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Ghosting: qué es, cómo identificarlo y las claves para salir de esta dinámica tóxica de las citas online

La psicoanalista con perspectiva de Género Carolina Pena nos ayuda a repasar las bases de esta práctica, las causas y las múltiples consecuencias. ¿Cómo cuidarnos?


Ghosting: ¿qué es y cómo cuidarte?

Ghosting: ¿qué es y cómo cuidarte? - Créditos: Getty



Dejarte de hablar de un día para otro, como si no existieras y sin aviso previo. ¿Te pasó alguna vez? De eso hablamos en esta nota con la ayuda de Carolina Pena, psicoanalista con perspectiva de Género, para reconocer el mecanismo del “ghosteo” lo antes posible y poder corrernos a tiempo de esa relación.

La palabra ghosting en inglés toma de base al fantasma (ghost) para nombrar los comportamientos de aquellas personas que, habiendo compartido experiencias en relaciones sexo afectivas, de amistad o incluso familiares, desaparecen de tu vida de un momento para el otro. Se esfuman como si fueran fantasmas.

En la actualidad, Carolina observa que existe una “proliferación del ghosteo”, por el rol de las redes sociales que lo hacen más fácil. “Casi todo está a un sólo click de distancia: borrar un mensaje, bloquear, dejar de seguir, desaparecer”, indica.

¿Por qué una persona hace ghosting?

¿Qué miedos oculta esta práctica? “Una persona que hace ghosting evita conflictos, es incapaz de manejar el rechazo, tiene baja autoestima, falta de empatía, miedo al compromiso y falta de habilidades de comunicación”, enumera Caro.

“Esta práctica tiene de base la evitación del conflicto, el miedo al compromiso y la falta de responsabilidad afectiva. ¿Por qué? Lo primero que está bueno comprender es que el hecho de que un vínculo sexo afectivo sea ‘casual’ no es sinónimo de la inexistencia de sentimientos de por medio. En un encuentro único también puede mediar la amorosidad, el respeto y las palabras”, dice.

Y comparte una frase tan cierta que vale la pena resaltar: “Sabemos que muchas veces los silencios y las ausencias dicen y duelen mucho más que una palabra”. En este sentido, dice que las personas que hacen ghosting “tienen dificultades para poner en palabras sus emociones y decisiones y para hacerse cargo de las consecuencias que eso puede traer aparejadas en la otra persona”.

Las identifica como personas que, en general, “no puede empatizar con las emociones de otra parte y carecen de la suficiente inteligencia emocional como para lidiar con eso. Podríamos teorizar, más allá de que el psicoanálisis nos enseña sobre la importancia de no generalizar, que el ghosting tiene mucho de pasivo agresivo y puede ser un tipo de abuso o maltrato emocional”.

Cómo puede sentirse la persona ghosteada

Puede sentirse en duelo: duelar la cotidianeidad de la conversación cotidiana que tenían, duelar el ideal que nos habíamos armado de ese vínculo a futuro, e incluso desterrar los sentimientos que se habían despertado.

Puede dejarla con impotencia, enojo y/o angustia por no poder decir o expresar lo que se siente y, al mismo tiempo, por la incomprensión de lo sucedido.

La deja sin “material” sobre el cual pensar o reflexionar: el hecho radical de hacer como si no existieras más no da lugar a la reflexión, a pensar si eso pudo tener que ver con alguna acción particular.

Sufrir ansiedad: como consecuencia de sobrepensar el hecho, elaborar distintas hipótesis que no tienen base en nada más que en la experiencia propia ya que no se cuenta con la opinión de la otra persona. Entonces, se duda mucho: ¿Tuve la culpa yo? ¿Qué hice mal? ¿Me expresé demasiado?

Puede ver afectada su autoestima, el concepto que tiene de sí mismo y/o la autoconfianza, especialmente en el área interpersonal: “Nunca sabemos qué batallas internas están lidiando las personas. Es decir, para algunos y algunas un ghosteo puede no significar nada, pero para otras que están más vulnerables o inestables psíquicamente puede perjudicar seriamente su salud mental, incluso afectarla en sus próximos vínculos (o intentos de relación)”.

Algunas ideas para quienes sufrieron ghosting

  • Sacate de la cabeza que fue tu culpa. Abrazate.

  • Usalo como excusa para trabajar y reflexionar en tu forma de vincularte. ¿De qué modo querés hacerlo? ¿Qué necesitas? ¿Qué deseas? ¿Con qué tipo de persona querés relacionarte?

  • Ponelo en palabras con amigas/os de confianza. Vas a ver que más de una lo vivió.

  • Socializar y compartir el malestar y la angustia lo hace un poco más liviano y fácil de atravesar.

  • Idealmente no le vuelvas a hablar porque puede que te sigas hundiendo ahí. Nos guste o no, los silencios hablan por sí solos.

  • Si sentís que la situación te abruma, puede que tengas que darte tiempo para el proceso de duelo.

  • Si ves que no lográs afrontar esto solo/a, siempre podés buscar ayuda profesional.

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