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Luis: el chico de las mil llamadas




Mientras me preparo mentalmente para la cita con Pedro, les cuento una de mis últimas historias fallidas que quedan en mi memoria. Si hubo más simplemente las bloqueé. Esta fue con el primo de una de mis mejores amigas, se llama Luis. Aprovecho para agradecerles los consejos que me dieron, la verdad soy bastante prejuiciosa con el tema del sexo y es un tabú que tengo que sacarme, si no voy a seguir así para siempre.

Luis

Hace muchos años, casi 10 para ser exacta, salía mucho. Había empezado la facultad y tenía más libertad, mi viejo casi no me hacía escándalos. Íbamos con mis amigas a todo bar/boliche que nos recomendaran. Fue así que caímos en uno que era tremendo: entrabas y te encaraban desde la primera pisada a la última, no había casi aire y la música era puro cuarteto. En ese contexto, Meri -la misma a la que le usé la casa para estar con Juan- tuvo una gran idea: llamar a Luis, su primo.
Era morocho, flaco y de ojos verdes. Estaba bien y al toque nos entendimos. Arranqué a pelear, [recordemos que es mi patética táctica de seducción] y a él le divirtió el plan. Lo que omití en el renglón anterior es que tenía gel en el pelo y muchos anillos. Más tarde, ese mismo día, me enteré de que tenía un tatuaje de River en el pecho. Pequeño personaje.
Esa noche, después de pelear y pelear, empezamos a chapar. A partir de ahí arrancó a llamarme, chatearme, mandarme mails e invitarme a salir todos los días. Me caía bien, aunque el pelo ese me daba un poco de impresión.
La primera salida fue genial: me pasó a buscar en su auto y fuimos a un bar en la calle Reconquista, ese que tiene un barco afuera. Hablamos horas de todo, tomamos una cerveza y en medio de la cita me escribió Pilar, otra gran amiga. Resulta que ella también estaba con un pibe y quería chusmear mientras su chongo Alex estaba en el baño. Era un flaco de la facultad que nos cruzábamos en los pasillos y que entre todas le escribimos una carta de amor firmando como si fuésemos ella. Después de eso la invitó a tomar algo y en eso estaban. Pilar -que es la que tiene las sábanas- estaba indignada porque Alex tomaba menos que ella y se nos ocurrió un plan.
Nos encontramos en la costanera Norte. Cada una fue con su chico a besarse ahí al costado del río, estábamos un auto al lado del otro. Nos divertíamos con nada. Fue una gran noche.
Con Luis salimos varias veces más y estaba todo bien hasta que un día mostró su densitud. Me acuerdo como si fuera hoy. El día antes de su cumpleaños me empezó a llamar: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, ¡9 llamadas perdidas de él tenía! Quería que fuera a pasar con él los últimos minutos de ese año y arrancar su cumple conmigo. Me agobió tanto que no nos vimos ese día y tampoco al otro, ni al otro… Fui buscando distintas excusas para no verlo. Finalmente me preguntó qué me pasaba y le dije la verdad.
Volvimos a intentarlo al año siguiente, pero aunque él prometía que iba a ir despacio volvía a discar mi número 300 veces por segundo y a preguntarme por qué no le contestaba y a mandarme mensajes y mails. Nada tuvo que ver el gel, que todavía hoy lo sigue usando, ni el tatuaje de River... El fracaso con Luis pasó por su incapacidad de controlar el send.
Ustedes, ¿algunas tuvieron un denso cerca, cuál fue el más pesado de sus chongos?

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