La teoría del flow: cómo dejarte fluir para lograr más felicidad
La teoría del flow fue propuesta por el psicólogo Mihály Csíkszentmihályi como un modo de lograr más felicidad. Practicá estas 5 habilidades para entrar en flow.
25 de junio de 2024
La teoría del flow: cómo practicarla para ser más feliz. - Créditos: Getty
¿Alguna vez te sentiste tan absorbida por una tarea que desaparecía el mundo exterior? Quizás estabas leyendo y no escuchabas a tu pareja o hijos que te llamaban. O tal vez estabas tan absorta trabajando en la compu que el ir y venir de tus compañeros de oficina no te molestaba. O estabas bailando en una clase y el grupo alrededor pareció desaparecer. ¿Te pasó? Esto se llama entrar en estado de flow y puede suceder de muchas formas y en muchos ámbitos.
Esta teoría, propuesta por el psicólogo Mihály Csíkszentmihályi, sugiere que cuando las personas se encuentran en un estado mental de flujo, pueden experimentar una sensación de felicidad y satisfacción al enfrentar desafíos y superarlos. Pero ¿qué significa “dejarse fluir”? ¿Es lo mismo que entrar en un estado de meditación? ¿Cómo influye en el rendimiento laboral y en la felicidad? En esta nota, te dejamos algunas pistas para descubrirlo y conectarte con tu propio flow.
¿De dónde viene la teoría del flow?
Mihály Csíkszentmihályi creció en Europa durante la Segunda Guerra Mundial. A los 8 años, se dio cuenta de que se repetían los casos de adultos que conocía que, aun habiendo vivido tragedias en la guerra, podían tener una vida normal y alegre. Así nació su interés por entender qué hace de la vida una digna de ser vivida.
Y casi por casualidad entró en el mundo de la psicología. Cuenta que estaba en un hotel para esquiadores en Suiza sin dinero y leyó en el diario que había una charla gratuita de alguien que iba a hablar sobre platillos voladores. Y pensó: “Bueno, dado que no puedo ir al cine, por lo menos iré gratis a escuchar sobre platillos voladores”.
El presentador de aquella charla resultó bastante interesante; en vez de hablar de pequeños hombrecitos verdes, habló sobre cómo la psiquis de los europeos que fueron traumatizados por la guerra los hace proyectar platillos voladores en el cielo. También acerca de cómo los mandalas de la antigua religión hindú son un tipo de proyección en el cielo. Un intento de recuperar cierto sentido del caos después de la guerra. El presentador era Carl Jung.
Así comenzó a estudiar psicología con el propósito de entender sobre las raíces de la felicidad. ¿Y qué descubrió? Rápidamente, encontró que el incremento en el bienestar material, el tener dinero, parecía no tener efecto en cuán felices somos. Entonces, se enfocó en mirar a personas creativas, artistas y científicos. Trataba de entender qué los hacía sentir que valía la pena utilizar sus vidas haciendo cosas de las cuales no esperaban ni fama ni fortuna, pero que les daban un propósito.
Fuera del tiempo y el espacio
El silencio es clave para la paz mental. - Créditos: Getty
Uno de los compositores que entrevistó describió lo que sentía al escribir: “El éxtasis es esencialmente un entrar en una realidad alternativa. Necesito solo un pedazo de papel donde pueda realizar algunas pequeñas marcas y mientras hago esto, puedo imaginar sonidos que no han existido antes en esa combinación particular. Esto es tan intenso como experiencia que siento casi como si yo no existiera”.
A ese estar absorto, con la sensación de estar fuera del tiempo y del espacio, lo denominó “experiencia óptima” o flow.
Csíkszentmihályi explica que nuestro sistema nervioso es incapaz de procesar más de 110 bits de información por segundo. Y para escucharnos y entender lo que estamos diciendo, necesitamos procesar alrededor de 60 bits por segundo. Por esto es que no podemos entender a más de dos personas hablándonos al mismo tiempo.
Cuando estamos realmente involucradas en un proceso completamente capturador, que puede ser crear algo nuevo u otra acción que nos haga sumergirnos en este tipo de concentración, no tenemos suficiente atención para monitorear cómo siente nuestro cuerpo o nuestros problemas en casa. No podemos sentir si estamos hambrientas o cansadas. Nuestro cuerpo desaparece, nuestra identidad se diluye de nuestra conciencia porque no tenemos suficiente atención para realmente hacer bien algo que requiere mucha concentración y, al mismo tiempo, sentir que también estamos existiendo.
Este proceso automático y espontáneo solo puede ocurrirle a alguien que está muy bien entrenado y que ha desarrollado la técnica de lo que está haciendo. No se puede crear algo sin menos de 10 años de inmersión en un conocimiento técnico en un campo particular, sea matemática o música. Ahora, cuando esto ocurre, el resultado realmente FLUYE.
¿Cómo hacemos para estar más en este estado?
Si bien su investigación se centra en el área del trabajo y la producción creativa, él ve que el estado de flow es aplicable a las relaciones y situaciones cotidianas. Incluso los malos momentos pueden transformarse en un desafío, en lugar de ser problemas.
Hay personas que han desarrollado su flow hasta tal punto que son capaces de traducir cada amenaza potencial en un desafío agradable y, por lo tanto, mantener una tranquilidad interior como un estado mental continuo. Csíkszentmihályi lo llama “yo autotélico”, y es alguien que “nunca se aburre, rara vez está ansioso, está involucrado con lo que sucede y fluye la mayor parte del tiempo”.
Parecería que estamos hablando de unos pocos grandes seres humanos como Sócrates, Gandhi o el Dalái Lama; pero, de hecho, hay múltiples ejemplos de gente común que es capaz de encontrar placer en las pequeñas cosas.
Practicá estas 5 habilidades para entrar en flow:
1
Establecer objetivos que tengan retroalimentación clara e inmediata. Te va a dar satisfacción.
2
Sumergirse en una actividad a la vez. No al multitasking.
3
Prestar atención a lo que sucede en el momento. Estar presente en el aquí y ahora.
4
Aprender a disfrutar de la experiencia inmediata.
5
Proporcionar las habilidades propias a cada desafío.
Prestarle atención a tu proceso
En realidad, el estado de flow es algo que conocemos muy bien pero quizá no lo tenemos identificado como tal. Tal vez nos pasa en la ducha, cuando bailamos, al conversar con alguien, o cuando estamos haciendo un Excel. Son esos momentos en los que solo estamos enfocadas en hacer lo que estamos haciendo y el mundo parece deternerse y cuando paramos, nos volvemos conscientes de que estábamos haciendo algo como dentro de un hechizo.
¿Vos sabés cuándo entrás en flow? Ese viaje de autoconocimiento puede ser súper poderoso para encontrar nuestra vocación, por ejemplo. A veces pensamos que no sabemos qué es lo que nos apasiona, o estamos en un trabajo que no nos gusta y no sabemos qué hacer con eso. Y si bien no son momentos de patear el tablero e ir a buscar fluir a la playa, sí tenemos la posibilidad de meternos en un flow que nos retroalimente de motivación, serenidad y presencia. Y, aunque no lo creas, esto puede ser en el medio de tu rutina laboral y el caos de la oficina. El punto es encontrar tu ritmo.
Estar atentas a cuándo entramos en este estado es información que vale oro. Ahí, donde estemos en flow, estamos haciendo algo que nos sale muy bien y nos calma. Es por ahí. Y quizá, conociendo tu fórmula para entrar en ese estado, puedas repetirla en más áreas de la vida.
Jugá a tu favor
“Pocas cosas son más tristes que encontrarse con una persona que sabe exactamente lo que debe hacer y, sin embargo, no puede reunir la energía suficiente para hacerlo”, decía Csíkszentmihályi. Es que es importante saber cuándo nos estamos jugando en contra para entender cómo jugarnos a favor. Si sabés que ahí, donde estás fluyendo, estás inmersa en actividades que aprovechan al máximo tus habilidades naturales y fortalezas, pará la música y prestá atención. Exactamente ahí, podés identificar en qué sos muy buena y cómo eso podría formar la base de tu carrera profesional y descubrir tus verdaderos intereses y pasiones.
Experimentar el estado de flow en diferentes actividades puede brindarte pistas sobre elecciones genuinas que podés empezar a hacer. Por ejemplo, si encontrás que te sumergís completamente en la resolución de problemas técnicos, quizá te llevarías bien con la ingeniería o la informática. O si te hallás en tu mejor momento cuando estás escribiendo, podrías explorar oportunidades en la redacción, el periodismo o la escritura creativa.
Casi siempre tendemos a pensar que lo que más disfrutamos solo ocurre durante los fines de semana o en nuestros momentos libres y así devaluamos nuestros talentos disponibles. Al identificar áreas en las que experimentamos el estado de flow, también podemos explorar todo su potencial para generar nuevos ingresos.
La calidad de vida podría ser esto: prestar atención a qué nos fluye y hacer de eso nuestro camino de desarrollo personal.
En tu lugar de trabajo
Es interesante observar lo que pasa en los entornos de trabajo con el estado de flow. ¿Alguna vez sentiste que estabas en un estado de completa inmersión y concentración en tu trabajo, que el tiempo parece detenerse, ya ni escuchás al resto de la oficina y todo fluye perfectamente? Es como estar en una danza armoniosa con tus tareas, en la que el rendimiento y la creatividad alcanzan su máximo potencial.
Para que esto pueda tener lugar, las personas tenemos que sentir que estamos en un entorno seguro para poder equivocarnos, hacer preguntas, probar cosas nuevas. Porque si la cultura de trabajo está más asociada al perfeccionismo que a los procesos de aprendizaje, entonces nuestra atención va a estar siempre puesta en no equivocarnos, en lugar de sumergirnos en la posibilidad de crear en el fluir.
Y no solo se trata de individualidad, ¡los equipos también pueden experimentar este estado de flujo colectivo! Eso siempre y cuando el entorno (y sus líderes) lo permitan.Cuando un grupo de personas comparte una visión común y trabaja en armonía, puede alcanzar un alto nivel de rendimiento. La comunicación fluida, la confianza mutua y el compromiso con un propósito compartido son clave para alcanzar este estado de flow en equipo.
Pero ¿cómo encontrar nuestra vocación dentro de este contexto? La vocación va más allá de simplemente tener un trabajo; se trata de encontrar un sentido de propósito y realización en lo que hacemos. Cuando estamos en sintonía con nuestras habilidades, pasiones y valores, es más probable que encontremos ese estado de flow en nuestra carrera. .