Por qué los expertos piden que se vuelva a enseñar a escribir en cursiva: cuáles son los beneficios
“Lo que no se usa, se pierde”, dicen. Y eso parece estar pasando con la escritura cursiva. Pero, ¿qué estamos perdiendo, exactamente? Según los expertos, mucho más que una habilidad manual.
9 de febrero de 2024
Según los expertos aprender a escribir en cursiva tiene amplios beneficios. - Créditos: Getty
El ritmo acelerado de los avances tecnológicos nos va cambiando la vida de una manera sorprendente. Uno de esos cambios es la forma en la que escribimos: con la irrupción de los teclados (en computadoras, teléfonos celulares y otros dispositivos) la letra imprenta se impuso por sobre la cursiva.
Esta situación modificó los contenidos que se enseñan en la escuela primaria. Algunas décadas atrás escribir con letra cursiva era poco menos que un arte y por eso se dedicaba mucho tiempo para que los niños aprendieran caligrafía. Las letras debían estar correctamente formadas siguiendo un estilo y el texto debía resultar agradable a la vista.
Hoy no parece ser una prioridad escribir con estilo con letra cursiva, más bien todo lo contrario. Teniendo en cuenta que cada vez más la comunicación se realiza a través de la tecnología, en muchos países esta enseñanza quedó fuera de los contenidos curriculares.
¿Es necesario enseñar a escribir a mano en el siglo 21?
El incremento en el uso de nuevas tecnologías planteó en el medio educativo la posibilidad de abandonar la enseñanza de la escritura a mano y comenzar directamente con el teclado.
Sin embargo, los especialistas aducen razones evolutivas y neurológicas para no abandonar la enseñanza de la escritura a mano. “Este planteo fue cuestionado tanto desde modelos evolutivos y de la cognición humana como por los resultados de numerosas investigaciones, que muestran la superioridad de la escritura a mano sobre el tipeo”, señala Ana María Borzone, doctora en Letras e investigadora principal del CONICET.
La actividad manuscrita requiere integrar información visual, háptica, kinestésica y táctil (nada de esto ocurre cuando escribimos en el teclado). Se trata de un aprendizaje complejo que requiere control biomecánico de la mano, dedos, muñeca, brazo y hombro.
Además, la escritura a mano favorece el reconocimiento de las letras en la lectura y promueve un mejor desempeño en la escritura de textos y en el aprendizaje de contenidos, cuando se toman notas a mano.
¿Letra imprenta o cursiva?
La diferencia entre los tipos de letras también fue y sigue siendo motivo de debate. En Argentina, el método de enseñanza de lectura y escritura privilegia la letra imprenta mayúscula.
“Se sostiene que este tipo de letra es más fácil de aprender que la cursiva. Por eso, la enseñanza de la cursiva se posterga hasta segundo o tercer año de la escuela primaria”, advierte la especialista, que no está en nada de acuerdo con el método empleado, ya que explica que hay estudios que muestran que el cerebro controla mejor la forma y extensión de los trazos cuando la escritura es continua, como en la cursiva.
La letra cursiva, con práctica, es más legible y pareja que la imprenta, que son trazos discontinuos en los que primero se traza una letra y luego se levanta el lápiz para trazar la otra.
La selección de un tipo de letra para su enseñanza tiene un fuerte impacto en el desarrollo de las habilidades necesarias para escribir un texto: al ser un trazo continuo con menos detenciones y elevaciones del lápiz, la letra cursiva permite una escritura más rápida. Esta fluidez y automatización inciden en la calidad de la composición, ya que al tener que prestar menos atención a la forma en la que se escribe, se puede pensar mejor en el contenido del texto (lo que se quiere decir).
Borzone sostiene que lo que les cuesta a los chicos es pasar de un sistema a otro; es decir, aprender a escribir con letra cursiva después de haber aprendido a escribir con letra imprenta. Y en consonancia, propone enseñar a escribir en cursiva desde un principio: “Se ha observado que el cambio de letra retrasa el aprendizaje y dificulta su desarrollo”.
La recomendación de la especialista es comenzar a trabajar en el jardín de infantes con un cuadernillo de práctica de trazado, para que los chicos desarrollen la motricidad fina (la coordinación de músculos, huesos y nervios de las manos para producir movimientos pequeños); enseñar el trazado de las vocales (cómo formar patrones motores de cada letra), tomando la mano del niño y trazando junto con él las letras; y guiar el trazado con fechitas dentro de una letra, además de trazar sobre letras punteadas, al tiempo que se va acompañando el movimiento con explicaciones verbales.
Experta consultada: Ana María Borzone. Doctora en Letras (UBA) e investigadora principal del CONICET. IG: @queremosaprender