, tenés las pérdidas, estás cansada y con alteraciones en el sueño…”. Ferroni destaca que cada mujer es un mundo distinto y va atravesando estas etapas a su manera.
 

Lo importante es entender que la mujer que está acompañada (y no necesariamente por su pareja) va resolviendo estas cuestiones y comienza a ocuparse de ella misma. Hacer actividad física moderada le va a ayudar a recuperar el cuerpo, que ya no va a ser el mismo que antes, pero que eso no significa que no pueda darle placer.
 

Usar el órgano sexual por excelencia, el cerebro, para separar el rol de madre del rol de mujer amante es lo que le va a permitir a cada una disfrutar de una sexualidad diferente. 
 

Recuperar seguridad en este contexto de cambios, miedos y demandas por parte del nuevo integrante de la familia no es una tarea fácil. Todo es mejor si es un juego entre partes y se aprovechó el tiempo del embarazo para ir acompañando el proceso, cuando las tareas de cuidado son compartidas y ambos sienten el cansancio por igual, cuando se exploran nuevas formas de sentir placer y practicar la sexualidad.
 

Para esto es fundamental hablar del tema con el profesional durante los controles prenatales, en pareja. Y entender que va a ser otra sexualidad, en la que intervenga todo el cuerpo, pero también las emociones, sensaciones y sentimientos. El secreto es redescubrirse y reinventarse. 
 

Dicen que con cada bebé nace una madre. Quizás el desafío más grande en esta etapa sea el de compatibilizar estos dos roles, para que la maternidad no nos prive de seguir disfrutando como mujeres.