7 técnicas para desactivar pensamientos negativos
Te acercamos herramientas que aporta la Psicología y la Neurociencia. También te detallamos ideas desde la Programación Neurolingüística (PNL).
4 de julio de 2023 • 14:00
Pensamientos negativos: ¿cómo superarlos? - Créditos: Getty
Para desactivar los pensamientos negativos no es necesario polarizarse: no queremos ser 100 % positivas, esa es una meta irreal, incluso tóxica y no es el camino hacia donde no nos queremos dirigir. Pero sí creemos importante aprender a reconocer y gestionar los pensamientos negativos que aparecen de manera automática. Esos que irrumpen a cada rato y en cualquier escenario drenando nuestra energía, rumiando, y sin sentido.
A veces, los pensamientos negativos vienen acompañados de una situación puntual y, en ese caso, está bueno brindarle espacio para analizarlo y observar si hay una solución posible. En cambio, cuando son ideas o pensamientos que nos hacen sentir miedo, baja autoestima, tristeza o ansiedad, y se instalan en nuestra cabeza con fuerza y no nos dejan accionar, hay algunas técnicas e ideas que podrías poner en práctica.
Como dice la psicóloga Claudia Feler, un pensamiento negativo no se apaga bajo una imposición: no dejás de pensar en lo negativo porque vos le digas a la mente que no piense más en ello. A este tipo de pensamientos los describe como aquellos que “aparecen de manera automática, rumiante, y no desaparecen a fuerza de decirles que hay que dejar de pensar en eso", y asegura que, muy por el contrario, "lo único que se logra al intentarlo es encender más el fuego de ese tipo de pensamientos”.
Jerarquizar y ordenar los pensamientos
Aunque sean negativos, es importante darles una chance: el pensamiento negativo refleja algo que “te preocupa e inquieta”, y eso la mente lo traduce como “algo a resolver”. Por eso, prestarle atención y jerarquizarlo puede ser un buen primer paso para salir del automático.
“Preguntate a qué le estás dando tanta energía y por qué le estás dando ese nivel de importancia. Por ejemplo: si tiene que ver con mi trabajo lo que me tiene mal, ya sea con un jefe o con algo puntual de las tareas que desarrollo, es un tema importante y necesario darle espacio sin juzgarlo para que se desarrolle y nos muestre qué posibles vías de solución encuentra”, detalla.
En cambio, si por una mala contestación de un desconocido en la calle –o cualquier otra situación superficial- todo tu día se tiñe de gris, existen distintas herramientas para desactivarlo, o al menos, esquivarlo.
Siguiendo la línea del pensador Nassim Taleb, Claudia nos remarca algo que aprendió de él: el cerebro se vuelve más inteligente y tiene más capacidad de resolver los problemas de la vida diaria cuando dejás que aparezcan todos esos pensamientos aparentemente negativos sin juzgarlos.
Y lo explica así: “Que un pensamiento te haga sentir negativa, muchas veces no tiene que ver con lo que estás pensando, sino con cómo te estás juzgando por estar pensando determinada cosa. Por ejemplo, en una ruptura amorosa, podés estar rumiando sobre cómo sucedió la ruptura, volviendo una y otra vez a eso que le dijiste y eso que te dijo, y pensando en qué le hubieras podido decir, como intentando resolver un problema matemático. En cambio, cuando lo liberás y lo dejás navegar, el cerebro se vuelve más inteligente”.
4 herramientas desde la Psicología y la Neurociencia
Ordenar el pensamiento: preguntarse a qué le estoy dando importancia y ponerlo en perspectiva. Darle una jerarquía.
Distraernos: distraerse puede ser una buena manera para salir del pensamiento automático negativo. ¿Cómo? Generando actividades concretas, desde tareas pendientes de trabajo, algo que nos guste hacer en la casa, salir a caminar con un destino fijo, y mil más. El movimiento ayuda.
Dejar que los pensamientos deambulen libres en momentos de relax: en los momentos de ocio o contacto con la naturaleza o cualquier otro escenario que nos haga sentir relajadas, darnos lugar para que el cerebro busque soluciones sin estar juzgando e intentando dirigirlo hacia otro lugar, y observar que aparecen mejores soluciones ante un determinado problema.
Conversar con otras personas: el neurocientífico Mariano Sigman recomienda la conversación como una de las formas posibles para poner fin a la rumiación. En palabras de Claudia sería “sacar” todas las palabras del espacio mental y llevarlas al terreno oral, porque, según dice, cuando le contás a alguien más lo que sentís podés armar una historia y en esa conversación podés ir descubriendo cuál es el verdadero sentido que tiene estar pensando en eso que hoy te preocupa. Llevarlo al terreno de la comunicación también puede ser por medio de la escritura.
3 herramientas de la la Programación Neurolingüística
La Programación Neurolingüística (PNL) es otra gran herramienta para cambiar la forma en que pensamos y nos comportamos. Te detallamos 3 formas principales para que pruebes.
1
Reformulá los pensamientos inútiles: tomar eso que te está perforando el cerebro y reformularlo puede ayudarte a obtener una perspectiva diferente de la situación. Un ejemplo clásico: si te sentís abrumada por una tarea, en lugar de decir "nunca voy a ser capaz de hacer esto", probá diciéndote: "esto es un reto que puedo superar".
2
Centrate en lo que sí podés controlar: a menudo nos sentimos ansiosos o deprimidos porque nos centramos demasiado en cosas que están fuera de nuestro control. Cuando te enfrentes a patrones de pensamiento negativos, es importante que te concentres en las cosas que realmente podés cambiar y en las que podés actuar ahora mismo. Olvidate de intentar cambiar el pasado o de preocuparte por el futuro y en su lugar enfocate en el presente y en lo que podés hacer hoy para mejorar las cosas.
3
Visualizate donde querés estar: la visualización es una poderosa técnica de PNL que puede ayudarte a crear resultados positivos. La propuesta: dedicar unos minutos cada día para preguntarte qué objetivos o situaciones te gustaría alcanzar y, luego, dedicarles un tiempo para visualizarlo. Al hacerlo estás enviando señales positivas a tu mente subconsciente, que trabajará para que esas visiones se hagan realidad.
En definitiva, las emociones negativas son tan importantes como las positivas. La clave parece estar en conocer cómo identificar estas emociones y trabajar con ellas (y no contra ellas) para que la vida sea más sencilla y placentera.
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