Sapiosexual: ¿por qué se da?
¿Sentiste alguna vez que te desnudaban la mente y te calentó más que cualquier revolcón? Esta es una breve explicación de cómo podría estar funcionando tu sapioerotismo.
23 de mayo de 2023 • 11:00
Pornocerebro: cuando nos enamora la mente. - Créditos: Juliana Vido
Sapiosexual. ¿Escuchaste la palabra? ¿Sabés qué es? La inteligencia puede tener una influencia pornográfica en algunas personas. Así como a muchas nos estimula cierto tipo de belleza, la forma de una boca o, bueno..., un buen six pack, a otras nos puede volver locas una idea, una cosmovisión, un saber en particular.
Para algunas personas, las palabras son capaces de construir puentes sólidos entre cerebros, corazones e incluso entrepiernas. Si alguna vez sentiste que una conversación te estaba desnudando más que sacarte la ropa, es probable que estés entre ellas. Entonces..., bienvenida al club de la sapioatracción.
Química intelectual
El de “sapiosexual” es solo uno de los muchos términos de identidad romántica y sexual que han surgido en los últimos años para clasificar una variedad de inclinaciones, preferencias y deseos sexuales. Sirve, como todas las definiciones, para establecer un margen de expectativas y preferencias claras. Y en este caso, funciona muy bien. Aunque la famosa “química” juega un rol importante en las respuestas sexuales instintivas de los seres humanos, los sapiosexuales parecen elegir potenciales amantes mucho más en función de lo que despiertan en sus cerebros que en el resto de sus cuerpos.
Para ellos, la conexión intelectual es tan fundamental y definitiva que dejan de prestar atención a variables como el físico, la edad e incluso el género. Sabés que sos sapiosexual cuando comienza a gustarte alguien que no habías ni fichado solo tras escucharlo hablar. O podés enamorarte de una persona que nunca viste apenas leyendo sus textos.
Sos de las que, en vez de mirar las fotos de un candidato, prefieren espiar sus libros favoritos y, definitivamente, idealizan las cocardas intelectuales porque despiertan pasión. ¿Cómo funciona esta atracción?
Ser sapiosexual en un mundo visual
En un mundo que potencia las imágenes, que nos obliga a elegir a potenciales amores mediante una foto y que nos invita a cultivar el cuerpo más que nunca, los sapiosexuales están especialmente atentos... y hambrientos. La conexión intelectual, cuando aparece, resalta con el mayor de los fulgores porque no está destinada a suceder con demasiada facilidad.
Sin embargo, como quien busca encuentra, los sapiosexuales suelen dar con sus matches en redes que priorizan textos e ideas sobre posturas y cuerpos. No es nada inusual que los sapios se enamoren de personalidades de Twitter, que sigan con pasión a alguien por Medium y que flasheen con algún pódcast. Pero incluso en redes, en donde las fotos son necesarias y los códigos evidentes, podés encontrar a gente lista para hashtaguear como #sapiosexual para dejar bien en claro por donde debería ser el aproximamiento ideal.
La magia del espejo
Pero ser sapiosexual no se trata únicamente de alimentar nuestro ego y encontrar un espejo ideal. Las personas sapio suelen ser extremadamente racionales y relacionarse con el mundo a través de discursos elaborados. Este tipo de personalidad suele estar en la búsqueda de palabras, teorías y saberes que enriquezcan la forma en que ven el mundo: que sumen explicaciones, teorías o poesía.
Se trata de toparse con gente que hace del mundo un lugar más atractivo, más interesante, un lugar en el que den ganas de quedarse y perpetuarse. Y eso explica por qué las mentes brillantes despiertan pasión. Para ellos, que alguien los haga reír puede provocar una respuesta sexual más fuerte que la caricia más íntima y que les compartan un saber puede representar más contención que el mejor de los abrazos.
Expansión de mundos
Seguramente haya en tu historial emocional alguna pareja que te parecía un crack y que con el paso del tiempo te pareció un bolu... O un señor que te deslumbraba y que, con el correr de los años, te fue pareciendo un simple chamuyero. La retórica es una gran arma que también puede confundir y que funciona, a veces, simplemente como una caricia al ego. Para dejarse seducir por una supuesta inteligencia, hay que partir de la base de que una también es brillante o, al menos, que puede seguir a una cabeza iluminada.
Este es uno de los mecanismos que erotizan a los sapios: sentir que están a la altura de alguien que con su intelecto les produce admiración. Espejarse en un inteligente, creemos, habla de nuestra inteligencia. Sin embargo, en el ámbito privado, una de las lecciones que más deben procesar los sapios, al igual que el resto de los humanos, es que una gran sagacidad intelectual no siempre hace a un buen amante, a una pareja ideal ni, mucho menos, a una gran persona.
A temblar, mi amor
En un mundo de belleza perecedera, los sapios sienten construir algo más potente. Si las ideas crecen, no envejecen y los cerebros sabios evolucionan, no se atrofian, entonces hay mucho que esperar de estos encuentros. La promesa de algo que prevalece más que los músculos y el atractivo físico es algo que suele seducir en la tempestad. No importa qué pase, mientras esa persona pueda estimularse así, podrá llegar incluso a prescindir de los encuentros sexuales y sentirse totalmente satisfecha.
Es de esta forma en que se han establecido algunos de los vínculos más sólidos que a los sapios hacen suspirar. ¿Es esta una forma de conexión más evolucionada o resulta tan perecedera como cualquier otra? La respuesta, si ya transitaste el camino del amor, ida y vuelta, seguramente te resulte obvia: no hay fórmulas, solo momentos y conexión. Aunque no garantice nada, sacarle el juguito a un flash erotizante siempre es una buena decisión, entonces disfrutemos de aquellos amantes que, en vez de hacernos temblar las piernas, nos hacen temblar la estantería. Esa en donde tenemos nuestros libros favoritos y bien acomodado lo que creíamos saber.
Atenti con estas red flags
Los sapios tienden a idealizar. Sabelo: muchos títulos y una gran inteligencia no siempre hacen a un gran ser humano.
1
No cedas tu propia mirada del mundo. Que alguien sea una luz no significa que siempre tenga razón. Ni mucho menos.
2
Ojo con quedarte encasillada en ciertos roles. No hace falta ser siempre su alumna o su fan. No te encasilles en esos lugares. Es un riesgo convertirte en groupie del inteligente.
3
No te obnubiles con la lucidez del otro. Que la atracción no te haga descuidar tu propio crecimiento y producción intelectual.
Experta consultada: Silvina Valente, sexóloga y autora de El superpoder de la educación sexual @consexuar.