Los libros del año: 10 recomendados de autoras argentinas

De Magalí Etchebarne
Páginas de Espuma

Este libro ganó el VIII Premio Ribera del Duero de Narrativa Breve. Son cuatro cuentos largos, dos muy enlazados y otros dos que hacen pie en algunas zonas de los demás.

Magalí Etchebarne –que ya había publicado una novela, Los mejores días, en la que dejó inaugurada su impronta- encara viajes en La vida por delante: lo hace a través del tiempo de la vida y para la muerte; entre “colegas”, con familia, en pareja.

Son historias que miran a los ojos. De la vejez, del final, del deseo de morir, del vivir, del amor, del erotismo, de la pareja como un caserón y de un matrimonio mal doblado bajo la almohada, de la implosión, del dolor, las cicatrices como el borde de un cuerpo, de las trampas, el miedo y la paranoia.

Narran lo cotidiano y lo excepcional con un tono irónico, dulce, punzante, bello.

De Leila Guerriero
Anagrama

Son 430 páginas magnéticas: te atrapan y no te sueltan. Es una historia espectacularmente compleja, inquietante, real, contada como Leila Guerriero sabe: con un dominio del lenguaje extraordinario, una intensidad extrema y desmesura generosa, un estilo -un contrato con sus lectores- que ya es una marca registrada.

Este libro es literatura de no ficción sobre Silvia Labayru: una mujer que a los 20 (hace 47) pasó un año y medio secuestrada en la ESMA donde fue torturada, dio a luz a su hija sobre una mesa, fue violada sistemáticamente por un marino y su esposa y sobrevivió haciendo trabajos para quienes la tenían recluida.

La historia es la historia de Silvia y su secuestro. También es su vida inmediatamente posterior (repudiada en el exilio, acusada de traidora), su presente en el que vive una historia de amor de novela; sus hijos, sus mascotas, sus casas; los orígenes y el resto de los sucesos de una biografía en la que se dispusieron condiciones para que las cosas que pasaron pudieran pasar.

Pero también la historia que se cuenta es la del libro. Leila Guerriero se integra a la trama con una delineada presencia desde su mirada, sus preguntas, sus escuetas y puntiagudas intervenciones.

Así como se dibuja (en blanco y negro) un contexto signado por la dictadura militar argentina, se pincela detalladamente (a color) el paisaje de los tiempos de pandemia, cuando transcurren los encuentros que dan como resultado esta narración.

“La llamada” es un rompecabezas inmenso, armado por Leila a partir de lo que observó, escuchó, recogió en su reporteo y consideró relevante. Silvia es protagonista de los hechos relatados y Leila, del relato que se apoya en su mirada que abarca y logra transmitir la inasible complejidad.

Así, La llamada no cuenta una historia "pasada" sino la historia actual que se apoya en excepcionales hechos ocurridos.

De Fernanda García Lao
Entropía

Pocas plumas tienen la capacidad –creatividad, precisión- de dotar a los elementos u objetos inanimados con intencionalidad y vida propia en lo que narran. Fernanda García Lao es una maestra en este arte. Y en su nuevo libro de relatos breves, Teoría del tacto, lleva el talento a niveles muy altos.

Son todos cuentos muy crueles –emulando a Abelardo Castillo- o, mejor dicho, sobre temas oscuros: la vejez, la enfermedad, el abuso, la prostitución, la soledad, la muerte. También se mete con un vientre subrogado y con un artista porno de dimensiones escandalosas.

Su modo de ingresar en estos territorios, como siempre, es tomar caminos poco obvios, hasta increíbles. A veces en estructuras simples y otras encriptadas.

Aparecen un mueble violento, un diario íntimo que viola a la viuda de su autor, y así. Se descubre en las palabras también el tacto: un sentido. Desde ahí escribe, desde las sensaciones. 

De Mariana Enríquez
Anagrama

La tan esperada nueva publicación de Mariana Enríquez, después del exitazo de Nuestra parte de la noche, es una de cuentos. Como ya es un clásico en ella, coquetea con el terror y la monstruosidad. La marginalidad, el espanto, y el dolor echan luz a estos “seres sombríos” que crea en sus páginas.

Un lugar soleado para gente sombría reúne doce cuentos para vibrar al ritmo de un temblor, donde Enríquez demuestra una vez más su dominio del terror psicológico y la atmósfera inquietante. En este libro, la autora nos lleva por diferentes historias con su estilo único, mezclando de manera magistral lo sobrenatural con lo cotidiano, explorando temas como la soledad, la oscuridad interna, la manopausia y el deseo de pertenencia.

Este libro confirma por qué Mariana Enríquez es la rockstar del terror actual, y asimismo una de las grandes voces de la literatura contemporánea. Un libro imprescindible para quienes buscan historias que desafíen la comodidad, porque leerla es entregarse a sentir lo desconocido.

De Natalia Litvinova
Lumen

​​​​​​Este libro, que obtuvo el II Premio de Novela Lumen, es de una gran riqueza tanto testimonial como literaria.

La autora, Natalia Litvinova no es estrictamente argentina, aunque sí lo es. Nació en Biolorrusia –a poquísima distancia geográfica de Chernobyl y a ninguna distancia temporal de la explosión nuclear-, pero vive en Buenos Aires desde su infancia.

Es un relato de guerra en primera persona, desde una chica que a los 5 meses de vida recibió las esquirlas de la barbarie y huyó junto con su familia.

En Luciérnaga reconstruye el contexto, los hechos, delinea el rol de las mujeres en la Unión Soviética y hace catarsis de su dolor con la delicadeza de una escritura suave entrenada en la poesía y una mirada afiladísimamente cruda de una vivencia que grita en su prosa.

De Ariana Harwicz
Anagrama

El espíritu inquietante de la prosa de Ariana Harwicz vuelve a posarse sobre la maternidad, y esta vez nuevamente se adentra en terrenos oscuros, espesos, violentos y llenos de tensión. Sin embargo, en Perder el juicio emerge también la temática de los vínculos de pareja. La protagonista enloquece (pierde el juicio) como causa y consecuencia de quedarse sin la tenencia de sus hijos (pierde el juicio) y sobre este doble sentido de tres palabras se construye una estructura compleja, de límites difusos y solidez dudosa por momentos, sobrecargada de significado. Como un manifiesto en formato novela.

De Tamara Tenenbaum
Seix Barral

Hilando fino podría considerarse una novela epistolar, aunque no lo es. Sucede que en La última actriz, Tamara Tenenbaum entabla un intercambio imposible entre dos mujeres de distintos tiempos con un sueño común en el arte.

El Big Bang de la historia podría situarse en el atentado a la AMIA (hecho que también sentó un pliegue de inflexión en la por entonces incipiente vida de la autora): un siniestro que además de llevarse vidas destruyó documentación para reconstruir el devenir del teatro judío en la argentina. Y tal vez por eso o quizás porque entre los ejemplares “sobrevivientes” se encuentra el diario de una joven de antaño –actriz de teatro idish- que una joven contemporánea –con afán de cientista social-, aplica a su investigación- es que es posible este punto de encuentro ficcional pero con mucha información real de la historia del arte.

De María Gainza
Anagrama

Quien haya leído ya El nervio óptico, sabe qué esperar de Un puñado de flechas. Y lo encontrará. Porque en este libro la autora reafirma aquello que hace siete años la catapultó al éxito: un estilo narrativo muy depurado y preciso con el que relata vivencias personales y saberes adquiridos en torno a la contemplación de obras artísticas. Esta nueva publicación revista la fórmula.

Cuentan que una noche, durante su estancia porteña para el rodaje de su película Tetro, Francis Ford Coppola le dijo a María Gainza: «El artista viene al mundo con un carcaj que contiene un número limitado de flechas doradas. Puede lanzar todas sus flechas de joven, o lanzarlas de adulto, o incluso ya de viejo. También puede ir lanzándolas de a poco, espaciadas a lo largo de los años. Eso sería lo ideal, pero ya sabés que lo ideal es enemigo de lo bueno».

En eso está.

De María Negroni
Acantilado

Su singular pluma nos tiene acostumbradas a la poesía. Y también alcanzó una gran repercusión su novela El corazón del daño que hace poco llevó Marilú Marini al teatro. En su publicación de 2024, La idea natural, María Negroni va por el género ensayo. Como una botánica que rastrea la tierra en busca de especies, ella sobrevuela las páginas y explora entre lo escrito sobre la naturaleza “recrea con inmenso lirismo los sueños de los clásicos griegos o medievales, el fervor naturalista que atestiguan los viajes de exploración y «descubrimiento» del Renacimiento, y la fascinación que, durante el Siglo de las Luces, culminó con la Enciclopedia. Un viaje sugestivo y cautivador, desde los tiempos de Lucrecio hasta la actualidad, y un homenaje a la naturaleza como una de las creaciones literarias más fabulosas”.

De Inés Garland
Alfaguara

Encontrar una gramática para narrar la anatomía (y sus impactos) durante el transcurso del tiempo. Contar la madurez, el cambiar, el envejecer. Con tal punto de inicio, Inés Garland recorre en Diario de una mudanza la crónica de una transformación vital. La traducción de la incomodidad y el dolor, la puesta en palabra de los silencios, la reivindicación de un proceso tan natural como estigmatizado forman parte de este libro que no esquiva la menopausia, el sexo, la vejez y el crecimiento desde una no-ficción novelada o bien una novela que se basa en lo autobiográfico.