Crianza digital: los 4 principales desafíos para padres
Nuestros hijos nativos digitales viven en el mundo de las redes. El fenómeno "Sephora kids", hipersexualización en redes, challenges peligrosos, juegos en línea adictivos. Estrategias para abordarlos.
9 de mayo de 2024
S.O.S. crianza digital: cómo cuidar a nuestros hijos de la tecnología. - Créditos: Getty
En la explosión emocional que trae la llegada de un hijo, y la angustia del desconocimiento –en especial con el primero–, hay una idea que funciona como bálsamo: la sabiduría está dentro de nosotras. Descubrís el peso de tu instinto, la riqueza de tus experiencias, los recuerdos de tu infancia, los golpes y las alegrías. Pero hay temas de la crianza en los que muchas nos sentimos desconcertadas, como el uso de pantallas y redes sociales, porque antes nada era como es hoy.
No teníamos un perfil producido en redes ni andábamos lanzando fueguitos o contando likes. Esta es la primera camada de niñas y niños que crecen en un entorno colonizado por las redes sociales. ¿Cómo educar en un ámbito en el que no tenemos referencias del pasado ni ejemplos de futuro?
1 - El fenómeno “Sephora Kids”
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De los creadores de las rutinas de skincare en TikTok, llega una ola de obsesión por los productos de belleza que apunta a las nenas. Probá de hablar con alguien de diez años y te apuesto que sabe más de esos productos que vos. Se conoce como “Sephora kids” a esas niñas de 12 años o menos que toman como tendencia el cuidado obsesivo de la piel (con rutinas de belleza que muestran a través de videos en sus redes) y el uso de productos de make up hechos para adultos.
Quizá sea la antesala a la moda del bótox y el hialurónico, pero con dos riesgos grandes: su poca capacidad de discernir lo que es peligroso para la salud y el impacto psicológico de embarcarse en la búsqueda de la perfección. Porque más allá de las reacciones alérgicas, dermatitis e irritación que reportan pediatras por el uso de maquillajes y cremas no aptas para la edad, este fenómeno implica el deseo constante de ser alguien diferente a quienes son.
2 - Challenges peligrosos
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Se suma una variable a las redes que es la de pertenecer, y los retos virales que promueven que los niños se expongan a desafíos “porque los hacen todos”. Seguro escuchaste hace un tiempo hablar de “Momo”, era un WhatsApp para hablar con un supuesto personaje siniestro, donde se llegó a situaciones de incitar a la violencia y el daño. “La Ballena Azul” también se hizo famoso porque los desafíos se incrementaban hasta pedirle a la gente que se cortara los brazos, y hubo niños con daños.
“Desaparecer de casa”, como su nombre lo indica, incitaba a que los chicos desaparecieran por cuarenta y ocho horas. Esta es una de las prácticas más nocivas y peligrosas.
3 - Hipersexualización en redes
La tendencia en redes sociales es mostrar representaciones de la realidad, cuerpos ideales y sexualizados, tener una imagen “deseable”. Este es uno de los motivos por los que los expertos subrayan que las redes no son espacios diseñados para niños y niñas. Sin embargo, ahí podemos ver niñas vestidas como grandes, haciendo coreos con poses sensuales y cantando canciones con alto contenido sexual.
Según Sebastián Bortnik, algunos niños acceden a contenidos de pornografía desde los 8 años. La edad promedio de consumo se acerca a los 11 años y a los 14 practicamente todos los jóvenes consumieron pornografía en línea.
4 - Juegos en línea adictivos
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Las apps de juegos te ofrecen todo, ¿viste alguna de cerca? En Roblox, por ejemplo, un niño puede ir a donde quiera: una plaza, un laberinto, un lago, puentes voladores, mientras interactúa con sus amigos vía llamada. Claro, después los sacás a la vida real y están entre sus cuatro paredes, solos. ¿Y cómo siguen? Surge el enojo, aburrimiento y frustración: su cerebro no está preparado para la fantasía ni sabe inventar nuevos mundos, como lo hace el jueguito. Humano vs. robot: gana el robot.
Tanto este como el resto de los juegos en línea buscan generar adicción. Y como es imposible pedirles a los chicos que se autorregulen frente a una adicción, se recomienda que no accedan hasta la edad permitida (en Roblox sería a los 12).
10 estrategias para acompañar
Es importante que cada familia arme una estrategia de acompañamiento de pantallas acorde a su contexto y posibilidades, para que sea duradera y realizable. Tené en cuenta estos puntos a la hora de armar tu plan:
1
Cuestioná tu propio uso
Lo primero es reconocer como adultos la propia relación de dependencia con la tecnología: nuestros hijos nos ven usando el celular todo el tiempo. Por más que les digamos que estamos usándolo para trabajar, en la medida en que nos ven tan capturados por una pantalla, hay algo de lo que nos tenemos que hacer cargo. No para sentir culpa, sino para entender que es esperable que, si nos ven conquistados por la pantalla del celular, ellos también lo van a estar.
2
Límites, también en el mundo online
En varias familias se ponen muchos límites en otros ámbitos de la vida, pero cuesta ponerlos con relación a las pantallas. Darles la pantalla sin límites es como dejarlos comer chocolates sin límites, solo que no somos conscientes de eso. La crianza es compleja y es incómoda. Intentar que la tecnología sea parte de esa complejidad es importante.
3
Hablar con ellos sobre la realidad de las redes
Las redes sociales se volvieron un catalizador de insatisfacción: entrás y ves gente más linda que vos, que tiene más amigos que vos, que viaja más que vos y que come mejor que vos. Una de las grandes mentiras instaladas es que “las redes sociales son un lugar para compartir nuestra vida”. En ese punto, un concepto bueno para transmitirles a los chicos es que las redes sociales son, en realidad, un espacio donde compartimos una porción muy chiquita y filtrada de nuestra vida. Parece una pavada, pero mirarlas desde esa lente modifica cómo las interpretamos. Podés ver a alguien de viaje y pensar de dos formas: esta persona está de viaje, o bien, esa persona viaja más que yo y es feliz todo el tiempo.
4
Regular cantidad y calidad
La OMS recomienda cero pantallas en menores de dos años, y luego aproximadamente una hora por día, con acompañamiento hasta los cinco años. Pero más allá de la cantidad, es clave pensar qué contenidos ven mientras están frente a las pantallas. Muchas veces es preferible un poco más de tiempo pero con contenido recomendado que menos tiempo de contenido chatarra. Evitá los contenidos “zombis”, aquellos con los que están frente a pantallas inmóviles, sin registrar su entorno. Elegí, en cambio, aquellos donde, mientras, dibujan, cantan, se mueven.
5
Si hay dudas, es mejor prohibir que permitir
Ante la complejidad de esta problemática, muchas familias se entregan a lo que ven como “frecuente” en su entorno y a que “sea lo que tenga que ser”. Si tenés dudas a la hora de dar de alta a tu hijo en una red social, la mejor idea, según los especialistas, es prohibir, porque habrá tiempo para averiguar y habilitarlos de una manera segura. Además, se aconseja realizar acuerdos claros a la hora de abrir la puerta a una nueva red.
6
Que su uso sea en compañía, siempre
Es clave postergar lo más posible el uso de las redes en teléfonos celulares, para evitar la conexión solitaria y, por ende, el acceso a contenido inapropiado. Si vamos a proponer pantallas, siempre conviene priorizar aquellas donde podemos sentarnos a verlas con ellos, chequear lo que están viendo y que no las vean encerrados o solos.
7
En lugar de prohibir, hacer una curaduría
No es lo mismo enchufarles una pantalla e irnos a otro ambiente a hacer algo que elegir juntos y participar estando alrededor. Es importante acompañar e involucrarnos y ver con ellos qué les interesa, prestando atención a la edad para evitar sobreestimularlos como cuando se exponen al libre acceso absoluto.
8
No dejar de preguntar
Como mapadres, no tenemos que tener miedo de preguntar. No se trata de llenarlos de actividades para que no estén frente a las pantallas, porque sería tomar a las infancias desde una concepción de “productividad”. Lo mejor que podemos hacer por nuestros hijos es donarles un tiempo para conectarse con sus intereses; preguntarles qué cosas les dan curiosidad, sobre todo para poder encontrarnos, que es el desafío más grande de estos tiempos.
9
Dar el ejemplo
¿Escuchaste hablar del phubbing? Es cuando, estando en compañía física de otra persona, la ignorás o prestás más atención a lo que sucede con tu celular. Es decir, estás con alguien físicamente, pero mentalmente estás consumiendo redes sociales, chats o juegos. Esto deteriora los vínculos y nos invita a una forma de relacionarnos basada en la ansiedad de hacer muchas cosas al mismo tiempo en lugar de relajarnos, concentrarnos o disfrutar del momento presente.
10
Buscar el equilibrio
No es lo mismo darle el celu para “apagarlo” apenas llegás al restaurante a comer, sin control de lo que ve, que llevar un librito para pintar o unas cartas para jugar y ofrecerle la pantalla para los últimos 15 minutos, cuando el niño ya está cansado y los adultos quieren comer un postre en paz. Y también es importante ofrecer otros espacios, para poder evaluar su relación con las pantallas. Si le sacás la tablet a la media hora y enseguida llega un berrinche, entonces hay que reducir el uso, porque significa que no lo están pudiendo manejar. Si la usó dos horas, pero cuando termina está bien y se copa con ir a la plaza o juega, demuestra que tiene la capacidad de desconectarse de las pantallas. El mundo analógico es una forma de entender que la vida no puede pasar solo a través de una pantalla. .